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Julio 2018
Introducción…
El sonido de la realidad
Cartas espirituales
La ciencia del alma
El maestro responde
La verdad de lo que no vemos
Lo que eres, tú no lo ves: lo que ves es tu sombra …
Infinita es su libertad
Se te conoce por robar el corazón, la gloria de tu asociación es incomparable …
Dos preguntas
Si queremos descubrir la naturaleza de la verdad, ¿a qué lugar del mundo iremos? …
Crecer espiritualmente
Hasta un pequeño momento separado de Él es un imposible; esta unión va más allá de las palabras …
Vivir con sensatez
Las cuatro etapas de la vida
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El sonido de la realidad
Nadie puede describir la grandeza
de ese momento
en el que la mente queda inmóvil
y el alma entra en un estado
de completa absorción.
Al despertar a los resonantes sonidos
del Anahad Shabad interior,
he complacido a mi maestro, mi gurú supremo.
Soami Ji. Sar Bachan poesía
La ciencia espiritual y la ciencia material están totalmente de acuerdo en que la creación y la conservación de nuestro universo se realizan por una fuerza o energía vibratoria omnipresente. Cristo dice en Juan 1:1-3:
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por él fueron hechas todas las cosas; y sin él no se hizo nada de cuanto existe.
No es coincidencia que Jesucristo llamase Verbo o Palabra a esta energía vibratoria. Como cualquier palabra, también esta Palabra o Verbo es una energía que tiene una frecuencia de vibración y emite un sonido. Sin embargo, a diferencia de una palabra común, la Palabra tiene un poder magnético intrínseco. La Palabra o el Verbo de Dios al que se refiere Cristo no es un conjunto de símbolos que se pueden hablar en cualquier idioma, porque ¿cómo este tipo de palabras podrían tener el poder de crear el universo? Tampoco es la palabra escrita de las escrituras; ya sea de la Biblia o de cualquier otro libro sagrado. Con esta Palabra se quiere indicar el poder infinito que hay detrás de todos los poderes, la misma vida y amor del Ser supremo, una energía que emana continuamente de él. Es la fuerza de la vida misma de la creación y está presente en todo.
… La enseñanza del Verbo no es ninguna cosa nueva. De hecho, los grandes místicos afirman que ha existido desde el principio, y con docenas de nombres diferentes ha sido impartida en todas las épocas a aquellos que estaban preparados para recibirla.
En el libro God’s Whisper, Creation’s Thunder leemos:
Cualquiera que desee hacer el viaje hacia la verdad final, debe sintonizarse con la onda sonora que se manifiesta como vibración audible: el sonido de la realidad última. Este sonido no se escucha con los oídos físicos sino por medio de una facultad del alma.
El místico Maharaj Sawan Singh dice que ‘se oye con los oídos del alma (…) Este sonido es en realidad Dios en acción (…) Dios se proyecta en todas las cosas y se revela de esta forma (…) Es la música eterna la que resuena en el interior (…) Lo que escuchamos en nuestro interior es su reverberación, y cuando la percibimos la mente se inmoviliza’. A través de la concentración, la energía de nuestra conciencia se eleva hasta un nivel en el que es atraída por la fuerza magnética del Verbo. Entonces, el alma goza escuchando lo que ha sido llamado música divina o música de las esferas.
… Maharaj Sawan Singh escribe que ‘el Verbo resuena constantemente dentro de cada átomo. No lo oímos porque no estamos en contacto con él interiormente’. ¿Qué nos impide contactar con esta energía? La falta de concentración. La felicidad perfecta, la ciencia y el amor se encuentran dentro de nosotros, no fuera. Sin embargo, virtualmente toda nuestra atención está desparramada en el exterior, en las sensaciones, imágenes, emociones y pensamientos materiales. Los reinos interiores nos resultan desconocidos. Si bien nos las arreglamos para cerrar los ojos y olvidar por un momento el mundo exterior, la conciencia de nuestro cuerpo físico permanece. Esto también nos mantiene dentro de la realidad limitada.
Maharaj Charan Singh escribe: ‘El Espíritu está incluso ahora en nuestro cuerpo. El alma es únicamente un rayo de ese Espíritu, y está extendida por todo el cuerpo (…) tenemos que retirar de nuevo esa conciencia al centro del ojo espiritual para que sea atraída por el Espíritu e impulse al alma hacia arriba. El Espíritu está en todas partes, pero hemos de retirar nuestra conciencia a ese lugar donde puede atraer al alma como un imán’.
La meditación contemplativa eleva al alma a un plano de conciencia donde se une con la energía consciente del Espíritu.
Espiritualidad básica
Mi maestro me ha enseñado una lección:
se repite a sí mismo, sin que yo lo repita.
Cuando me tapo los oídos con mis dedos,
sin oír, escucho sus melodías.
Mis ojos anhelan tener un vislumbre de él;
sin ver, contemplo su radiante rostro.
El Amado habita en cada corazón, oh Bahu,
de incontables maneras se me ha revelado.
Sultán Bahu
¡Oh amigo!, escucha el resonante sonido del
Shabad, que suena por todo el firmamento.El agua que se vuelve turbia mezclándose
con la tierra, queda limpia de toda impureza
cuando es filtrada.Ondas de pura felicidad emanan del corazón,
cuando se quita la herrumbre que lo recubre.Toma la flecha, serénate, tensa el arco,
apunta con precisión al blanco y perfora el
firmamento.El mundo invisible está contenido en el ojo
humano. Así lo dicen y describen todos los
hombres de ciencia interior.Con tu ojo espiritual, contempla a Brahmand.
cuando ese ojo esté abierto todas las cosas
te serán reveladas.En Sunn el alma oirá el incesante repique del
sonido, allí descubrirá y conocerá la esencia
del Nombre.¡Oh Tulsi!, solamente conocerán ese perfecto
estado, quienes lo hayan visto y experimentado
por sí mismos.
Tulsi Sahib, el santo de Hathras
Cartas espirituales
¡Qué simple!
Nuestra conciencia humana, ‘alma’,
es capaz de experimentar la conciencia
universal o ‘espíritu’.
Pero simple no significa fácil.
La vida es justa
Sant Mat está basado en el verdadero conocimiento, el conocimiento que estimula una sincera investigación.
Es un sistema liberal y no reprime ninguna opinión ni insiste en una creencia ciega. Para empezar te pide que aceptes algunos conceptos fundamentales solamente a modo de hipótesis de trabajo, igual que no consideras válido un teorema de Euclides a menos que puedas demostrar su validez al final. Sin embargo, no debes olvidar la sutil naturaleza del tema, que no puede ser tratado y comprendido adecuadamente por mero razonamiento intelectual. Trata de verdades eternas, que están más allá del alcance de la mente y del buddhi (intelecto), y por ello, solo pueden ser debidamente comprendidas cuando un estudiante se interioriza y alcanza cierta perspectiva con experiencias espirituales personales.
Aquellos que dedican suficiente tiempo, están comprobando estas verdades por sí mismos, y esto incluye tanto a hindúes como a extranjeros. No forzamos a nadie para que se convenza. Nos gusta que la convicción surja interiormente, como resultado de la propia experiencia personal. Deja que el estudiante dedique el tiempo suficiente, y que trabaje como se ha prescrito. El resto vendrá por sí solo.
Hasta entonces tenemos que tener fe, pues si no el trabajo sería imposible. Si los grandes exploradores y aventureros del mundo, que ensancharon el horizonte de nuestro conocimiento, no hubiesen tenido fe en sus empresas, no habrían podido ser capaces de continuar y sufrir tantas privaciones y penalidades. ¿Qué distinguió a Colón de sus seguidores? Una fe inquebrantable y una voluntad indomable.
M. Sawan Singh. Joyas espirituales (fragm. carta 103)
Los hechos contra la teoría: lo que puede ser un hecho para una persona, puede no serlo para otra. Y para esta no se convertirá en un hecho hasta que no haya tenido una experiencia similar. Los hechos de Sant Mat son reproducibles, igual que los hechos de cualquier ciencia, y pueden demostrarse en el laboratorio de Sant Mat. Este laboratorio está dentro del ser humano. Cualquiera que entre en este laboratorio (llevando su atención dispersa al foco del ojo dentro de sí mismo) puede ver, sentir y experimentar lo que dicen los santos, y puede repetir el experimento tantas veces como lo desee.
Sant Mat se ocupa solo de hechos, no de teorías o creencias. Establece un curso práctico para sus devotos. Es completamente práctico en todos los aspectos, y pueden realizarlo tanto los jóvenes y los ancianos, hombres y mujeres, como los sabios y los que tienen una mente sencilla, mientras que al mismo tiempo pueden disfrutar plenamente de la vida familiar.
… No hace falta que aceptes nada que no te guste, ni de los libros, ni de mis cartas. Por ahora puedes dejar a un lado el objetivo final de la vida y su cómo y porqué. Puedes empezar tu búsqueda desde donde estás, y después tener como objetivo la conquista del foco del ojo. Alcanza ese punto lo mejor que puedas, con este o con cualquier otro método. Organiza tus propios planes, si lo deseas. Solamente organiza y ejecuta algún plan para alcanzar ese objetivo. Llévalo a la práctica. Eso es lo principal. Y después, si ves que no te funciona, regresa a este.
