La ciencia del alma
Con una forma de mirar solo ves dos yardas de
camino, y con la otra contemplas los mundos
y al Todopoderoso.
¡Qué inmensa es la diferencia entre las dos!
Oh, busca el colirio que te abra los ocultos
misterios de Dios.
Maulvi Rum, citado en Mysticism: The Spiritual Path
La palabra ciencia se define como el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento que son comprobables experimentalmente. Y si la ciencia es comprobable, respecto al alma: ¿existe el alma?, ¿podemos experimentarla? Hazur Maharaj Ji en el libro Así hablo el maestro, da una respuesta muy contundente cuando un científico le pregunta si existe alguna prueba experimental de la existencia del alma. Le responde así:
¿Que hay ahora en el cuerpo que le da vida? El cuerpo es el mismo después de la muerte; así pues, ¿qué le falta para que siga funcionando? Te voy a decir que es lo que da vida al cuerpo.
El discípulo se adelanta y responde: “Tal vez sea la creación de una nueva vida, alma”. Y Hazur Maharaj Ji continúa:
Eso es lo que estoy preguntando. ¿Qué es lo que deja el cuerpo y qué es lo que viene al cuerpo y le da vida?
El discípulo dice: “Puede que no sea nada”. A lo que el maestro contesta:
Si no es nada, ¿cómo es que hoy estamos corriendo de un lado para otro y mañana estamos muertos? ¿Qué hay en el cuerpo? Después de todo en el cuerpo debe de haber algo que nos da vida sin lo cual el cuerpo resulta inservible. ¿Qué es ese algo? Supongo que como científico habrás hecho tal investigación. ¿Qué es eso? Dale algún nombre. No puedes decir simplemente que estás viviendo por una coincidencia y que morirás por una coincidencia. Hay algo que te está dando la vida; algo que cuando deja el cuerpo, este queda inútil.
Después de que mueras el cuerpo seguirá teniendo los mismos elementos que cuando estaba vivo: tierra, agua, aire, fuego y éter. Permanecen los mismos componentes. Así pues, ¿qué es lo que le falta al cuerpo cuando estamos muertos?
La ciencia es el conocimiento cierto de lo que existe, que se logra mediante el estudio y la experiencia. La pregunta es: ¿el alma puede conocerse mediante el estudio y la experiencia? “La ciencia del alma es tan exacta como las matemáticas”, afirma el Gran Maestro en Joyas espirituales, y continúa: “Todo el que haya seguido estas enseñanzas, ha llegado a la misma conclusión que todos las demás personas que lo han hecho”.
En las matemáticas cada vez que alguien coge dos manzanas y las pone en una cesta y luego coge dos manzanas más y las pone en la misma cesta, en el cesto hay cuatro manzanas. Aquí y en cualquier otro país, da igual si lo hace mi vecino u otra persona, cada vez que alguien pone dos manzanas en la cesta y luego añade dos más tiene cuatro manzanas. Decimos que esto es un hecho reproducible porque siempre da el mismo resultado. Dos más dos son siempre cuatro.
De hecho, Sant Mat es tan exacto que en el momento de la iniciación aparte de explicar los detalles de la técnica, también se concreta la descripción de los diferentes sonidos, luces y detalles de lo que se va a encontrar el alma del discípulo en las regiones espirituales que recorrerá. ¡Así de reproducible y de exacto es Sant Mat!
Hoy en día para que algo sea válido, aceptado y reconocido tiene que ser científico. ¡Queda bien hablar de ciencia! John Davidson, en el libro One being one hace aportaciones muy interesantes referentes al concepto de ciencia. Explica que la perspectiva científica y la perspectiva mística del universo no son para nada incompatibles:
Mientras los científicos observan el universo exterior desde su intelecto analítico, los místicos exploran el universo interior donde está la misma conciencia que los científicos utilizan para percibir el mundo exterior. Ambos observan el mismo universo, la única diferencia está en la perspectiva y en el área de estudio.
Y añade:
Por supuesto, me di cuenta de que no había incompatibilidad entre los dos mundos aparentemente tan diferentes. De hecho, llegué a la conclusión de que el estudio del mundo interior, de la conciencia, ilumina a la ciencia de un modo único.
Es interesante esta reflexión, porque el místico al estudiar el mundo interior lo primero que está estudiando es la mente y el intelecto, que son las herramientas que utiliza la ciencia. Es como si el místico contemplara el mismo universo pero desde un enfoque superior. Como si estuviera en el peldaño de más arriba.
