¿Somos libres para meditar?
La perspectiva que los maestros espirituales verdaderos tienen sobre el destino, el karma, la fatalidad y la voluntad de Dios, es una de las más retadoras y radicales de las enseñanzas.
Lo que nos dicen estos maestros espirituales es que cualquier cosa a la que nos enfrentamos en esta vida es el resultado de una combinación de millones de buenas y malas acciones (karmas), que nosotros realizamos en vidas pasadas. Una vez realizada cualquier acción, queda impresa y almacenada en una suerte de ciberarchivo que podríamos llamar la nube-sinchit (sinchit en sánscrito significa almacén). Una parte de todos esos datos contenidos en la nube-sinchit se descarga en la vida presente y constituye el programa de karma para nuestra vida actual.
El programa del karma está diseñado para equilibrar las cuentas de vidas pasadas, y comprende tanto las cosas pequeñas como las importantes que nos han de acontecer. Esto incluye el día, la hora y la forma de nuestro nacimiento, y también de nuestra muerte. El programa incluye nuestro lugar de nacimiento, nuestros padres, las escuelas a las que vamos, nuestros amigos, la cantidad de dinero que ganamos o debemos, nuestro peso, nuestra altura, nuestra salud y enfermedades, y el resto de cosas que experimentamos a lo largo de este loco viaje de la vida en esta peligrosa dimensión.
Alguien preguntó a Maharaj Charan Singh: “¿Es posible que alguien cambie sus karmas?”, a lo que él respondió:
Nosotros no podemos cambiar los karmas pralabdh, los cuales son nuestro destino.
A otra persona que hizo la misma pregunta le dijo:
Todo está escrito en el propio destino, por el que hemos de pasar en esta vida (…) No puedes escapar de ese destino.
Como la mayoría de nosotros, los discípulos que hacían estas preguntas habían crecido en una cultura que valora la individualidad y que nos lleva a creer que nosotros tenemos la libertad de hacer lo que elegimos. Por eso, Maharaj Charan Singh dijo:
Es muy duro para las modernas generaciones asimilar el hecho de que nosotros no tenemos libre albedrío, porque hemos sobredimensionado mucho nuestro ego y luego nos encontramos con que somos solo marionetas. Es muy difícil de creer, pero eso es lo que somos.
A pesar de la perspectiva espiritual del maestro, nuestra propia perspectiva nos dice que tenemos la libertad de escoger y que somos los arquitectos de nuestro propio destino. Seguramente, si quisiéramos, podríamos manipular los acontecimientos para alcanzar cualquier objetivo material que deseemos. Sin embargo, Maharaj Charan Singh deja el tema muy claro:
Mentalmente no estamos preparados para pensar que no tenemos en absoluto la libertad de escoger. Hemos desarrollado tanto este instinto de posesión, que intelectualmente nos resulta muy difícil comprender que carecemos totalmente de la libertad de escoger. Por eso, no queremos abandonar nuestra idea y concepto de que tenemos la libertad de escoger lo que queramos, porque estamos muy apegados a ella. De hecho, desde un origen superior no tenemos ningún libre albedrío. Pero desde un origen limitado, tenemos un libre albedrío limitado.
En tanto estamos ciegos, pensamos que tenemos la libertad de poder escoger. Pero cuando comprendemos cómo se rige todo, vemos que somos marionetas y que no tenemos ninguna libertad de escoger. Esta comprensión –que todo cuanto ocurre es su creación, que él es quien hace que todo el universo y su obra funcionen– es nuestro escape de este mundo. Esto es eliminar nuestro ego. Es el ego el que nos hace pensar que somos nosotros los que hacemos las cosas.
Si existe un programa de karma establecido para nuestra vida, ¿se aplica solo para acontecimientos mundanos, o afecta también a lo que pensamos? ¿Somos libres para meditar? ¿Somos libres para mantener nuestra atención donde deseamos? ¿Está todo esto predeterminado? Y qué hay de la actitud con la que nos enfrentamos a nuestros karmas, ¿está también predestinada?