Lo importante es alcanzar el foco del ojo sea como sea. Estarás tratando con tu propia atención. Si consigues mantenerla dentro del foco, habrás ganado la batalla de la vida.
M. Sawan Singh. Joyas espirituales (fragm. carta 157)
Ara tu campo con el Nombre del Señor,
siembra en él la semilla de la devoción;
aunque sobrevenga una sequía
que dure hasta el fin del mundo,
la semilla no dejará de brotar
ni de producir una rica cosecha.
Kabir, el tejedor del Nombre de Dios
La ciencia del alma
Con una forma de mirar solo ves dos yardas de
camino, y con la otra contemplas los mundos
y al Todopoderoso.
¡Qué inmensa es la diferencia entre las dos!
Oh, busca el colirio que te abra los ocultos
misterios de Dios.
Maulvi Rum, citado en Mysticism: The Spiritual Path
La palabra ciencia se define como el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento que son comprobables experimentalmente. Y si la ciencia es comprobable, respecto al alma: ¿existe el alma?, ¿podemos experimentarla? Hazur Maharaj Ji en el libro Así hablo el maestro, da una respuesta muy contundente cuando un científico le pregunta si existe alguna prueba experimental de la existencia del alma. Le responde así:
¿Que hay ahora en el cuerpo que le da vida? El cuerpo es el mismo después de la muerte; así pues, ¿qué le falta para que siga funcionando? Te voy a decir que es lo que da vida al cuerpo.
El discípulo se adelanta y responde: “Tal vez sea la creación de una nueva vida, alma”. Y Hazur Maharaj Ji continúa:
Eso es lo que estoy preguntando. ¿Qué es lo que deja el cuerpo y qué es lo que viene al cuerpo y le da vida?
El discípulo dice: “Puede que no sea nada”. A lo que el maestro contesta:
Si no es nada, ¿cómo es que hoy estamos corriendo de un lado para otro y mañana estamos muertos? ¿Qué hay en el cuerpo? Después de todo en el cuerpo debe de haber algo que nos da vida sin lo cual el cuerpo resulta inservible. ¿Qué es ese algo? Supongo que como científico habrás hecho tal investigación. ¿Qué es eso? Dale algún nombre. No puedes decir simplemente que estás viviendo por una coincidencia y que morirás por una coincidencia. Hay algo que te está dando la vida; algo que cuando deja el cuerpo, este queda inútil.
Después de que mueras el cuerpo seguirá teniendo los mismos elementos que cuando estaba vivo: tierra, agua, aire, fuego y éter. Permanecen los mismos componentes. Así pues, ¿qué es lo que le falta al cuerpo cuando estamos muertos?
La ciencia es el conocimiento cierto de lo que existe, que se logra mediante el estudio y la experiencia. La pregunta es: ¿el alma puede conocerse mediante el estudio y la experiencia? “La ciencia del alma es tan exacta como las matemáticas”, afirma el Gran Maestro en Joyas espirituales, y continúa: “Todo el que haya seguido estas enseñanzas, ha llegado a la misma conclusión que todos las demás personas que lo han hecho”.
En las matemáticas cada vez que alguien coge dos manzanas y las pone en una cesta y luego coge dos manzanas más y las pone en la misma cesta, en el cesto hay cuatro manzanas. Aquí y en cualquier otro país, da igual si lo hace mi vecino u otra persona, cada vez que alguien pone dos manzanas en la cesta y luego añade dos más tiene cuatro manzanas. Decimos que esto es un hecho reproducible porque siempre da el mismo resultado. Dos más dos son siempre cuatro.
De hecho, Sant Mat es tan exacto que en el momento de la iniciación aparte de explicar los detalles de la técnica, también se concreta la descripción de los diferentes sonidos, luces y detalles de lo que se va a encontrar el alma del discípulo en las regiones espirituales que recorrerá. ¡Así de reproducible y de exacto es Sant Mat!
Hoy en día para que algo sea válido, aceptado y reconocido tiene que ser científico. ¡Queda bien hablar de ciencia! John Davidson, en el libro One being one hace aportaciones muy interesantes referentes al concepto de ciencia. Explica que la perspectiva científica y la perspectiva mística del universo no son para nada incompatibles:
Mientras los científicos observan el universo exterior desde su intelecto analítico, los místicos exploran el universo interior donde está la misma conciencia que los científicos utilizan para percibir el mundo exterior. Ambos observan el mismo universo, la única diferencia está en la perspectiva y en el área de estudio.
Y añade:
Por supuesto, me di cuenta de que no había incompatibilidad entre los dos mundos aparentemente tan diferentes. De hecho, llegué a la conclusión de que el estudio del mundo interior, de la conciencia, ilumina a la ciencia de un modo único.
Es interesante esta reflexión, porque el místico al estudiar el mundo interior lo primero que está estudiando es la mente y el intelecto, que son las herramientas que utiliza la ciencia. Es como si el místico contemplara el mismo universo pero desde un enfoque superior. Como si estuviera en el peldaño de más arriba.
La ciencia se basa en formular preguntas y encontrar respuestas: ¿Quién formula las preguntas? La mente. ¿Quién responde las preguntas? La mente. Y la cuestión es: ¿Es de fiar la mente, como para darle tanta validez? ¿Tanta, como para rechazar científicamente lo que no puede explicarse mentalmente?
Si no comprendemos la naturaleza de quien hace las preguntas y de quien da las respuestas, entonces, todo razonamiento hecho por la mente puede ponerse en tela de juicio. Como mínimo hay que relativizarlo… Este comentario no pretende invalidar a la ciencia, ni muchos menos, pero si es una invitación a reflexionar. Aceptemos que es bastante irónico pretender conocer el funcionamiento del universo a través de la mente cuando ni siquiera sabemos cómo funciona la mente. Es como pretender observar una mota de polvo a través de un microscopio sin saber cómo calibrar el microscopio. Seguramente, si llegamos a ver algo será una imagen distorsionada, que quizás tenga poco que ver con la realidad.
Lo primero que hay que hacer es saber cómo funciona el microscopio, aprender a calibrarlo para aprender a sacarle el mejor partido, y luego podemos decidir lo que queremos mirar a través de él.
En el libro One being one leemos:
La comunidad científica se ha convertido en un club tan exclusivo que los científicos no aceptan nada que no se presente según sus propios términos y condiciones. Y como sus términos son materiales no se puede probar nada de lo que no haya evidencias materiales. Como la conciencia es inmaterial, la ciencia excluye las experiencias inmateriales de la conciencia (…) Todo esto a pesar de que toda comprensión científica tiene lugar en la mente, que es inmaterial.
Es paradójico, ¿verdad? Y sigue diciendo:
La ciencia y la tecnología han logrado muchas cosas, pero no han dado respuesta a los temas relacionados con la propia existencia. Y esto seguirá así mientras no entendamos que las respuestas últimas no vienen en forma de conceptos intelectuales…
Y luego explica que la herramienta que utiliza el misticismo es la conciencia, el alma. Percibir con el alma va más allá de lo que se percibe con la mente y de lo que se percibe con los sentidos, porque con el alma se percibe la esencia. Al fin y al cabo el objetivo último de la ciencia es alcanzar la comprensión total, llegar al fondo de la cuestión, saber dónde empiezan los procesos y porqué. Esta comprensión absoluta, no parcial, esta comprensión total solo se alcanza a través de la conciencia.
Así que tenemos: cuerpo, mente y alma, tres perspectivas diferentes, tres formas diferentes de percibir el universo. Cada cual más sutil. Cada cual más auténtica.
Lo sutil comprende lo grosero, pero lo grosero no puede comprender lo sutil e infinito. Podemos coger un dedal y guardarlo en una caja de zapatos, pero en cambio no podemos guardar la caja de zapatos dentro del dedal. De ahí que el alma pueda comprender al cuerpo y a la mente, pero no al revés. Y de ahí que la ciencia haya sido incapaz de abarcar áreas de estudio morales y espirituales hasta el momento.
El camino hacia la evolución espiritual parte de lo burdo y termina en lo sutil. Al igual que la escritura de un niño empieza gruesa y deforme y a medida que va evolucionando se hace cada vez más fina y perfilada. La percepción más burda es la de los sentidos, la más sutil la del tercer ojo. Entre ambos está el camino que hay que recorrer.
Este camino pasa por diferentes etapas. Como en cualquier experimento científico, el primer paso es hacer un trabajo de investigación donde el buscador recopila la información necesaria sobre las enseñanzas. Esta es la parte más burda y no por ello deja de ser importante. Concierne directamente a los sentidos y al intelecto. Se trata de leer, escuchar satsangs, preguntar, cuestionarse cosas…
El segundo paso es formular una hipótesis. El científico dice: tengo suficiente información para pensar que si llevo a cabo este experimento descubriré ‘tal cosa’. Esa es la hipótesis. Entonces es cuando el estudiante de la ciencia del alma se dispone a pedir la iniciación, y se compromete a seguir el protocolo indicado por el maestro para hacer el experimento de la autorrealización y la realización de Dios.
Todo experimento científico tiene un componente de fe; no es que sea una fe ciega, es una fe documentada, pero siempre está presente. Al fin y al cabo una hipótesis no deja de ser una suposición, es incierta hasta que se demuestra. La fe es el gusanillo que empuja al científico a probar su hipótesis.