La ciencia se basa en formular preguntas y encontrar respuestas: ¿Quién formula las preguntas? La mente. ¿Quién responde las preguntas? La mente. Y la cuestión es: ¿Es de fiar la mente, como para darle tanta validez? ¿Tanta, como para rechazar científicamente lo que no puede explicarse mentalmente?
Si no comprendemos la naturaleza de quien hace las preguntas y de quien da las respuestas, entonces, todo razonamiento hecho por la mente puede ponerse en tela de juicio. Como mínimo hay que relativizarlo… Este comentario no pretende invalidar a la ciencia, ni muchos menos, pero si es una invitación a reflexionar. Aceptemos que es bastante irónico pretender conocer el funcionamiento del universo a través de la mente cuando ni siquiera sabemos cómo funciona la mente. Es como pretender observar una mota de polvo a través de un microscopio sin saber cómo calibrar el microscopio. Seguramente, si llegamos a ver algo será una imagen distorsionada, que quizás tenga poco que ver con la realidad.
Lo primero que hay que hacer es saber cómo funciona el microscopio, aprender a calibrarlo para aprender a sacarle el mejor partido, y luego podemos decidir lo que queremos mirar a través de él.
En el libro One being one leemos:
La comunidad científica se ha convertido en un club tan exclusivo que los científicos no aceptan nada que no se presente según sus propios términos y condiciones. Y como sus términos son materiales no se puede probar nada de lo que no haya evidencias materiales. Como la conciencia es inmaterial, la ciencia excluye las experiencias inmateriales de la conciencia (…) Todo esto a pesar de que toda comprensión científica tiene lugar en la mente, que es inmaterial.
Es paradójico, ¿verdad? Y sigue diciendo:
La ciencia y la tecnología han logrado muchas cosas, pero no han dado respuesta a los temas relacionados con la propia existencia. Y esto seguirá así mientras no entendamos que las respuestas últimas no vienen en forma de conceptos intelectuales…
Y luego explica que la herramienta que utiliza el misticismo es la conciencia, el alma. Percibir con el alma va más allá de lo que se percibe con la mente y de lo que se percibe con los sentidos, porque con el alma se percibe la esencia. Al fin y al cabo el objetivo último de la ciencia es alcanzar la comprensión total, llegar al fondo de la cuestión, saber dónde empiezan los procesos y porqué. Esta comprensión absoluta, no parcial, esta comprensión total solo se alcanza a través de la conciencia.
Así que tenemos: cuerpo, mente y alma, tres perspectivas diferentes, tres formas diferentes de percibir el universo. Cada cual más sutil. Cada cual más auténtica.
Lo sutil comprende lo grosero, pero lo grosero no puede comprender lo sutil e infinito. Podemos coger un dedal y guardarlo en una caja de zapatos, pero en cambio no podemos guardar la caja de zapatos dentro del dedal. De ahí que el alma pueda comprender al cuerpo y a la mente, pero no al revés. Y de ahí que la ciencia haya sido incapaz de abarcar áreas de estudio morales y espirituales hasta el momento.
El camino hacia la evolución espiritual parte de lo burdo y termina en lo sutil. Al igual que la escritura de un niño empieza gruesa y deforme y a medida que va evolucionando se hace cada vez más fina y perfilada. La percepción más burda es la de los sentidos, la más sutil la del tercer ojo. Entre ambos está el camino que hay que recorrer.
Este camino pasa por diferentes etapas. Como en cualquier experimento científico, el primer paso es hacer un trabajo de investigación donde el buscador recopila la información necesaria sobre las enseñanzas. Esta es la parte más burda y no por ello deja de ser importante. Concierne directamente a los sentidos y al intelecto. Se trata de leer, escuchar satsangs, preguntar, cuestionarse cosas…
El segundo paso es formular una hipótesis. El científico dice: tengo suficiente información para pensar que si llevo a cabo este experimento descubriré ‘tal cosa’. Esa es la hipótesis. Entonces es cuando el estudiante de la ciencia del alma se dispone a pedir la iniciación, y se compromete a seguir el protocolo indicado por el maestro para hacer el experimento de la autorrealización y la realización de Dios.
Todo experimento científico tiene un componente de fe; no es que sea una fe ciega, es una fe documentada, pero siempre está presente. Al fin y al cabo una hipótesis no deja de ser una suposición, es incierta hasta que se demuestra. La fe es el gusanillo que empuja al científico a probar su hipótesis.
