Aplicación en la práctica
Con todo tu amor, aférrate a los pies del santo
y persevera en devoción a él con tu mente,
con tus acciones y con tus palabras.
Goswami Tulsi Das, del libro Sultán Bahu
El Gran Maestro dice en Joyas espirituales:
Un niño va a la escuela y asiste a su clase. Le permiten cambiar a una clase superior si ha hecho su trabajo regularmente y se encuentra preparado. Por el contrario, si ha estado asistiendo a clase pero no ha aprendido, tendrá que repetir el mismo curso. Supón que en lugar de asimilar sus estudios, adquiere malas costumbres y por consiguiente se atrasa; seguro que se le enviaría a una clase inferior.
Estas palabras del Gran Maestro nos recuerdan las explicaciones del maestro referidas a la importancia de la actitud y nuestra aplicación en la práctica de la meditación. No es solo el hecho de estar en una buena escuela y tener buenos profesores lo que garantiza el éxito, sino que es imprescindible nuestra dedicación a la meditación, a las enseñanzas.
Cuando le preguntamos al maestro en torno a las dificultades o problemas que nos surgen cuando estamos meditando, su respuesta, llena de comprensión y compasión, con el propósito de infundirnos ánimo y sacarnos de nuestra desorientación y apatía, siempre responde a nuestra inquietud. Porque él quiere que seamos positivos y que no malgastemos nuestro tiempo preocupándonos ni tan solo un instante. La preocupación mental solo nos desgasta, produce pesar, es una pérdida de tiempo y menoscaba directamente nuestro trabajo de la concentración. Él maestro quiere que le pongamos freno a nuestra tortuosa mente y pasemos a la acción, de donde vendrá toda satisfacción personal.
Por ejemplo si estamos enfermos, él nos recuerda que meditemos haciendo lo que buenamente podamos, ya que el Padre no ignora ni nuestra condición ni nuestros esfuerzos. Si nos encontramos en las primeras etapas del camino, nos habla cual padre amoroso al hijo que está aprendiendo a andar, diciéndonos que un paso nos llevará a otro paso, que empecemos incluso dividiendo el tiempo de meditación en periodos, con el fin de llegar a hacerlo, progresivamente, todo de una vez. Y si llevamos cuarenta años en el sendero y nos dormimos meditando, él nos dice que hay que superar esa etapa, y que de hecho la superaremos.
Los maestros suelen advertirnos de dos aspectos muy importantes en la aplicación a la práctica espiritual: el primero es estar alertas en el momento de meditar, y el segundo es reflejar en la vida diaria el ambiente de paz y amor que obtenemos durante la práctica interior.
Baba Ji nos aconseja que tengamos cuidado de no convertir la meditación en un ritual, en algo que hacemos diariamente sin siquiera pensar por qué lo hacemos. Al prepararnos para comenzar nuestra práctica de meditación, podemos recordar las razones por las que nos disponemos a meditar y cuál es nuestra meta.
Nuestra única preocupación debe ser mantener mentalmente el simran en el centro del ojo y ser receptivos al sonido. Nuestra parte en la meditación es mantener nuestra atención en el esfuerzo, no en los resultados. El esfuerzo depende de nosotros. Los resultados no.
Cuando nos sentamos en meditación con un corazón pesado, lleno de cargas y preocupaciones, es muy difícil llevar nuestra atención al centro del ojo.
Este es un sendero de devoción, donde nuestros sentimientos también juegan un papel importante respecto al maestro al que amamos. Por eso, recordemos las palabras del Gran Maestro en el libro La llamada del Gran Maestro: “Imagina que estás sentado en meditación. Si la interrumpes tan pronto como tus miembros empiezan a doler, como consecuencia de la retirada de la corriente del alma de tu cuerpo, no estarás actuando como un verdadero amante. Un amante verdadero sufre toda clase de dolor para conseguir un vislumbre del Señor”.
Como parte de la preparación de nuestra meditación matutina, podemos comenzar la noche anterior por tomar una cena ligera y por acostarnos temprano. Al irnos a la cama, podemos quedarnos dormidos haciendo nuestro simran. De esta manera, cuando despertemos encontraremos que es más fácil concentrarnos en la meditación.
La meditación debe reflejarse en cualquier instante de la vida diaria, tiene que ayudarnos a no apartar nunca nuestra mirada del maestro. Debemos involucrarnos personalmente en mantener un ambiente a nuestro alrededor donde se respire la presencia del maestro, y eso repercutirá, sin duda, en una mejor concentración.
Estás construyendo esa atmósfera a cada momento para tu meditación diaria. Todo cuanto hagas debe prepararte conscientemente para la meditación siguiente.
M. Charan Singh, Muere para vivir
… No te alegres excesivamente en momentos de felicidad
y asume el pesar sin amargura.
No te olvides del maestro ni por un instante,
en la felicidad o en el dolor confía solo en su ayuda.
El maestro y el Shabad son tus amigos.
Tenlos en tu corazón; nada más importa.
Ellos son el único Señor, el verdadero Creador
que un día te llevarán a través del océano.… El maestro y el Shabad
cuidan constantemente de lo que más te conviene;
son los protectores de tu cuerpo y de tu mente.
Sé agradecido y llévalos siempre en tu corazón;
ellos apartarán todo dolor de tu vida,
pero ¿qué pueden hacer? Tu mente no es digna,
pues sigues dejándote llevar por las corrientes del veneno.
No aceptas sus consejos
y una y otra vez vuelves a los placeres sensuales.
Esta es la razón por la que sufres castigos,
no obstante no escuchas, insensato de ti.Ahora debes sobrellevar todo lo que te suceda,
pero puedes acudir al maestro e implorar su ayuda.
Apresúrate y aférrate a él con fuerza,
pues solo él te salvará.
Debes estar atento y buscar la protección a sus pies,
tu único refugio.
Día y noche has cometido todo tipo de faltas
e ignorado el consejo del maestro.
En consecuencia, ahora sufres las penalidades
de las que solamente él te puede redimir.
Permanece en compañía de Radha Soami
para que vuelvas a escuchar el Shabad de Agam.
Soami Ji, Sar Bachan Poetry
Si me das felicidad, te alabo.
Si me das sufrimiento, te contemplo.
Si me das hambre estaré satisfecho.
En el dolor siento placer.
Si me mantienes cerca de ti,
medito en ti.
Si me castigas y me echas,
te llamaré.
Si la gente me alaba,
es por tu gloria.
Si me calumnia,
no te abandonaré.Es tan solo un auténtico devoto,
el que sabe que la adoración consiste
en vivir exclusivamente dentro de su voluntad.
¡Oh santos!, aquel que acata
la voluntad de Dios,
vive en la dicha.
Al final, es solamente su Nombre
lo que nos acompaña
Adi Granth, del libro Filosofía de los maestros, abrev.