Es en el momento de la iniciación cuando empieza el experimento de verdad. El tercer paso es el trabajo de campo, la experiencia propiamente dicha; lo anterior eran los preparativos. Con la iniciación el asunto se va volviendo sutil. Obtenemos la posibilidad de experimentar lo que hasta ahora solo es hipotético. ¿Y qué mayor conocimiento puede haber que el de la propia experiencia? Empieza el tiempo de la práctica, es el momento en que se deja de hablar de meditación para meditar. Es la hora de la verdad. Ha llegado el momento de observar el universo interior de la conciencia a través de la práctica de la meditación. La idea de la meditación es dar poder al alma a través del control de la mente. Subir ese peldaño más que se ha indicado anteriormente.
Al principio de practicar la meditación, el cuerpo se nos revela-como lo que es: una realidad burda- en forma de dolor e incomodidad…, pero a medida que vamos avanzando las verdades que experimentamos son cada vez más sutiles. ¡Es así como funciona la técnica! Si permanecemos inmóviles, aquello que parecía tan basto lo sentimos sutil. Ciertamente comprobamos que la materia de la cual estamos hechos no es tan sólida como aparenta.
El simple hecho de que en esta creación ‘todo está sujeto al cambio’ es una realidad que aunque la afirmen filósofos y místicos, la leamos en las escrituras, lo haya dicho Buda o los maestros de este sendero, no nos lleva a ningún lado. Baba Ji insiste en que busquemos la verdad en nuestro interior. La teoría de las enseñanzas de Sant Mat sirve para comprender que todo pasa por la meditación.
Hay una historia que cuenta que se reunieron todos los búhos de un bosque para decidir si el sol existía o no. Habían oído hablar de él, pero solo unos pocos decían haberlo visto. Se expusieron muchas teorías y opiniones y finalmente se hizo una gran votación. Como la inmensa mayoría nunca habían visto el sol, votaron en contra. Y es así como los búhos de aquel bosque decretaron oficialmente que el sol no existía.
Que la ciencia moderna no haya podido demostrar la existencia de Dios no significa que no sea demostrable. Citemos de nuevo el libro One being one, donde se explica que no importa cuán complejas sean las matemáticas o las teorías científicas, ya que en el fondo son solo descripciones. Pero una descripción no es la realidad, lo mismo que un mapa no es el territorio que representa. Las cosas son y existen, independientemente de si los científicos las descubren y les ponen nombre o no. La gravedad funcionaba igual de bien antes de la existencia de Newton. Porque la gravedad es un hecho, más allá de si los científicos son capaces de darle una explicación.
Si hasta lo más insignificante de este mundo físico está regido por las leyes de la física, ¿que nos hace pensar que la creación entera en su estado más sutil, no está también regida por leyes igualmente sutiles? La fuerza o el poder que creó el mundo material, creó también el mundo astral y causal. Aquello que no se puede percibir con los sentidos y no se comprende con la mente no es que sea incomprensible ni inalcanzable, es que hay que comprenderlo con el alma.
Entréme donde no supe y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
Yo no supe donde entraba, pero cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba, grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí, que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo. (…)
Y si lo queréis oír, consiste esta suma ciencia
en un subido sentir de la divina esencia;
es obra de su clemencia hacer quedar no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.
San Juan de la Cruz. Poesía completa
El hecho de que la realidad se evade de toda
descripción y de todo intento de ponerla en
palabras, tiene necesariamente que llevar a
contradicciones verbales,
pero una vez que experimentamos el transporte
y nos elevamos a los reinos transcendentes,
todo misterio queda resuelto y toda
contradicción reconciliada.
Mysticism: The Spiritual Path
A Dios podemos percibirle
con devoción y amor, no pensando.
Para conseguirlo, hemos de llegar a las regiones
de pura conciencia dentro de nosotros mismos.
Vida espiritual es el nombre que se da
a una existencia de comunión con Dios,
y no al mero pensar en él.
M. Sawan Singh. Mi sumisión
Más pequeño que el átomo
y más grandioso que la inmensidad,
el espíritu mora en el corazón secreto del ser;
cuando el hombre se despoja de sus deseos
y se aleja del infortunio, descubre entonces
el espíritu, y purificado de su naturaleza
contempla a Dios en toda su gloria.
Katha Upanishad I:2:20, citado en Mysticism: The Spiritual Path
El maestro responde
El sendero de los santos es la senda por la que
el alma viaja desde su sede, situada detrás de
los ojos, hasta su hogar eterno en Sach Khand;
es el propio diseño del Señor dentro del cuerpo
humano. No es de construcción humana (…)
ni el hombre puede añadir, alterar, substraer ni
modificar nada en ella. La obra de Dios
es perdurable y permanente, y existe
en cada hombre en estado de perfección.
M. Jagat Singh. La ciencia del alma
P. Maestro, nos dices que el propósito de la meditación es el de buscar al Señor interiormente, seguir el sendero interiormente de vuelta al Padre. Pero no acabo de ver claramente la idea de que la meditación nos lleve al interior y que el Señor, el Creador, esté dentro de mí.
R. Cuando duermes por la noche y tienes un sueño, ¿dónde estás tú? ¿Ese sueño ocurre dentro de ti o fuera de tu cuerpo?
Los sueños no son más que las impresiones de tus experiencias previas, ¿sales de tu cuerpo, para verlas o ves todo eso dentro de tu cuerpo? Sin duda se trata de la reproducción de asociaciones externas, pero lo que ves: cómo te comportas y cómo actúas en sueños, ¿está dentro de ti todo ese drama, o en algún lugar del exterior? ¿Abandonas el cuerpo y sales para verlo todo?
Está enteramente dentro. De manera que si un sueño puede estar dentro del cuerpo, ¿por qué no puede estarlo la forma radiante del maestro o la experiencia espiritual? Y sin embargo, cuando disecciones un cuerpo no encontrarás dentro de él ninguna escena del sueño. No es nada físico.
Decimos que el Señor está interiormente en el sentido de que a menos que alcancemos cierto nivel de consciencia interiormente, no veremos al Señor. Tenemos que avanzar hacia ese nivel de consciencia en nuestro interior y no en algún lugar del exterior. Y cuando alcances interiormente ese particular estado de consciencia, verás al Señor.
Se dice igualmente que cuando lo ves interiormente, lo ves en todas partes. No está limitado exclusivamente al cuerpo –está en todas partes–, pero tú tienes que alcanzar ese nivel particular de consciencia para verlo dentro, y luego lo verás por doquier en el exterior del mundo. Similarmente, tienes que llegar hasta cierto nivel de consciencia dentro de ti para alcanzar todas estas experiencias espirituales. Las experiencias están dentro de ti y no en algún lugar de fuera, y estando fuera no puedes llegar a ese nivel de consciencia dentro de ti.
La creación entera está dentro de nosotros. Has leído en la Biblia, en San Juan, que nada existía antes de la creación; solo existía el Señor. Todo cuanto vemos no es sino su propia proyección. La creación ha salido del Padre. Todo proviene del Padre, todo está dentro del Padre y él está dentro de nosotros. De manera que mediante la meditación nos retiramos al centro del ojo, contactamos interiormente con el maestro y vemos que todo está dentro de nosotros.
P. Cuando leo en todos los libros que estás ahí y que estás aguardándome que llegue al centro del ojo, lo entiendo intelectualmente. Pero me gustaría oírte hablar de esto.
R. Lo difícil de entender es pensar que probablemente el cuerpo del maestro entrará en nuestro cuerpo. El maestro no es el cuerpo; el maestro es el Shabad, el poder creativo. Nuestro verdadero maestro es el Shabad, que está dentro de cada uno de nosotros. De forma que el maestro interior se proyecta a sí mismo desde ese Shabad, desde la luz y el sonido, y vemos la forma radiante del maestro.
… El maestro proyecta su propia forma desde ese Shabad dentro de nosotros y se nos aparece en su forma radiante. Ahora no estamos familiarizados con ese poder, ese Shabad; estamos familiarizados solamente con la forma física del maestro. Mediante la meditación, nos percatamos de ese poder a través de la forma radiante de nuestro maestro, a quien naturalmente podemos reconocer.
… Nuestro problema al tratar de entender este punto aparece cuando pensamos únicamente en la forma física del maestro. En ese caso, no puede obviamente entrar dentro de nosotros. No tenemos otro concepto del maestro. El auténtico concepto es el del Shabad, la forma radiante. Ahora bien, por ejemplo, cuando duermes, ves dentro de ti en sueños a muchas personas, ¿dónde están? Nosotros estamos en el cuerpo cuando dormimos –no abandonamos la cama o salimos de la habitación– y, sin embargo, cuando soñamos nos encontramos dentro de nosotros con muchas personas. Después de todo, ¿dónde están cuando las encontramos, cuando hablamos con ellas, cuando reímos, disfrutamos, lloramos o gritamos? ¿Dónde están? ¿Dónde estamos nosotros? Esto tiene que ocurrir en algún nivel de consciencia interior, de manera que si todos ellos pueden estar dentro de nosotros, ¿por qué no puede estarlo el maestro?
M. Charan Singh. Muere para vivir
La verdad de lo que no vemos
Lo que eres, tú no lo ves:
lo que ves es tu sombra.
