Fe en el maestro espiritual
El maestro solo desea que le consideres como
a un hermano mayor o como a un amigo,
que sigas sus instrucciones como las de un
benefactor, y que trabajes firmemente para
alcanzar los planos superiores dentro de ti.
Cuando llegues a ellos verás por ti mismo
la posición y dignidad del maestro en esas
regiones.
Maharaj Sawan Singh. Joyas espirituales
Sentimos admiración, respeto y devoción por el maestro, pero mientras no le percibamos interiormente, tan solo estaremos moviéndonos en el terreno de lo emocional e intelectual. Porque en realidad no sabemos quién es el maestro, y si no lo sabemos, ¿cómo podemos confiar y tener una fe plena en alguien a quien no conocemos?
Hazur Maharaj Ji comenta las enseñanzas de Cristo en el libro Muere para vivir:
… Ahora tienes todo tipo de dudas acerca de mí, pero cuando me veas interiormente no tendrás ninguna duda. De manera que aun cuando amemos al maestro, aunque tengamos fe y devoción en el maestro exteriormente, todavía hay algo dentro de nosotros que nos impide tener una fe completa, todavía aparecen algunas dudas constantemente.
Hemos asistido a reuniones con el maestro en las que alguien le ha expresado sus dudas. Y Baba Ji ha comentado que todos los que están sentados escuchándole en ese momento también tienen dudas, aunque no lo digan. Por eso, él muchas veces nos hace reflexionar sobre estas cuestiones: ¿Quién es el maestro? ¿Es el cuerpo o es algo más? ¿Es solo lo que ven nuestros ojos y lo que nuestra menta juzga y analiza?
Nuestras emociones son variables y las proyectamos en el maestro. Si por ejemplo, él empezara a comportarse de una forma que nosotros consideráramos que no es propia de un maestro espiritual, entonces dejaríamos de creer en él.
Intentamos poner al maestro dentro de conceptos prefabricados por nuestra cultura y educación, lo reducimos a esa pobre perspectiva. Pero en algún momento debemos de parar de darle rienda suelta a la mente y entender, como dice el Gran Maestro en la cita introductoria, que debemos esforzarnos por lograr la realización interior, y alcanzar esa conciencia superior que nos permita ver por nosotros mismos quién es el maestro realmente.
Hazur Maharaj Ji dice en Spiritual Perspectives, vol II:
La pregunta es, ¿qué es el maestro? […] el maestro no es el cuerpo, es el Shabad interior. ¿Cómo podríamos fundirnos en él sin la meditación? El maestro es el Shabad, la melodía divina que está en el interior de todos nosotros, y tenemos que fundirnos en él para convertirnos en ese ser.
Y continúa Hazur Maharaj Ji en Muere para vivir:
Todas las dudas desaparecen y se resuelven cuando ves la forma radiante del maestro. En ese momento hay una convicción auténtica. […] A partir de ahí, aunque el mundo entero se vuelva contra ti, no te preocupará nada. La fe que desarrollamos mediante la satisfacción de nuestro intelecto o por el razonamiento puede tambalearse en ocasiones, pero no ocurre lo mismo con la fe interior.
Efectivamente, se está refiriendo a esa fe verdadera que –como explica Baba Ji– solo tenemos cuando mediante la experiencia, sabemos por percepción directa y personal. Y hasta que no tengamos este tipo de fe, estamos sujetos a los vaivenes de la mente. Hoy creemos y afirmamos, y mañana tal vez negamos…
¡Es curioso como aseveramos tantas cosas de las que solo tenemos ideas o conceptos! Basta que acontezca un gran problema en la vida y nos desequilibre, para que veamos lo superficial que es nuestra fe en el maestro; incluso podemos llegar a recriminarle o culparle de nuestra mala racha. Así lo dice el Gran Maestro en Joyas espirituales:
A veces ocurre que la mente pierde la fe incluso en el maestro, y nos ofrece las razones más extrañas para argumentarlo.
En respuesta a las diversas expresiones de nuestras dudas sobre el maestro o las enseñanzas, Baba Ji nos explica, con contundencia, que eso ocurre porque nuestra comprensión está basada en los conceptos. Y entonces, él nos sugiere que empecemos de nuevo con una base más sólida y más firme. Nos dice que volvamos al ABC de Sant Mat: que practiquemos las enseñanzas, que nos afiancemos en la práctica. Porque si decimos que tenemos fe en el maestro, que le amamos, pero es un amor de palabras y que no se sustenta en la meditación, entonces, solo nos estamos engañando a nosotros mismos. Estamos intentando convencernos de que le amamos, pero es falso. En el amor verdadero tenemos experiencias interiores al nivel del Shabad. Y ese amor es el verdadero. Si no es así, hoy podemos sentir amor y mañana tal vez no.
