La fe es la base de la devoción
Si el camino es largo y resbaladizo, la fe en el
maestro y la práctica de la corriente del sonido
fortalecerán el equilibrio, y la perseverancia
y el valor nos acercarán al final de nuestro
camino.
Maharaj Sawan Singh. Joyas espirituales
¿Por qué debemos tener devoción y amor por un maestro? Porque un maestro –que es la manifestación de la realidad suprema y está dotado de sabiduría ilimitada, amor y compasión– desciende de su morada de bienaventuranza a este mundo oscuro y trabaja sin descanso, haciendo caso omiso a todas sus dificultades e incomodidades, con el único propósito de liberar a los buscadores. Es natural y necesario, por tanto, que la gente esté inmensamente agradecida y profese una enorme reverencia, adoración, fe, devoción y amor a un benefactor espiritual tan abnegado. Y esta actitud de fe, amor y devoción del discípulo hacia su maestro, es esencial para la realización de la meta espiritual última.
La fe es en realidad el fundamento de la devoción (bhakti), ya que cuando se arraiga firme y profundamente, se transforma naturalmente en amor y devoción. Finalmente, la fe se convierte en devoción plena.
Según el budismo, un aspirante espiritual debe ampararse en: Buda (maestro), el dharma (las enseñanzas) y en su comunidad espiritual, al tiempo que se embarca en el viaje espiritual. Ampararse en el maestro iluminado significa rendirse a él, eliminar el ego y seguir totalmente sus instrucciones y disciplina. Significa obedecer sus enseñanzas y confiar la propia vida y el bienestar espiritual en sus manos. Ahora bien, debe entenderse que el buscador espiritual que adopta la protección de Buda no se ampara en un ser humano. Buda, el Iluminado, es el Dharmakaya o el Tathdagata (realidad suprema) manifestado –la realidad suprema en forma humana–. Él tiene el poder de hacer que otros sean conscientes de su verdadera naturaleza, su naturaleza búdica, que es también la propia esencia del buscador. Solo un ser que se ha unido al Dharmakaya es digno de la fe y el amor del discípulo.
Sin embargo, para que el devoto –en su reverencia, fe y amor– no comience a adorar la forma humana del Iluminado, Buda desalienta la veneración de la forma física. En el momento de su muerte, cuando le estaban ofrendando flores y polvo de sándalo, Buda le explicó a Ananda el modo verdadero de adorarle:
Ananda, aunque todas estas ofrendas se hacen en honor al Tathagata, no es esta la manera apropiada de honrarle, venerarle, reverenciarle y adorarle. Si los monjes, monjas y discípulos laicos viviesen de acuerdo con mis enseñanzas y las siguiesen estrictamente, estarían honrándome y venerando de forma correcta, y guardándome el respeto y reverencia verdaderos.
La fe que Buda tanto remarca no es una fe ciega o irracional, sino que se basa en la atenta observación del maestro y en la cuidadosa comprensión de sus enseñanzas. La fe es absolutamente compatible con una investigación abierta y con un cuestionamiento crítico. Las dudas en relación al maestro, la doctrina (…) deben resolverse mediante la práctica de las enseñanzas y reemplazarse gradualmente por la fe.
Extraído del libro: Buddhism, Path to Nirvana
Nuestro miedo más profundo
no es que seamos incapaces.
Nuestro miedo más profundo
es que somos poderosos,
más allá de cualquier medida.
Lo que más nos asusta
no es nuestra oscuridad,
es nuestra luz.
Nos preguntamos:
¿quién soy yo para ser tan brillante?,
¿tan magnífico, talentoso y fabuloso?De hecho, ¿por qué no habrías de serlo?
Eres un hijo de Dios.
El que te hagas el modesto
no le sirve de nada al mundo.
No hay nada iluminado en achicarse,
para que otras personas no se sientan
inseguras cuando están contigo.Nacimos para hacer manifiesta
la gloria de Dios que está en nosotros.
No está solo en algunos de nosotros; está en todos.
Y a medida que dejamos que nuestra luz brille,
inconscientemente le damos a los demás permiso
para hacer lo mismo.
Marianne Williamson, citado en Meditación viva