Sócrates
A propósito de la creencia en la existencia del alma, es conocido un diálogo entre un rey incrédulo llamado Pāyāsi y un discípulo realizado del Buda llamado Kassapa, quien afirma que la existencia del alma puede entenderse como la esencia inmortal de un ser vivo.
El rey Pāyāsi debate esta afirmación con el monje Kassapa, y el rey da el siguiente argumento para apoyar su posición:
“Tomemos el caso de un ladrón y criminal, oh Kassapa, al que sorprenden in fraganti y traen ante mí. A continuación, ordeno a mis hombres que lo confinen dentro de una vasija grande, taponen la boca de la vasija y la recubran con cuero mojado, y que luego la cementen con arcilla húmeda, la metan en un horno y le prendan fuego. (…) Después de hacer esto, sabiendo que la persona estará muerta, se baja la vasija, se destapa y abre, y observamos de cerca cómo resplandece su alma [esencia inmortal] en el momento en que pasa a mejor vida. Pero no vemos salir a su alma. Esto, venerable Kassapa, es la evidencia de mi convicción sobre la no existencia de otro mundo, ni alma, ni renacimiento; tampoco de los resultados de las buenas o malas acciones”.
Entonces, el monje Kassapa le pregunta al rey si alguna vez duerme y sueña que está disfrutando en un jardín, bosque, paisaje o en la orilla de un lago mientras sus sirvientes lo cuidan. Al recibir una respuesta afirmativa del rey, el monje Kassapa dice:
“Igualmente, si mientras estás vivo, nadie puede ver a tu alma salir y entrar en tu cuerpo, ¿cómo vas a ver el alma [esencia inmortal] de una persona muerta entrando o saliendo de él? ¡Que esto sea una prueba para ti, oh rey, de que estas cosas existen!”.
Finalmente, el monje Kassapa le explica al rey:
“Oh rey, estas cosas no se pueden ver con los ojos normales de la carne, como tú crees. Los ascetas o brahmanes que (…) desarrollan el prístino ojo divino, ven a través de él tanto este mundo como el otro, así como a las almas puras”.
Budismo: Camino al nirvana
De la reflexión de estas palabras, podemos concluir que es un hecho comprobable por todos que con la muerte, la vida que conocemos en el cuerpo acaba y que a nivel físico es imposible encontrar y demostrar que exista algo que pueda alcanzar la inmortalidad. Sin embargo, del mismo modo que tenemos la certeza del final de lo físico, también es cierto que no podemos evitar hacernos un sin fin de preguntas: ¿Qué es la muerte? ¿Qué clase de experiencia tiene una persona cuando se encuentra en su lecho de muerte? ¿A qué clase de país va la gente después de la muerte? Realmente, ¿conocemos algo de todo esto? En absoluto. Podemos adivinar, podemos discutir, podemos razonar y pensar, podemos explorar nuestra imaginación y fantasía, pero no conocemos este misterio.
Puede que tengamos una creencia, pero no poseemos un conocimiento cierto y claro. Todos tenemos que ir a ese ‘país’ desconocido de cuyos límites ningún viajero regresa. La muerte no respeta a nadie. Y si tenemos que morir, ¿por qué cerramos entonces nuestros ojos a nuestra muerte venidera? ¿Por qué no damos la cara valientemente a esta cuestión? En el mundo, cuando tenemos que hacer un viaje, aunque sea de corta distancia, hacemos los preparativos para este viaje mucho antes del tiempo de la partida. No emprendemos el viaje fortuitamente, sino que cuando partimos nos llevamos cosas para utilizarlas por el camino. También cuando viajamos por países extranjeros buscamos a alguna persona ‘entendida’ para que nos sirva de guía.
¿Qué preparativos hemos hecho para nuestro viaje al otro mundo? Tenemos que ir a un lugar desconocido y extraño, al que podemos ser llamados incluso hoy mismo. ¿Estamos preparados? ¿Hemos arreglado algo para el transporte y para alimentarnos durante el camino? ¿Nos hemos procurado algún guía que nos lleve por el camino correcto?
Es verdaderamente muy asombroso que rara vez pensemos en la muerte, aunque esta pueda ocurrirnos en cualquier momento. Siempre hay dos posibilidades para nosotros: la vida o la muerte. Nos encontramos tan absortos en los pensamientos de esta ‘vida’ que no tenemos tiempo para pensar en la otra alternativa, o sea la ‘muerte’. Nuestra sabiduría está confinada a las cosas de este mundo; y somos extremadamente inconsistentes porque no usamos nuestra prudencia para nuestro bienestar espiritual. Para los asuntos del mundo somos muy sabios. Tratamos de ganarnos nuestro pan de cada día, pero nunca nos damos cuenta de que este cuerpo, por el que tanto hacemos, nos será arrebatado.
Todas estas reflexiones tan solo son una invitación que los místicos, aquellos que lo saben todo sobre la vida y la muerte, nos hacen para que reflexionemos y cuanto antes nos pongamos manos a la obra para conseguir la experiencia que pondrá fin a nuestra ignorancia. Entonces, ¿son acaso los místicos y maestros espirituales negativos cuando exponen simples hechos aun cuando estos no sean de nuestro agrado?, ¿es que acaso ellos quieren ensombrecer el lado agradable de la vida? No, ellos nos revelan la verdad de algo que en nosotros se manifiesta como una tenue intuición. En el fondo de nuestro corazón todos nos resistimos a creer que todo se acaba con la muerte; hay un instinto divino en nuestro interior que casa perfectamente con la verdad que proclaman los maestros espirituales, solo tenemos que escucharles de corazón: la presencia de un poder imperecedero o realidad espiritual dotado de un potencial infinito no sujeto a decadencia o muerte que puede, mediante el adecuado proceso de purificación, realizarse como consciencia pura, (lo que somos en realidad), y fundirse eternamente con su origen (Dios), la realidad última.
¡Qué extraño es que investiguemos todas las cosas del mundo y nunca nos preocupemos en mirar dentro de nuestro propio ser! No dejamos fuera del alcance de nuestro estudio ningún objeto de la naturaleza; pero desgraciadamente cerramos los ojos a la realidad y a la esencia de nuestro propio ser. Si nos sentásemos y nos recogiésemos pensando en la situación en que nos encontramos ahora, nos veríamos en una total oscuridad y una extrema ignorancia sobre las cosas que nos son más vitales. Nos concierne a nosotros y solo a nosotros hacer los preparativos ahora. Si emprendemos este camino con sinceridad no fallaremos, y comprobaremos que todo a nuestro alrededor ha estado preparado, aguardando sencillamente a que diéramos un paso en esa dirección. Verdaderamente, cada uno de nosotros es como “Un niño llorando por la noche, un niño llorando por la luz… Sin hablar, solo con un llanto”. Deberíamos tratar de salir de esta noche e ir hacia el día y hallar el país de la luz y la felicidad, para que no tengamos que llorar más.
Infinita es su libertad
Se te conoce por robar el corazón,
la gloria de tu asociación es incomparable.
Estoy prendado del misterio que te rodea;
permaneces oculto bajo un velo
y aun así, tu luz brilla por toda la creación.
Sarmad: Martyr to Love Divine
El maestro es infinitamente libre para atravesar los reinos superiores de la creación. Él es infinitamente libre para vivir en los mundos inferiores e intermedios. Él es infinitamente libre de interpretar las escrituras de acuerdo a su propia experiencia. Él es infinitamente libre en la forma en que da sus enseñanzas. Él es infinitamente libre en cómo se acerca a la gente y cómo llega a ella. Puede dar discursos, cantar, recitar poemas, bailar, hacer chistes o permanecer en silencio.
Si pensamos que podemos predecir lo que un maestro hará o dirá, estamos equivocados. Estamos limitados; todavía no tenemos acceso a su mundo de unidad. Si pensamos que un maestro debe ser serio, bromeará y se mofará. Si pensamos que un maestro debe seguir las tradiciones del pasado, romperá con la tradición. Un maestro no está aprisionado en los confines de nuestras maneras de pensar. No está programado. Él es libre. Infinitamente libre.
¡Y está lleno de sorpresas!
A veces un maestro puede despertarnos comportándose deliberadamente de maneras que nos chocan.
Hay una conocida historia de un maestro que estaba caminando por el mercado con un grupo de discípulos. Pasó una linda muchacha y el maestro exclamó: “¡Oh! ¡El Señor es hermoso!”, y la besó. Cada uno de los discípulos lo imitó, repitiendo reverentemente: “¡Oh, el Señor es hermoso!”, mientras besaban a la muchacha.
Después pasaron por una herrería, donde el herrero estaba martilleando en el yunque un trozo de hierro ardiente. El maestro gritó: “¡Oh, el Señor es hermoso!”, y besó el hierro al rojo vivo.
Ninguno de los discípulos siguió su ejemplo.
Aunque se contuvieron, entendieron perfectamente la enseñanza del extraño comportamiento del maestro: Todo es del Señor, y el Señor está presente en todo. Su belleza brilla en todo.
Sin la guía viva de un maestro, los buscadores permanecerían estancados en la especulación filosófica. Podríamos pasarnos toda nuestra vida en discusiones metafísicas, o involucrarnos en prácticas ascéticas que castigan el cuerpo pero dejan la mente intacta. Incluso el más vehemente buscador de la Verdad daría vueltas y vueltas en un círculo definido por las limitaciones de su propia perspectiva y experiencia. Pero si seguimos a un maestro vivo –ponemos nuestra confianza en él, actuamos según sus instrucciones y le seguimos adonde él nos lleve– podemos liberarnos.