De ahí que Hazur Maharaj Ji diga en Spiritual Perspectives, vol. III:
La experiencia interior da profundidad a nuestro amor.
Tenemos que ser honestos y darnos cuenta de que, dadas nuestras limitaciones, no comprendemos al maestro porque su esencia no es del plano material ni mental, sino espiritual (él es Shabad). Y a menos que trascendamos estos planos, nuestra comprensión de quién es el maestro es limitada, es un concepto, y por tanto nuestra fe es también inestable.
Con una expresión un tanto poética, captamos la idea de la grandeza e inmensidad del maestro expresada por Kabir en el libro Kabir, the Great Mystic:
Si toda la superficie de la tierra fuese convertida en papel, y todos los bosques en plumas, y los siete océanos en tinta, nunca podrían describir la grandeza de un gurú.
Debemos desistir de encerrar al maestro en lo que la mente nos impone. Y si no tenemos verdadera fe, al menos sigamos con estricta obediencia las instrucciones de las enseñanzas que nos ha dado el maestro. Basemos nuestra seguridad en el sendero, viviendo las enseñanzas de todo corazón; poniéndolas en práctica sinceramente. Eso es lo mejor que podemos hacer para salir de la confusión, la falsedad y la inseguridad a la que nos confina la mente. Si no hay obediencia, si no seguimos las enseñanzas que el maestro nos da, fracasaremos.
Es tan sumamente intrincado el camino interior, que si no confiamos de verdad en el maestro espiritual, si no nos asimos a su mano guía, siempre estaremos extraviados por los mismos precipicios, siempre estaremos dando vueltas en el mismo punto.
¿Alguien ha visto alguna vez que una flecha sin arco alcance el blanco? Igualmente es el camino; sin esa confianza en el maestro, nunca podremos llegar a nuestra meta, careceremos de su fuerza impulsora y correctamente dirigida.
En el libro A Wake up Call leemos:
Nos lleva años de práctica en el sendero espiritual pasar de una aceptación superficial del maestro y sus enseñanzas, a una incuestionable y firme confianza, nacida de un profundo amor.
Si la fe y confianza en el maestro fueran profundas nada perturbaría nuestras vidas, y estaríamos siempre en un estado de equilibrio, contento y fortaleza permanentes.
Hazur Maharaj Ji en el libro Legado espiritual comenta:
Existen personas tan desarrolladas espiritualmente que no les afecta lo que está pasando, aunque estén afrontando día y noche una tragedia. Los karmas son los mismos, mas los efectos son diferentes según las personas. La meditación nos ayuda, porque nos hace más fuertes espiritualmente y no perdemos así nuestro equilibrio al afrontar tales karmas: no sentimos sus efectos.
En este sentido, hay un conocido relato citado en el libro A Wake up Call que dice así:
"Un guerrero y su esposa estaban cruzando el mar para llegar a una isla en un pequeño bote. De repente, una feroz tormenta sacudió su pequeño bote. Zarandeándose brutalmente, con olas rompiendo en los costados, el bote parecía estar a punto de zozobrar.
La esposa estaba aterrorizada, pues sabía que si el bote se inclinaba y volcaba seguramente se ahogarían, y comenzó a temblar y llorar. Mientras tanto, el guerrero permanecía inmóvil. La esposa suplicó a su esposo que hiciera algo para salvarlos. Él continuó sentado sin moverse, totalmente en paz. Al escuchar el ruido de la tormenta, ella le gritó: ‘¿Vas a dejar que nos ahoguemos? ¿Por qué no haces algo?’.
Al oír esto, el guerrero silenciosamente sacó su espada de la funda y la sostuvo amenazadoramente contra la garganta de su esposa, pero ella comenzó a reír.
‘¿Por qué te ríes?’. Preguntó el marido. ‘Esta espada es muy afilada; solo un movimiento y te cortará la garganta’. A lo que ella respondió con confianza: ‘La espada puede ser peligrosa, pero está en tus manos. Y eso es suficiente para mí. Confío plenamente en ti, por eso no tengo miedo’.
El guerrero puso de nuevo la espada en su funda diciendo: “Pues igualmente esta tormenta está en manos del Señor, por eso no tengo miedo”.
Nosotros también estamos tratando de cruzar las bravas aguas de la tormenta de la vida hacia la lejana orilla de la Verdad. Y la lección que debemos entender, de una vez por todas, es que mientras sigamos confiando en nosotros mismos, en nuestro intelecto para caminar el sendero espiritual, la mente nos confundirá y enredará intentado darle sentido a las cosas. Sin embargo, si confiamos en el maestro, pondremos sus instrucciones en acción.
No hace falta intelecto para entender la Verdad. No se necesita el análisis para captar las verdades que el maestro enseña, solo hace falta amor, solo confianza. Por eso la mente debe aquietarse y entrar en un profundo silencio, para abrirse a una perspectiva superior que solo viene con la meditación. De esta forma dejaremos de tener conceptos preconcebidos, y de creer que lo sabemos todo. Entonces callaremos y escucharemos al maestro.
