El sonido de la realidad
Nadie puede describir la grandeza
de ese momento
en el que la mente queda inmóvil
y el alma entra en un estado
de completa absorción.
Al despertar a los resonantes sonidos
del Anahad Shabad interior,
he complacido a mi maestro, mi gurú supremo.
Soami Ji. Sar Bachan poesía
La ciencia espiritual y la ciencia material están totalmente de acuerdo en que la creación y la conservación de nuestro universo se realizan por una fuerza o energía vibratoria omnipresente. Cristo dice en Juan 1:1-3:
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por él fueron hechas todas las cosas; y sin él no se hizo nada de cuanto existe.
No es coincidencia que Jesucristo llamase Verbo o Palabra a esta energía vibratoria. Como cualquier palabra, también esta Palabra o Verbo es una energía que tiene una frecuencia de vibración y emite un sonido. Sin embargo, a diferencia de una palabra común, la Palabra tiene un poder magnético intrínseco. La Palabra o el Verbo de Dios al que se refiere Cristo no es un conjunto de símbolos que se pueden hablar en cualquier idioma, porque ¿cómo este tipo de palabras podrían tener el poder de crear el universo? Tampoco es la palabra escrita de las escrituras; ya sea de la Biblia o de cualquier otro libro sagrado. Con esta Palabra se quiere indicar el poder infinito que hay detrás de todos los poderes, la misma vida y amor del Ser supremo, una energía que emana continuamente de él. Es la fuerza de la vida misma de la creación y está presente en todo.
… La enseñanza del Verbo no es ninguna cosa nueva. De hecho, los grandes místicos afirman que ha existido desde el principio, y con docenas de nombres diferentes ha sido impartida en todas las épocas a aquellos que estaban preparados para recibirla.
En el libro God’s Whisper, Creation’s Thunder leemos:
Cualquiera que desee hacer el viaje hacia la verdad final, debe sintonizarse con la onda sonora que se manifiesta como vibración audible: el sonido de la realidad última. Este sonido no se escucha con los oídos físicos sino por medio de una facultad del alma.
El místico Maharaj Sawan Singh dice que ‘se oye con los oídos del alma (…) Este sonido es en realidad Dios en acción (…) Dios se proyecta en todas las cosas y se revela de esta forma (…) Es la música eterna la que resuena en el interior (…) Lo que escuchamos en nuestro interior es su reverberación, y cuando la percibimos la mente se inmoviliza’. A través de la concentración, la energía de nuestra conciencia se eleva hasta un nivel en el que es atraída por la fuerza magnética del Verbo. Entonces, el alma goza escuchando lo que ha sido llamado música divina o música de las esferas.
… Maharaj Sawan Singh escribe que ‘el Verbo resuena constantemente dentro de cada átomo. No lo oímos porque no estamos en contacto con él interiormente’. ¿Qué nos impide contactar con esta energía? La falta de concentración. La felicidad perfecta, la ciencia y el amor se encuentran dentro de nosotros, no fuera. Sin embargo, virtualmente toda nuestra atención está desparramada en el exterior, en las sensaciones, imágenes, emociones y pensamientos materiales. Los reinos interiores nos resultan desconocidos. Si bien nos las arreglamos para cerrar los ojos y olvidar por un momento el mundo exterior, la conciencia de nuestro cuerpo físico permanece. Esto también nos mantiene dentro de la realidad limitada.
Maharaj Charan Singh escribe: ‘El Espíritu está incluso ahora en nuestro cuerpo. El alma es únicamente un rayo de ese Espíritu, y está extendida por todo el cuerpo (…) tenemos que retirar de nuevo esa conciencia al centro del ojo espiritual para que sea atraída por el Espíritu e impulse al alma hacia arriba. El Espíritu está en todas partes, pero hemos de retirar nuestra conciencia a ese lugar donde puede atraer al alma como un imán’.
La meditación contemplativa eleva al alma a un plano de conciencia donde se une con la energía consciente del Espíritu.
Espiritualidad básica
Mi maestro me ha enseñado una lección:
se repite a sí mismo, sin que yo lo repita.
Cuando me tapo los oídos con mis dedos,
sin oír, escucho sus melodías.
Mis ojos anhelan tener un vislumbre de él;
sin ver, contemplo su radiante rostro.
El Amado habita en cada corazón, oh Bahu,
de incontables maneras se me ha revelado.
Sultán Bahu
¡Oh amigo!, escucha el resonante sonido del
Shabad, que suena por todo el firmamento.El agua que se vuelve turbia mezclándose
con la tierra, queda limpia de toda impureza
cuando es filtrada.Ondas de pura felicidad emanan del corazón,
cuando se quita la herrumbre que lo recubre.Toma la flecha, serénate, tensa el arco,
apunta con precisión al blanco y perfora el
firmamento.El mundo invisible está contenido en el ojo
humano. Así lo dicen y describen todos los
hombres de ciencia interior.Con tu ojo espiritual, contempla a Brahmand.
cuando ese ojo esté abierto todas las cosas
te serán reveladas.En Sunn el alma oirá el incesante repique del
sonido, allí descubrirá y conocerá la esencia
del Nombre.¡Oh Tulsi!, solamente conocerán ese perfecto
estado, quienes lo hayan visto y experimentado
por sí mismos.
Tulsi Sahib, el santo de Hathras