A Wake up Call
Dos preguntas
Si queremos descubrir la naturaleza de la
verdad, ¿a qué lugar del mundo iremos?
Si queremos saber lo que somos,
¿a quién podremos acudir?
M. Charan Singh. Discursos espirituales, vol. II
Hay dos preguntas fundamentales que se encuentran en la raíz de todo lo importante y significativo en la vida: ¿Por qué? y ¿cómo?
En lo que se refiere a la espiritualidad, las respuestas a estas dos preguntas pueden llevar al ser humano en la dirección correcta, lejos de las tinieblas de la ignorancia, hacia la luz de la Verdad, hacia la comprensión, y fuera de toda confusión y duda. Respuestas que pueden enseñarle a vivir de ‘adentro hacia afuera’, a cómo lograr una alegría real y permanente en la vida que nunca disminuya. Comencemos con la primera y más importante pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué estamos siguiendo este camino espiritual?
¿Por qué asistimos a los discursos de las enseñanzas de los maestros de esta ciencia del alma; la ciencia que explica la unión del alma con el Señor? ¿Qué es lo que, por ejemplo, nos saca de nuestra confortable cama un domingo por la mañana, para ir a escuchar un discurso espiritual?
Tarde o temprano, llega un momento en nuestras vidas en que sentimos que algo no está bien. Puede ser un sentimiento o una intuición de algo que hemos pasado por alto en medio del ajetreo de nuestras vidas… No sabemos exactamente lo que es, pero sabemos que algo nos falta. Y por eso buscamos la solución.
El mundo moderno de hoy nos ofrece muchas maneras de llenar este vacío, con la esperanza de darle sentido a nuestra existencia. Los medios de comunicación y la tecnología actual afirman tener muchas respuestas, oímos hablar de aplicaciones que dicen ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, programas que enseñan yoga, técnicas de respiración e incluso el arte de la meditación para ayudarnos a mantener el equilibrio –algunos incluso afirman ayudar a silenciar la mente–, y todos nos prometen alguna forma de ‘paz interior’.
Pero no importa lo que intentemos o cuán satisfechos parezcamos con todo esto, ¿podemos decir sinceramente que en el fondo estamos satisfechos, que estamos en paz y con contento? Si es así, ¿por qué en lugar de sentir plenitud y satisfacción, hay cada vez más confusión y vacío en nuestro interior?
En la revista Spiritual Link (UK) 92, leemos: "Hubo una vez un tiempo en que lo único que existía era oscuridad total; no había mundos, ni sol, ni luna, ni noche, ni día, ni aire, ni agua, ni fuente de vida, ni principio, ni final, ni crecimiento, ni decadencia. Solo Dios existía. Y en este tiempo cuando nada más que Dios existía, no había dualidad; no había separación. Solo existía Uno. Y mediante su Voluntad, Palabra o Shabad existió la creación. A través de su Voluntad, cada alma –cada uno de nosotros– fue enviado a la creación para conocerla, para experimentarla.
“Pero poco a poco, el Uno fue olvidado y un mundo de dualidad, de opuestos y separación empezó a existir: hombre-mujer; dolor-placer; cielo-tierra, nacimiento-muerte; parte-todo…”.
Y después en la revista se citan las siguientes palabras de Maharaj Charan Singh:
El mundo entero se aleja lentamente sin dedicar ni un momento de su pensamiento a su Creador.
En el Masnavi, el místico sufí Rumi ha descrito la vida en la tierra como el cautiverio del alma. Esta es la razón (explica) de esta condición universal, humana, de ‘descontento interior’.
Imaginemos una olla con agua en el fuego… A medida que el fondo de la olla se calienta, las moléculas de aire atrapadas en el agua comienzan a formar pequeñas burbujas. Cuando el agua está caliente, estas burbujas aumentan hasta que son lo suficientemente grandes y ligeras como para flotar en la parte superior. Finalmente, cuando el agua alcanza el punto de ebullición, las burbujas estallan y el aire atrapado en su interior se libera y eleva fusionándose con la atmósfera.
Igualmente, el alma, como el aire atrapado dentro de esa burbuja es completamente libre para moverse, pero se ha convertido en una cautiva de su entorno (de este mundo, de esta maya o ilusión), perdiendo así su libertad. Solo cuando hay confusión y se es consciente de que nos falta algo –cuando el agua comienza a hervir–, entonces, el alma dentro del cuerpo –como el aire dentro de esa burbuja– comienza a expandirse para despertar y buscar el camino hacia arriba despojándose de su peso kármico.
En la revista Spiritual Link, seguimos leyendo: “La inquietud e insatisfacción del hombre surge de este cautiverio, de un profundo anhelo de ser libre y de regresar a esa unidad”.
Nuestra existencia en esta forma humana no es un suceso aleatorio como una hoja llevada por el viento o una ola en la corriente; ni tampoco hemos nacido para comer, beber, reír, procrear y luego morir: hemos sido creados para algo mucho más preciado. El nacimiento humano tiene un doble propósito: recuperar nuestra identidad espiritual; darnos cuenta de que no somos este precioso cuerpo; somos alma. Y encontrar la salida de esta creación para contactar con nuestro Creador, para conocerlo y volver con él.
Como expresa Marianne Williamson en A Return to Love:
Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está en nosotros.
Este es nuestro destino; la meta espiritual de todas las almas. Solo cuando lo logremos, alcanzaremos la felicidad verdadera.
En la revista Spiritual Link 90, verano 2002, se cita a Sant Paltu, místico del siglo XVIII, diciendo:
Hombre eres Dios, despierta y comprende tu glorioso destino.
Esto nos lleva a la segunda pregunta: ¿Cómo podemos despertar? ¿Cómo contactar con este Dios? En la Biblia: Corintios 3:16 leemos:
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
¿No sabes que Dios no se ha escondido en los templos exteriores creados por el hombre? Él vive en este cuerpo humano; en el templo que él mismo ha creado. ¡Búscalo dentro de ti! Ahora bien, ¿cómo podemos hacer esto?
En el momento en que nos hacemos esta pregunta: ¿por qué estoy aquí?, en el momento en que cuestionamos la importancia, el valor y el significado de nuestra existencia aquí, y anhelamos conocer la Verdad; en ese momento, estamos listos. Y cuando el anhelo de saber y buscar las respuestas se apodera de cada uno de nuestros pensamientos, somos llevados a los pies de un maestro espiritual… Somos llevados ante alguien que conoce todas las respuestas, alguien que está completamente despierto y en contacto interior con ese Espíritu de Dios. Lao Tzu dice: “Solo quien conoce la paz interior puede dársela a los demás”.
El maestro enseña al buscador un método simple de práctica espiritual: el método del Surat Shabad Yoga o corriente del sonido. Este es el método de volverse hacia adentro, de volverse ‘consciente de sí mismo’, consciente del alma –nuestra verdadera esencia–, para luego conectarse con ese Shabad que creó y sostiene cada partícula, cada átomo, alma y vida de esta creación.
La práctica de este método de meditación es una oración mental que nos permite concentrar todos nuestros pensamientos y atención en el centro de los ojos. Con tiempo y esfuerzo continuo la atención se eleva a un estado de consciencia donde no existe ningún pensamiento, donde la mente se queda perfectamente quieta permitiendo que el alma sea consciente de sí misma.
En el libro Gospel of Jesus leemos:
Una vez que el alma llega a conocerse a sí misma como realmente es, como una partícula de Dios, entonces Dios también será conocido, porque los dos son uno; y experimentará amor y bienaventuranza. Hasta que el hombre no llega a conocerse a sí mismo, vive en un estado de pobreza y limitación espiritual.
Así que cuando un buscador de la verdad llega a este punto, se enfrenta con la siguiente pregunta: ¿cuál es el siguiente paso a dar? Se enfrenta a una elección: permanecer en este estado de limitación o tomar la mano del maestro y aprender a liberarse. Y es en este momento donde comienza una batalla con la mente: ‘¡No sé si estoy hecho para este largo y difícil proceso! ¿A qué tendría que renunciar? ¿Podré verdaderamente alcanzar esta meta de la realización de Dios?, ¿comenzar algo que no se si podré terminar? ¿Se trata de otra religión?’.
El buscador está acosado por miedos: miedo al cambio, miedo a liberarse de lo conocido y entrar en lo desconocido. El miedo al compromiso, a tener que renunciar al tiempo personal y moldear su vida hacia un camino que parece prometer tanto…, que quizás sea imposible de alcanzar. Sí, nos volvemos temerosos de asumir los riesgos, las decisiones necesarias, y las acciones para salir de esta pobreza espiritual. Pero los maestros nos dicen que los miedos son simplemente creencias falsas creadas por la mente, porque no está lista para salir de su zona de comodidad.
Desde el principio del tiempo, la mente ha tenido el control del alma y no está lista para renunciar a su control. La mente es como un caballo salvaje que no está gobernado por nadie, y está acostumbrado a seguir su propio camino todo el tiempo.
