El maestro responde
Ya sea que el cuerpo esté inmóvil en meditación o activo en el bullicio de la vida, deja que la mente permanezca en el medio, siempre quieta, pura. Esto es un yogui, dice Eknath.
Many Voices, One Song
P. Maharaj Ji, has mencionado que Sardar Bahadur (Maharaj Jagat Singh) vivió siempre en el centro del ojo, y me preguntaba si podrías comentarlo. ¿Supongo que un satsangui puede llegar a la etapa en la que siempre esté en el centro del ojo, incluso cuando pasea durante el día?
R. ¿Qué significa estar en el centro del ojo? Significa que no dejas que tu mente se disperse en el mundo. No pierdes el equilibrio. La mente está totalmente quieta, y estamos siempre contentos y sentimos e irradiamos felicidad. Ese será el efecto de aquietar a la mente: estamos felices siempre, nada nos molesta.
P. ¿Cómo puede obtenerse un equilibrio entre la actitud materialista y la espiritual?
R. Cristo dijo que no se pueden tener dos maestros. O el dinero es nuestro maestro, o lo es Dios. Cuando estamos debajo del centro del ojo, nuestro maestro es la mente. Cuando estamos por encima, nuestro maestro es Dios. Para mantener el equilibrio en el mundo, debemos mantener la atención en el centro del ojo.
Si lo hacemos y estamos apegados al espíritu interior, podremos mantener el equilibro en el mundo. Seremos capaces de cumplir con nuestras obligaciones y alcanzar la meta para la que hemos obtenido esta forma humana. Esto es conservar el equilibrio.
Tenemos que afrontar las cuentas kármicas que hemos acumulado en vidas pasadas. Ese es el motivo por el que hemos tomado este nacimiento. Pero no debemos olvidar por qué se nos ha dado la oportunidad de nacer en esta forma humana: es para volver al Padre. Por eso Cristo nos dice: Si retiráis vuestra consciencia al centro del ojo y os volvéis uno con ese espíritu, con esa luz sagrada que hay dentro de vosotros, podréis desempeñar mejor vuestras funciones mundanas. Y además seréis capaces de regresar al Padre. Esto es conservar el equilibrio en este mundo.
P. Maestro, dices que la gente que medita consigue más fuerza de voluntad para pasar por sus karmas de destino. He oído a alguien decir que la gente que medita también puede volverse más violenta, enfadarse más que la gente que no medita. ¿Es eso cierto? ¿Es este el otro lado de la moneda?
R. Puede ser. Algunas veces la gente intenta encerrarse en una habitación y no quiere llevar una vida adulta natural y normal. Intentan meditar todo el día y la mente reacciona, y pierden el equilibrio. Se comportan de una manera anormal. La meditación es un proceso lento. Por eso es conocido como sahaj marg (el sendero natural). Tenemos que ser parte del mundo y también practicar la meditación. No podemos luchar con la mente día y noche. También tenemos que distraerla en asuntos mundanos, pero después volver a traerla a la meditación.
De otro modo, en ocasiones se crea demasiada represión y la mente puede reaccionar, a veces, de manera violenta. No es un enfoque saludable. Por eso, nunca se nos aconseja cortar todas nuestras actividades mundanas y dedicarnos solo a la meditación. Tenemos que llevar una vida normal: ser parte de la sociedad normal y luego también hacer nuestra meditación.
La meditación es una forma de vida, no es encerrarse en un cuarto, cortar todas las relaciones y sentarse a meditar. Eso no es meditación. La meditación se debe reflejar en toda la vida, en el día entero. Se convierte en parte de nuestra vida, nuestra forma de vida. De esta manera el día entero se pasa en meditación.
P. Quisiera saber si se debe afrontar un problema directamente, o si se sabe interiormente lo que está bien o no.
R. No deberíamos alterarnos interiormente. No deberíamos perder el equilibrio. Sabemos que esas cosas pasan y que cada uno tiene que pagar sus propios karmas. La gente no hace más que bailar al son de su mente, así que tenemos que adaptarnos. Si intentamos resolver los problemas del mundo, nunca lo conseguiremos. Lo único que podemos hacer es elevarnos por encima de esos problemas. Si nos proponemos arrancar todas las espinas del mundo, nunca lo conseguiremos, pero si nos ponemos unas botas resistentes, los pinchazos no nos molestarán. Deberíamos elevarnos por encima de estas cosas mediante nuestra práctica espiritual y no dejar que nos afecten demasiado.
M. Charan Singh. Perspectivas espirituales, vol. III