Baba Ji dice que aunque nuestras condiciones kármicas (educación, entorno, padres, amigos, escuela, sociedad, etc.) pueden influir en gran medida en la forma en que reaccionamos ante lo que nos ocurre, nosotros tenemos la libertad de mantener nuestra atención donde queramos. Baba Ji nos dice que tenemos la libertad de meditar, de hacer simran y de ser receptivos al sonido interior.
¿Cómo podemos entender esa aparente contradicción?
Por un lado, los maestros verdaderos dicen que nuestras acciones en este mundo ya han sido determinadas. Por otro, dicen que nosotros tenemos la libertad para elegir lo que sentimos o pensamos, e incluso ir más allá de nuestros pensamientos y sentimientos. ¿No es esto una contradicción? ¿Cómo conciliar ambas cosas?
Los verdaderos maestros espirituales explican que la creación se divide en tres niveles principales: espiritual, mental y material. En las regiones de pura espiritualidad, la libertad es absoluta. En el reino mental, la libertad está más limitada y en el mundo de materia no existe el libre albedrío.
Todo cuanto nos ocurre en el mundo material ya ha sido programado. En relación con los actos que realizamos o con lo que nos ocurre en el mundo de materia, no hay libre albedrío. Sin embargo, nuestra actitud, emociones y pensamientos pertenecen al reino de la mente. Aquí hay alguna libertad. Es por eso que cuando nos enfrentamos a los karmas en el mundo material, somos libres de elegir nuestra actitud y dónde poner nuestra atención, pues pertenecen al reino de la mente.
La práctica espiritual que somos libres de hacer pertenece al reino de la mente, de ahí que tengamos libertad para meditar. Nosotros podemos elegir mantener nuestra atención en la sede de la consciencia al tiempo que pasamos por nuestros karmas. Somos libres para pensar lo que queremos y para tener la actitud que deseamos. Esta libertad no es pequeña. Para los practicantes de la espiritualidad hay implicaciones tremendas y de largo alcance en lo que dicen los verdaderos maestros.
Con independencia de nuestros karmas, nosotros somos responsables de nuestra felicidad y paz mental. Desde esa perspectiva espiritual, nosotros somos los arquitectos de nuestro propio destino. Maharaj Charan Singh dice: “Si estás meditando, estás creando tu destino para regresar”. Apegándonos al Shabad en el interior, estamos creando las condiciones para romper la rueda de la reencarnación y regresar a nuestra consciencia superior.
Poniendo espiritualidad en nuestra vida mundana, el karma no nos afectará tanto. Por eso la espiritualidad es tan importante y tan práctica. ¿Qué puede haber más práctico que permanecer imperturbable ante los acontecimientos de nuestra vida?
Nuestra transformación comienza cuando nos percatamos de dónde ponemos nuestra atención. Para la mayoría de nosotros, la atención está puesta en el drama de nuestro karma. Estamos más interesados en manipular nuestros karmas que en aceptarlos. Más interesados en tener y hacer que en ser. Tener y hacer no conducen a la paz mental. El ser lo hace. Si pudiésemos conceder media centésima de nuestro tiempo a aquello que podría despertarnos de este sueño, ya estaríamos despiertos. Pero desgraciadamente mantenemos toda nuestra atención en nuestra experiencia humana. Nosotros podemos cambiar esto, pero mantener la calma cuando nos enfrentamos a circunstancias terribles es un estado que solo se alcanza con meditación diaria y con mucho simran a lo largo del día. Solo con esta disciplina diaria puede nuestra mente anclarse en la pacífica serenidad del Shabad. Con práctica, esto puede lograrse incluso en medio de los más adversos karmas o situaciones.
San Juan Crisóstomo dice:
Nadie debería decir que es imposible para un hombre ocupado en asuntos mundanos (…) rezar siempre. En todas partes y en todo lugar es posible orar, y realmente si un hombre vuelve diligentemente su atención hacia sí mismo, entonces en todo lugar encontrará circunstancias favorables a la oración, si está convencido del hecho que la oración debería constituir su principal ocupación y estar por delante de cualquier otro deber.
del yo al Shabad