Cuando un domador trata de tomar las riendas de un caballo salvaje y dirigirlo, este se resiste ferozmente. Se necesita mucho tiempo y entrenamiento antes de que se rinda y permita que el domador sea el líder. Del mismo modo, cuando el alma comienza a despertar y se le presenta la oportunidad de regresar a casa, la mente se opone violentamente, se defiende de todas las maneras posibles, impidiéndole tomar cualquier forma de acción. ¡Cuanto mayor es la meta, mayores son nuestros temores, más fuerte es la resistencia de la mente!
La meditación es la técnica que ayuda a controlar a esta mente salvaje y nos enseña a enfrentarnos a estos miedos. Con la práctica constante, la mente puede ser entrenada hasta que finalmente se queda quieta, y permite que el alma esté al mando.
Sí, es una técnica difícil, pero no es imposible. Toda esta práctica o viaje puede ser tan fácil o tan difícil como decidamos hacerlo. Si pensamos en los maestros espirituales –en aquellos que han caminado por el sendero espiritual–, vemos que ellos han pasado por estas mismas luchas y han logrado ya la libertad: han experimentado la unidad y viven sus vidas conectados a ella. Ellos empezaron como nosotros: como sencillos buscadores… Con ese mismo sentimiento de que algo faltaba en sus vidas, con ese deseo de salir de esa burbuja de cautiverio y encontrar la verdad y el sentido de la vida. Sin embargo, no se detuvieron en la lectura, la investigación y el cuestionamiento. Una vez que su intelecto quedó satisfecho, fueron más allá.
De las historias que conocemos de esos maestros, vemos que ellos también encontraron obstáculos y experimentaron los mismos miedos –una y otra vez también cayeron en la desesperanza–, pero se levantaron nuevamente. En lugar de desanimarse, frustrarse o darse por vencidos, cogieron “impulso”. La principal diferencia entre el viaje de estos maestros y el que nosotros como buscadores y discípulos hacemos es simplemente que ellos ponen su intención firmemente en su meta; le dan la más alta prioridad y no quitan sus ojos de esa meta: ellos nunca pierden su ímpetu hasta que la alcanzan.
Los grandes maestros espirituales a lo largo de la historia no vinieron a enseñar religión. Jesús no era cristiano, Buda no era budista… No, ellos vinieron a enseñarnos cómo controlar a la mente para así liberar al alma, y nos proponen el mismo método que ellos siguieron con el poder de la gracia; en soledad, mirando hacia adentro –meditando–, hasta que descubrieron que eran infinitos y uno con la conciencia universal, con el Shabad.
Esta es la esencia de las enseñanzas de todo maestro espiritual verdadero y realizado: que todos somos seres espirituales, y que somos iguales a Dios. Ninguno de nosotros tiene ese potencial divino en mayor o menor cantidad. Todos somos igualmente capaces de realizar a Dios. Por tanto, nuestra intención tiene que ser clara: en lugar de esperar a que la luz brille sobre nosotros y nos muestre el camino, tenemos que caminar hasta el interruptor y encender la luz nosotros mismos.
Es un acto de gran valor reconocer y mostrar un sincero deseo de conocer la verdad, tomar la decisión necesaria y la acción de seguir un camino espiritual cuando el mundo constantemente nos está llevando en la dirección opuesta, diciéndonos que no seremos capaces de hacerlo.
Los maestros son la prueba viviente de que es totalmente posible para todos nosotros, como buscadores de la verdad, comenzar el viaje. Demos ese primer paso valiente en el viaje del autodescubrimiento…, que no nos frenen nuestros miedos y debilidades. Si damos ese paso sin detenernos hasta llegar a nuestro destino, el poder de su gracia fluirá completa e incondicionalmente sobre nosotros y finalmente nos uniremos al Padre.
Tenemos una responsabilidad con nosotros mismos. Nadie más podrá recorrer el camino por nosotros. Tenemos que recorrerlo nosotros mismos. El maestro espiritual nos ayudará mucho, pero nosotros debemos poner el esfuerzo.
Espiritualidad básica
Cuando estemos meditando tenemos que
sentir que nuestra mente está presente. La
mente debe estar absorta en la meditación.
Si la mente está vagando, es una meditación
mecánica. No tiene que practicarse una simple
meditación mecánica. Cuando la mente está
absorta en la meditación, sentimos de forma
natural amor y devoción por la meditación.
Muere para vivir
No busquemos consuelo en la práctica de la
oración, sino más bien hagámosla motivados
por amor y porque Dios así lo quiere.
Hermano Lawrence, citado en Meditación viva
El amor es el fruto de la devoción. La
meditación es la manera de encender la
devoción. La meditación es donde encontramos
la profundidad del amor. La meditación creará
en nuestro interior la verdadera devoción que
nos llevará al corazón y al manantial
del Shabad, al hogar del Dueño de nuestra
alma, a nuestro Radha Soami.
Meditación viva
Crecer espiritualmente
Hasta un pequeño momento separado de Él
es un imposible; esta unión va más allá de
las palabras. Él es el océano, mi corazón, el
cántaro. ¡Increíble! ¿Cómo puede un cántaro
contener al océano?
Sarmad: Martyr to Love Divine
Aunque intentemos comprender a nivel intelectual por qué el Señor ha creado esta creación, jamás podremos resolver ese problema. El propósito de la creación no se puede entender con el intelecto. Tenemos que elevarnos por encima de él; solo entonces podremos comprender el propósito de la creación. Los santos generalmente no intentan explicar el propósito de la creación. Pero hay un hecho que es evidente: este mundo fue creado y nosotros estamos separados del Padre. Estamos condenados a esta separación. A menos que volvamos a unirnos con él, no podremos escapar del nacimiento y la muerte.
Para comprender la finalidad de la creación tenemos que crecer espiritualmente en nuestro interior. Y quizá, entonces, ni siquiera le preguntaremos al Padre por qué nos creó, ya que seremos uno con él y lo entenderemos. Gurú Nanak fue un gran místico de la India, y dijo que aunque pasáramos un millón de vidas intentando resolver este problema, no podríamos conseguirlo. En lugar de perder nuestro tiempo en este intento, esforcémonos por encontrar al Creador y así nuestro problema se resolverá automáticamente.
M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. I
Vivir con sensatez
El proceso de poner nuestras vidas en orden
y transformarnos espiritualmente,
debe entenderse como una evolución
permanente de toda la vida
hacia nuestra meta.
Vida honesta
El Surat Shabad Yoga no es una ciencia nueva. Existe desde que se creó este mundo. Los santos no vienen a este mundo para crear una nueva religión, ni un nuevo credo y ni una nueva secta. Su misión consiste simplemente en sacar de esta tierra de miseria a las almas que están capacitadas y guiarlas en el viaje de regreso a su hogar de bienaventuranza y paz eterna. Los santos proclaman:
¡Hermano! Este mundo no es tu hogar verdadero.
Aquí nadie es feliz. Esta es la casa de la congoja y el
dolor. Deja esta cárcel de evolución e involución
y regresa a tu verdadera morada.Solo podrás hacerlo mientras estás en un cuerpo
humano. Ninguna otra especie disfruta de este privilegio.
Aprovéchate plenamente de esta oportunidad.Busca a un maestro perfecto.
Aprende de él la ciencia del Surat Shabad Yoga.
Sintonízate con la voz de Dios que te está llamando
en tu interior en el centro del ojo.
Sigue esta divina melodía.
Igual que un potente imán, te atraerá hacia arriba
y te llevará hasta los pies del Señor,
de donde emanan esas corrientes.
… Los santos no te exigen que abandones tu religión para adoptar otra, ni que renuncies al mundo ni a la familia, ni que alteres tu tipo de vida. Te aconsejan que vivas con tu cónyuge y tus hijos de la manera habitual, que ejerzas tu profesión y que cumplas con las demás obligaciones. Únicamente nos alientan a que diaria, puntual y regularmente dediquemos algún tiempo al más importante de nuestro deberes que es la devoción a Dios, y a escuchar su voz, el sonido celestial interior.
Tienes que vivir en el mundo, pero de manera sensata. Disfruta del mundo y sus objetos, pero toma conciencia de su verdadero valor. Están destinados a servirte: utilízalos plenamente, pero no te hagas esclavo de ellos.
Que tu mente no se enrede en el apego a estos objetos, pues entonces en lugar de sirvientes tuyos se convertirán en tus amos. Vive en el mundo de forma indiferente. Ni el regalo de un reino debe engreírte, ni la perdida de los bienes tiene que deprimirte. Vive en el mundo, pero sé de Dios y no del mundo. Sin abandonarlo realmente, vive como el que lo ha abandonado. Esta es la genuina sanyas (renuncia del mundo), y no tiene nada que ver con el hecho de ponerse una túnica de color azafrán u otro hábito religioso.
Un místico hindú ha descrito muy acertadamente esto con las siguientes palabras:
Aun cuando hayas renunciado al mundo
y ya no vivas en una ciudad ni en una aldea,
ni poseas hacienda ni muebles de ningún tipo,
sino que vayas deambulando de un lugar a otro por selvas
y montañas, bebas agua de los arroyos y fuentes,
comas de lo que encuentres en los bosques,
no te pongas ropa, leas las escrituras día y noche
y repitas la palabra ‘om’, incluso en este caso,
si en tu mente hay un ápice de deseo de placeres
mundanos, sigues siendo del mundo.