Es en el momento de la iniciación cuando empieza el experimento de verdad. El tercer paso es el trabajo de campo, la experiencia propiamente dicha; lo anterior eran los preparativos. Con la iniciación el asunto se va volviendo sutil. Obtenemos la posibilidad de experimentar lo que hasta ahora solo es hipotético. ¿Y qué mayor conocimiento puede haber que el de la propia experiencia? Empieza el tiempo de la práctica, es el momento en que se deja de hablar de meditación para meditar. Es la hora de la verdad. Ha llegado el momento de observar el universo interior de la conciencia a través de la práctica de la meditación. La idea de la meditación es dar poder al alma a través del control de la mente. Subir ese peldaño más que se ha indicado anteriormente.
Al principio de practicar la meditación, el cuerpo se nos revela-como lo que es: una realidad burda- en forma de dolor e incomodidad…, pero a medida que vamos avanzando las verdades que experimentamos son cada vez más sutiles. ¡Es así como funciona la técnica! Si permanecemos inmóviles, aquello que parecía tan basto lo sentimos sutil. Ciertamente comprobamos que la materia de la cual estamos hechos no es tan sólida como aparenta.
El simple hecho de que en esta creación ‘todo está sujeto al cambio’ es una realidad que aunque la afirmen filósofos y místicos, la leamos en las escrituras, lo haya dicho Buda o los maestros de este sendero, no nos lleva a ningún lado. Baba Ji insiste en que busquemos la verdad en nuestro interior. La teoría de las enseñanzas de Sant Mat sirve para comprender que todo pasa por la meditación.
Hay una historia que cuenta que se reunieron todos los búhos de un bosque para decidir si el sol existía o no. Habían oído hablar de él, pero solo unos pocos decían haberlo visto. Se expusieron muchas teorías y opiniones y finalmente se hizo una gran votación. Como la inmensa mayoría nunca habían visto el sol, votaron en contra. Y es así como los búhos de aquel bosque decretaron oficialmente que el sol no existía.
Que la ciencia moderna no haya podido demostrar la existencia de Dios no significa que no sea demostrable. Citemos de nuevo el libro One being one, donde se explica que no importa cuán complejas sean las matemáticas o las teorías científicas, ya que en el fondo son solo descripciones. Pero una descripción no es la realidad, lo mismo que un mapa no es el territorio que representa. Las cosas son y existen, independientemente de si los científicos las descubren y les ponen nombre o no. La gravedad funcionaba igual de bien antes de la existencia de Newton. Porque la gravedad es un hecho, más allá de si los científicos son capaces de darle una explicación.
Si hasta lo más insignificante de este mundo físico está regido por las leyes de la física, ¿que nos hace pensar que la creación entera en su estado más sutil, no está también regida por leyes igualmente sutiles? La fuerza o el poder que creó el mundo material, creó también el mundo astral y causal. Aquello que no se puede percibir con los sentidos y no se comprende con la mente no es que sea incomprensible ni inalcanzable, es que hay que comprenderlo con el alma.
Entréme donde no supe y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
Yo no supe donde entraba, pero cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba, grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí, que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo. (…)
Y si lo queréis oír, consiste esta suma ciencia
en un subido sentir de la divina esencia;
es obra de su clemencia hacer quedar no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.
San Juan de la Cruz. Poesía completa
El hecho de que la realidad se evade de toda
descripción y de todo intento de ponerla en
palabras, tiene necesariamente que llevar a
contradicciones verbales,
pero una vez que experimentamos el transporte
y nos elevamos a los reinos transcendentes,
todo misterio queda resuelto y toda
contradicción reconciliada.
Mysticism: The Spiritual Path
A Dios podemos percibirle
con devoción y amor, no pensando.
Para conseguirlo, hemos de llegar a las regiones
de pura conciencia dentro de nosotros mismos.
Vida espiritual es el nombre que se da
a una existencia de comunión con Dios,
y no al mero pensar en él.
M. Sawan Singh. Mi sumisión
Más pequeño que el átomo
y más grandioso que la inmensidad,
el espíritu mora en el corazón secreto del ser;
cuando el hombre se despoja de sus deseos
y se aleja del infortunio, descubre entonces
el espíritu, y purificado de su naturaleza
contempla a Dios en toda su gloria.
Katha Upanishad I:2:20, citado en Mysticism: The Spiritual Path