En el libro A Wake up Call leemos:
Por eso se dice que mientras más cerca estemos del amor del maestro, más seguros estaremos, y cuanto más nos afiancemos en el intelecto, más lejos, más inestables, más vulnerables.
La fe auténtica nos hace ser conscientes de que todo lo que acontece es únicamente para nuestro bien. En la historia mencionada hay algo destacable: “… esta tormenta está en manos del Señor…”, dice con convicción el guerrero que cruzaba el mar, y es esa fe lo que le da el convencimiento de que nada malo podrá ocurrirle: sabe que todo lo que pase es para su bien.
Nuestra vida como iniciados está dirigida por el maestro. En el libro Legado espiritual, Hazur Maharaj Ji dice:
Cuando un maestro inicia a un discípulo, se hace responsable de llevarlo de vuelta al Padre. […] cualesquiera sean las acciones de ese espíritu, el maestro se responsabiliza de ellas y rinde cuentas por cuanto se deba a Kal en esta creación. El maestro se hace cargo del karma del discípulo y le ayuda a quemarlo por medio de la meditación. Le ayuda de otras muchas formas a librarse de sus karmas, hacer que brille el alma y, finalmente, llevarla de vuelta al Padre.
Entonces, todo lo que pase o nos llegue a nuestra vida, viene de su mano.
Y añade Hazur Maharaj Ji:
Todo depende del maestro; él actúa por el máximo interés del discípulo.
Recordemos cómo los maestros insisten en que si es fortuna lo que es bueno para el discípulo: así será, y si es adversidad: así será también; ocurrirá lo que sea mejor para acercarle y unirle al maestro. Este es el trato en esta relación espiritual: en la felicidad y en la adversidad, su cuidado no cesa. Además, con la ventaja a nuestro favor de que cuando las cosas se ponen difíciles y sufrimos, él –como el alfarero que moldea una pieza de arcilla sujetándola con una mano por dentro y golpeándola externamente con la otra– nos sostiene por dentro, infundiéndonos fuerza y valor para enfrentarnos a las situaciones, mientras permite que externamente llegue o acontezca la adversidad.
Con confianza en el maestro podemos darle la vuelta a todo, no importa lo difícil que sea. Debemos estar convencidos de que todo está bien y, sencillamente, seguir el camino sin olvidar que él está con nosotros a cada momento. Nada negativo nos toca cuando tenemos esa confianza. Incluso los problemas tan solo son una forma de llamar con un nombre a una situación que no se ajusta a nuestros deseos, como muchas veces nos ha explicado Baba Ji, por eso podemos afrontarlo todo y salir adelante airosos y renovados. Todo puede acercarnos al maestro si tenemos confianza plena en él.
Por tanto, para un discípulo que cumple realmente con las enseñanzas, llega un momento en que su mente queda bajo control, y entonces piensa en lo más profundo de su ser: ¿qué hay que cuestionar? No hay dudas ni palabras, todo lo que acontece se le revela como obra de Dios. Solo desea y le ruega, que el maestro le mantenga por siempre fiel a él.
Afronta la vida animosamente, con paciencia y valentía, recordando que el Señor está ahí para ayudarte y guiarte si pones tu confianza en él. Atiende a tu simran. Ten siempre contigo los nombres sagrados a lo largo del día. El simran tiene un gran poder, y te dará mucha fortaleza. Tu meditación es la panacea para todos los males. Algún día, ella te sacará de este ciclo de nacimientos y muertes y te dará la vida eterna.
Maharaj Charan Singh. En busca de la luz
Solo un raro devoto, oh Señor,
repite tu Nombre.
Él, el Altísimo, siempre está presente;
pero sin fe y sin amor,
¿cómo invocarás su gracia?
Considera igual penas y alegrías
y con firmeza inmoviliza tu mente.
Dirige los sentidos y la mente hacia el Señor
y permanece siempre absorto en él.
Kabir, el tejedor del Nombre de Dios
Únicamente podemos sentir devoción
hacia alguien superior a nosotros;
y solo absorberemos sus cualidades
en la medida de nuestro amor y fe a él.
El maestro está lleno de esas cualidades
y poderes espirituales, y nosotros
nos enriquecemos de esos poderes
y cualidades según el grado de nuestro amor
y devoción hacia él.
Maharaj Sawan Singh. Filosofía de los maestros, vol. II
El amor nos ayuda a meditar. El amor nos
fuerza a meditar. Cuando se quiere a alguien,
nos gusta estar siempre con esa persona. Si
amamos al maestro y está dentro de nosotros,
pondremos todos nuestros esfuerzos en estar
con él, porque estamos intranquilos sin él.
¡Queremos estar con él!
Maharaj Sawan Singh. Joyas espirituales