Tanto la renuncia como el apego pertenecen a la mente. Los símbolos y las formalidades externas no tiene nade que ver con ellos. Entra en este jardín terrenal. Pasea por él. Disfruta de la fragancia de sus flores. Come sus frutos y contempla la belleza de la naturaleza; pero no toques los cardos ni espinos, no vaya a ser que te pinches y arañes.
Gana dinero honradamente y gástalo con sensatez. Está destinado para ti. Atiende a tu trabajo durante el día. El día está hecho para trabajar. Pero durante la noche dedica algún tiempo a la devoción y contemplación. Este es tu ‘verdadero trabajo’. Piensa por un momento: de todo lo que haces durante el día, nada es para ti mismo. Mucho de lo que realizas es para tu familia y amigos. Diariamente gastas algún tiempo en adornar tu cuerpo; pero ten en cuenta que ni te pertenece ni te acompañará en el viaje final. Se quedara aquí para ser enterrado o quemado.
Tu propio trabajo es practicar el simran y el bhajan (práctica espiritual), que a su debido tiempo te liberará de esta vasta prisión en la que has estado confinado durante incontables eras. La vida es breve; el tiempo, huidizo. Aprovéchate plenamente de él, y si todavía no has hecho ‘tu propio trabajo’, comienza a hacerlo ahora. Busca a un maestro verdadero y, bajo su guía, sintoniza tu alma con el Verbo y alcanza tu hogar verdadero.
La ciencia del alma
Las cuatro etapas de la vida
Una oportunidad tan excepcional y valiosa
como es la vida humana se obtiene solamente
por muy poco tiempo, por consiguiente, es
importante hacer el mejor uso de ella.
M. Charan Singh. El maestro responde
La tradición india, divide la vida humana en cuatro ciclos o etapas: la niñez, la juventud, la edad adulta y la vejez, y Gurú Nanak basándose en esta tradición, en el libro Gurú Nanak: Sus enseñanzas místicas nos ofrece un himno que nos abre los ojos a la realidad de la vida, donde la infancia se pasa en juegos, la juventud en placeres sensuales, la edad adulta en adquisiciones mundanas y la vejez en achaques y desilusiones. De este modo, el raro privilegio de la vida humana se malgasta en actividades inútiles y frívolas al servicio del cuerpo y de la mente.
Para entender mejor este himno, él equipara las cuatro etapas de la vida humana a las cuatro vigilias en que está dividida la noche, y le da a cada una de ellas un profundo significado espiritual. Acertadamente, la vida humana ha sido comparada con la noche: para comprobarlo solo tenemos que cerrar los ojos y sentir esa oscuridad interior, por eso los santos nos alientan a despertar al espíritu, a la luz y al sonido o Shabad, antes de que llegue la muerte para así poner fin a nuestra ignorancia espiritual. Por lo tanto, teniendo en cuenta que nos encontramos en la penumbra, deberíamos buscar incansablemente el camino interior para lograr el verdadero despertar espiritual. En la primera etapa del himno: la niñez, el santo nos dice:
En la primera vigilia de la noche,
¡oh mi amigo mercader!,
fuiste ignorante como un niño.
Mamaste leche y te mimaron tus padres,
¡oh, mi amigo mercader!,
pues eras el hijo de tu padre y tu madre.
Tu padre y tu madre te amaron a ti, su hijo,
inmensamente, mas todo apego nace del engaño.
Viniste a este mundo gracias a la buena suerte,
cosechando el premio de tus pasadas obras;
pero sin el Nombre del Señor no alcanzas la salvación
y quedas ahogado en la dualidad.
Dice Nanak: El hombre se libera en la primera vigilia
meditando en el Señor.
En la infancia, de manera inocente, vamos descubriendo poco a poco todo lo que el cuerpo e intelecto son capaces de hacernos sentir. Nada más nacer, nos halaga el cariño y cuidado que nos muestran nuestros padres, y el apego aparece sinuosamente creyendo que gracias a ellos existimos. De esta manera, olvidamos que son nuestros pasados karmas lo que en realidad han hecho posible que reencarnemos y que estemos al cuidado de nuestros padres, al margen del deseo que sintieron ellos por nuestra existencia.
Todo apego nace del engaño, dice Nanak, y así es. Engañados por el mundo material, nuestras necesidades físicas y mentales reclaman afecto todo el tiempo; de ahí nuestro continuo apego. En la niñez vamos despertando a realidades temporales buenas y malas que llaman nuestra atención todo el tiempo, y así nos olvidamos totalmente del espíritu. Lo más sobresaliente es que el apego es la primera trampa que nos ata a la creación: de ahí que vivamos nuestra infancia dependiendo del cuidado y amor de unos padres y familiares que a través de su apego nos enseñan rápidamente a desarrollar el nuestro. En Filosofía de los maestros, vol. I, el Gran Maestro dice:
… el apego consiste en atarse mentalmente a algo. El liberarse de ese apego es salvación. Permanecer desapegados mientras se vive en el mundo (…) quiere decir, vivir y realizar nuestros deberes en el mundo, pero sin ser del mundo.
Pero ¿cómo no ser arrastrados por el mundo? ¿Cómo? Apegándonos al Nombre del Señor, a ese regalo que está impreso en nuestra alma desde nuestro nacimiento. En esta primera etapa de nuestro viaje en la oscuridad, Nanak nos recuerda que si no meditamos en el Shabad, permaneceremos ahogados en este mundo dual, donde la mente brinca a sus anchas entre el amor y el odio, la dicha y el infortunio, etc., sin alcanzar ese desapego del que nos habla el Gran Maestro.
Gurú Nanak continúa hablándonos de la adolescencia:
En la segunda vigilia de la noche,
¡oh, mi amigo mercader!,
te embriagaste con el vino y la juventud.
Día y noche estuviste inmerso en la lujuria,
¡oh, mi amigo mercader!,
y estabas ciego para el Nombre de Dios. (…)
Peregrinaciones, ayunos, veracidad y represión
no aportan la salvación, ni tampoco actos de piedad,
virtud y adoración.
La liberación de nacimiento y muerte, ¡oh Nanak!,
viene por amor y devoción al maestro;
todo lo demás conduce a la dualidad.
En esta segunda etapa de la vida aparece la figura del maestro como eje central, y eso nos vincula a la etapa anterior de la niñez donde nos hablaban del apego al Nombre del Señor para desapegarnos del mundo. Durante la juventud el cuerpo y la mente se engrosan y piden continuas satisfacciones para el ego. La mente, en esta etapa, generalmente ignora al alma y exprime todo el tiempo al cuerpo entre vicios y pasiones. Nanak, como hemos visto, es crudo mostrándonos sin rodeos ni disfraces los riesgos de esta edad igual que lo hacen los místicos. Ellos conocen esta etapa tan apasionada porque han sido jóvenes, y por tanto han sentido el mismo entusiasmo por disfrutar la vida. Hemos oído muchas veces a Baba Ji preguntar a los jóvenes por sus novios o novias y hacerles bromas al respecto porque él también ha vivido esa etapa humana, pero también hemos oído como les insta a ser buenos seres humanos y a obedecer a sus padres para lograr que la moralidad sea el marco donde su juventud pueda expresarse sin problemas. El maestro también ha sido una prueba de cómo una persona joven puede disfrutar sanamente de la vida y al mismo tiempo buscar ayuda espiritual.
El himno también nos avisa del peligro de una búsqueda espiritual equivocada, y más en la juventud que como hemos dicho es una etapa donde todo se exalta sin querer, por eso nos habla del riesgo de caer en peregrinaciones, ayunos, rituales y ceremonias para llegar a la unión con el Creador en lugar de buscarlo sencillamente en nuestro interior. Nos dice que nuestras virtudes por sí solas no nos llevan al Señor, y envueltos siempre en nuestros deseos no sabemos cómo deshacernos de ese ego tan prepotente que sentimos y que nos aleja de encontrar el camino correcto hacia Dios. Este camino verdadero implica, como dice Nanak, la entrega del ego a un maestro verdadero a través del amor y la devoción.
En Discursos sobre Sant Mat, vol. I, el Gran Maestro le dice en una carta a un discípulo:
… El primer paso que nos conduce hacia nuestro hogar es desapegarse del mundo. Se deben descartar los placeres lujuriosos transitorios gradualmente, ya que el alma encuentra imposible unirse con el Nombre durante el tiempo que persisten. Alejándose de las vehementes sensaciones, la mente automáticamente se inclinará hacia el lado espiritual, porque su naturaleza es la actividad incesante. Después de obtener la iniciación por un maestro, es el deber del discípulo saber qué placeres son tabú y los que no necesitan freno urgente.
Desarrollar amor por el maestro y escuchar sus discursos constituye tu propio trabajo. A medida que superamos las tentaciones mundanas y nos entregamos completamente a él, nos liberamos de todas las faltas y debilidades que nos perjudican.
El Gran Maestro en esta carta dice que necesitamos conocer qué placeres son tabú y los que no necesitan freno urgente, y con estas sabias palabras vemos cómo los maestros no esperan de nosotros un cambio espiritual de la noche a la mañana… El mundo tira mucho, sus ilusiones son espejismos que nos atraen irresistiblemente. Por eso, el maestro, conociendo la naturaleza humana, nos dice que siguiendo Sant Mat podemos trabajar y adquirir bienes, viajar, casarnos, tener hijos, y también cantar y reír sin que eso menoscabe nuestro amor a Dios. Pero pone énfasis en ser buenos seres humanos como base para crecer espiritualmente.
Categóricamente, Nanak al final de la etapa de la juventud, nos recuerda que la liberación de la reencarnación viene por el amor y la devoción al maestro; el resto nos lleva a seguir prisioneros de la dualidad del mundo. Y el himno avanza y nos habla de la edad adulta o madurez, diciéndonos:
En la tercera vigilia de la noche, ¡oh, mi amigo mercader!,
cisnes de blancos cabellos descienden
al lago de tu cabeza;
declinó la belleza y triunfó la edad,
¡oh, mi amigo mercader!, y disminuyeron tus días.
Al final de tu vida te arrepentiste, ¡oh, tú, ciego!,
cuando el mensajero de la muerte había llegado
para llevarte por la nariz.
Llamaste propias a todas tus adquisiciones,
pero en un momento se tornaron ajenas. (…)
Dice Nanak: Contempla al Señor, ¡oh, amigo!,
en la tercera vigilia de la noche.
En la tercera etapa de nuestra noche oscura, ya hemos observado que Nanak siempre le habla a un supuesto amigo mercader… ¿Por qué? Porque en este mundo actuamos como tal queriendo siempre sacar beneficio y ganancia de todo y todos. Somos comerciantes de ilusiones y bagatelas… Y justo en la edad adulta nos creemos tan astutos, que pretendemos tener dinero, posesiones y amor para asegurar nuestra vejez al menor precio posible. Cuando nuestro pelo empieza a blanquear y nuestra belleza decae, nos paramos ante nuestra propia vida y hacemos un cálculo comercial con ella. Pensamos: "Bueno, con 50 años ya debería de tener un coche más grande, o una casa más bonita para que mi familia se sienta orgullosa de mí, o un trabajo mejor pagado, o un negocio más rentable… o… o… Muchos ‘os’ que visualmente son igual que los ceros. Porque cero será nuestra ganancia como mercaderes si no recordamos que, sobre todo, nuestra vida debe establecerse bajo los principios espirituales del maestro y de la práctica del Shabad.
En el libro Filosofía de los maestros, vol. II, se cita la siguiente expresión de San Agustín:
Es para el hombre un gran mal el deseo de gozar de las cosas que debiera desechar, y desechar cosas que debiera disfrutar.
Y así es. La palabra sánscrita equivalente a espiritualidad significa: “logro supremo”. Por consiguiente, hay que distinguir entre el logro supremo y un beneficio corriente. ¿Deseamos un beneficio corriente, algo fácil de adquirir y fácil de perder? No; lo sabemos porque siempre luchamos por conseguir que las cosas sean nuestras el mayor tiempo posible en un mundo donde nada perdura; incluso nosotros somos como aves pasajeras… Por eso, ante la continua insatisfacción que nos produce la temporalidad de las cosas, deberíamos analizar el deseo de inmortalidad, de eternidad que tenemos dentro, y comprender que la razón de esa sinrazón es porque Dios ha depositado algo eterno en nuestro interior: el alma, y eso hace que inconscientemente sintamos ese impulso de eternidad. De ahí que viendo la transitoriedad de todo lo que existe deberíamos ser más humildes y admitir que los místicos son los únicos que nos ofrecen un beneficio verdadero y eterno, de lo contrario finalmente nos arrepentiremos de haber desperdiciado tan generoso ofrecimiento.
Y aquí, a estas alturas de la llamada ‘madurez’, deberíamos haber avanzado lo suficiente a nivel espiritual como para poder disfrutar de la compañía del maestro y, como decía Nanak, contemplar al Señor, o sea meditar en el Surat Shabad. En la tercera vigilia de la noche, es el tiempo, el momento apropiado en el que teniendo el privilegio de este cuerpo humano podemos disfrutar del alma, pero si olvidamos la práctica espiritual nos arrepentiremos cuando finalmente llegue la hora de la muerte y queden cortadas nuestras respiraciones definitivamente. Nanak continúa su himno, hablándonos de la vejez. Dice:
En la cuarta vigilia de la noche, ¡oh, mi amigo mercader!,
tu cuerpo se hace viejo y débil,
no puedes ver con tus ojos,
¡oh, mi amigo mercader!, ni oír puedes con tus oídos.
Tus ojos se han vuelto ciegos y tu lengua
no puede gustar; se fueron tu actividad y poder.
Vacío de toda virtud, ¿cómo puede uno obtener paz?
Siendo esclavo de tu mente,
prosigues yendo y viniendo en la transmigración.
Cuando la “cosecha” del cuerpo madura,
se inclina, se rompe y perece;
¿por qué presumir, entonces,
de aquello que solo viene y se va?
Dice Nanak: En la cuarta vigilia conoces el Verbo
por la gracia del maestro.
Recapacitando sobre estas palabras, podríamos decir: ¡Oh, amigo mercader!, ¿cómo puedes ser feliz al final de tu vida si todo aquello que conseguiste se te escapa entre los dedos? Tu cosecha es escasa y aquello de lo que estabas tan orgulloso, durante la vejez se ha quedado atrás. ¡Despierta!, aún queda un poco de tiempo para reconocer que al igual que tu cuerpo se hace decrépito y tu mente torpe, tu recolección de triunfos en la vida es insuficiente para hacerte feliz… ¿Cómo puedes presumir entonces de nada? Por mucho que tengas ahora, comprende que en un momento u otro todo desaparecerá, así que ¡despierta amigo mercader y haz el negocio de tu vida con el Nam! Corre, no te detengas ni dudes ante nada, porque si el maestro te otorga su gracia puedes experimentar el Verbo de Dios antes de la muerte. En el libro: La ciencia del alma, Sardar Bahadur Jagat Singh le dice a alguien que se había jubilado recientemente:
… Debes considerar este día como el más feliz de tu vida. Has interpretado bien tu papel. Todas tus obligaciones profanas han concluido. Ahora tienes que hacer algo para ti mismo. Hasta hoy has estado ejecutando el trabajo de otros. Ahora haz el tuyo. Tienes que alejar de tu mente todos los apetitos y deseos mundanos. Dile a tu mente que has terminado tu juego en el mundo, y que ahora le toca el turno a Dios…
Dedícale ahora a Dios –y solo a Dios– todo tu pensamiento, tu tiempo y tu atención. Hazte suyo ahora. Purifica tu mente y todo lo demás. Piensa día y noche en el bhajan [la meditación] y en nada más. Trabaja diligentemente. Combate a la mente con valentía. El gurú está contigo. Sométela con su ayuda.
De eso se trata pues: de meditar con más fuerza y ahínco que nunca y de frenar las miserias de la ancianidad que nos abruman con toda clase de ansiedades y achaques. Si practicamos el Verbo, las preocupaciones de la vejez no nos darán temor, sino que por el contrario la gracia del maestro hará que por fin podamos acercarnos a él de manera más profunda y ser suyos de una vez por todas.
La vejez es el tiempo del reencuentro con el maestro, de volver a nuestra Casa original y de disfrutar de una vida sencilla, feliz y relajada. Eso no quiere decir vivir como ascetas, sino por el contrario enfocar nuestro tiempo libre en actividades en el mundo que nos ayuden a ser más humildes, a ser mejores seres humanos. Eso implica dedicarnos a hacer servicio a los demás sin olvidar el servicio más importante: la meditación, que es el más urgente y necesario. Así, con nuestro tiempo libre podemos ser más útiles a la familia, a la comunidad, al sangat, pero sobre todo a nuestra alma: meditar ha de ser la prioridad. Recordemos que la meditación también se llama práctica espiritual, y como en cualquier otra actividad cuanto más la practicamos más satisfacción logramos. ¡Es un tiempo maravilloso que nos merecemos disfrutar diariamente!
Como resumen, Gurú Nanak con este himno nos ha enseñado que al nacer: “… El hombre se libera en la primera vigilia meditando en el Señor”. Y en la juventud, “… La liberación del nacimiento y muerte, viene por amor y devoción al maestro; todo lo demás conduce a la dualidad”. Por eso, en la madurez nos aconseja: “… Contempla al Señor, ¡oh, amigo!, en la tercera vigilia de la noche”. Para definitivamente decirnos en la vejez: “En la cuarta vigilia conoces el Verbo por la gracia del maestro”.
Yo sé, alma querida, que has estado afligida.
Afligida desde que te olvidaste del Shabad
e hiciste amistad con la mente.
La engañosa mente te ató al cuerpo
y te hechizó con el goce de los sentidos.
Familia y parientes son todos causa de dolor,
y en su compañía te has extraviado.
¿Cómo has podido, siendo una entidad
consciente, enredarte tanto en un mundo inerte
que no es nada más que ilusión?
Por tanto, esta vez ten presente a Dios
y vuelve a tu hogar,
o continuarás vagando
en las cuatro formas de vida.
Asiste al satsang, encuentra tu verdadero
camino y fúndete en el amor de tu maestro.
Él te ayudará a encontrar
el tesoro del Nam en tu interior
y a reorientar tus pasos
en los cielos interiores.
Hazlo ahora, en esta misma vida,
y el maestro se ocupará del resto.
Sigue el consejo de Radha Soami
para acabar con tus miserias
y así encontrar el camino hacia la paz.
Sar Bachan poesía, Bachan 14, shabad 10