Armonía y servicio
Todos los días pertenecen al Señor, nuestro Padre; él nos los ha dado. Debemos pasarlos con nuestros pensamientos siempre fijos en él; vivirlos en su compañía, en su servicio, en su amor.
M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. III
El Gran Maestro nos explica que en Sant Mat siempre se aconseja el servicio, y se considera como un alto ideal en nuestro grupo u organización. Él nos explica que lejos del aislamiento y del egoísmo, el servicio a la humanidad, practicado mientras llevamos a cabo el servicio principal (que es el de ir a nuestro interior), otorga a nuestra vida un sentido completo de humanidad. Y él nos anima a que nos esforcemos por infundir en nuestra vida, cada vez más, este carácter servicial de utilidad y ayuda a los demás.
Cuando se nos da un seva, tenemos que comprometernos a servir y no caben las condiciones, porque el servicio desinteresado es incondicional. Puesto que es un acto voluntario que nace de nuestro interior, que nadie nos impone ni nos fuerza a hacerlo debemos cumplirlo de la mejor forma que podamos, con todo nuestro esmero y dedicación.
En el servicio, los maestros nos recuerdan que lo más importante es la actitud de servir sin esperar nada a cambio; sin cálculos ni interés personal alguno. Eso quiere decir que tenemos que estar dispuestos a sacrificar y renunciar a lo personal en beneficio de los demás.
Un verdadero sevadar no tiene deseos ni exigencias; solo el deseo de servir. El verdadero indicador del amor de un satsangui por el maestro es hacer su seva sin cuestionarlo.
El seva no se nos asigna por tener una habilidad o talento especial. El seva se nos asigna según nuestra necesidad, según lo considera el maestro. En Dera vemos como funcionarios de alto rango sirven comida en el langar, oficiales del ejército, profesores, etc., lavan los platos en las cocinas, por ejemplo.
Cuando estamos haciendo algún servicio a veces surgen complicaciones y podemos sentirnos heridos o herir a otros. Es precisamente en estas situaciones donde, a menudo, vemos como nuestro ego tira de nosotros haciendo que no estemos muy predispuestos a recibir críticas. Sin embargo, los maestros nos dicen que en el seva tenemos que tener la mentalidad abierta para entender que otros pueden ayudarnos a mejorar el seva con sus comentarios y aportaciones, incluso con sus críticas. Al fin y al cabo nuestra opinión no es importante, es muchísimo más importante la armonía y buen ambiente que seamos capaces de crear en el sangat, aunque esto comporte renunciar a nuestras propias opiniones.
Esto es humildad, y esta actitud humilde de no generar reacciones nos ayuda en nuestro camino para recibir la gracia del Señor. Porque a él le complace la humildad.
El seva hecho con ego anula el efecto del seva. Como Kabir dice:
Cuando alguien pone espinas en tu camino,
pon flores en el suyo.
Recibirás flores a cambio…
Sigamos el ejemplo del maestro que es modelo de humildad y el servidor de todos. Los santos iniciaron el sistema de servicio (seva) con vistas a enseñar humildad a la mente y para eliminar su egoísmo. Cuando trabajamos juntos, comenzamos a tomar conciencia de la igualdad de todos los seres humanos. ¿Por qué, pues, ha de suscitarse jamás en nosotros algún sentimiento de superioridad? Cuanto más humildes nos hagamos, tanto más nos acercaremos a Dios y a sus devotos.
Procuremos siempre que nuestra individualidad se diluya en el espíritu de servir y siempre encontremos una atmósfera de amor y humildad.
¡El seva es un trabajo en equipo! Los cargos o responsabilidades pueden parecer importantes, algunos creen que sus responsabilidades les hacen imprescindibles, pero podemos trasladarnos de ciudad, jubilarnos, enfermar, dimitir o morirnos… El seva continuará como siempre. Esa es la poca importancia que tenemos en el conjunto general.
Debemos centrarnos en crear una atmósfera armoniosa y agradable que nos haga ser conscientes de la inutilidad de la autoimportancia. El seva es un trabajo en equipo, se trata de estar todos juntos.
Si nosotros somos ese ejemplo de humildad, influiremos del mismo modo en los demás. Recordemos que el orgullo divide, siempre crea desunión y problemas en el grupo de seva, mientras que la humildad une. ¡No lo perdamos de vista!
Si tenemos que rectificar o pedir disculpas, no pasa nada, eso nos beneficia, nos ayuda a ser mejores y además contribuye a crear un ambiente saludable en el que se respira la presencia del maestro. Y esto es lo único, lo único que importa.
Cualquier seva que desempeñemos, en su sentido más profundo es trabajo espiritual porque nos ata a aquel al que servimos: al maestro, y como el maestro está unido al Señor, en realidad, estamos atándonos al mismo Señor. El seva añade valor a la vida de las personas que meditan, es algo hermoso, porque inmediatamente vienen a nosotros las cualidades de aquel al que servimos.
Baba Ji dice en el libro del yo al Shabad que el seva físico y mental nos ayuda a controlar el ego, y que únicamente la meditación es seva para el satgurú. Los otros sevas nos ayudan a convertirnos en mejores seres humanos y a preparar el terreno para la meditación. La meditación es el seva espiritual que nos conectará conscientemente con el Shabad.
El seva es una oportunidad que solo aprendemos a valorar cuando hacemos un buen uso de él y lo practicamos bajo las instrucciones del maestro. Si lo hacemos así, nos daremos cuenta de sus beneficios.
No perdamos de vista el fundamento de la humildad al llevar a cabo el seva. Aprovechemos todas las oportunidades que se nos presenten para hacer seva y desempeñémoslo con el máximo esmero, dedicación y amor. Así, mejoraremos como personas y sobre todo atesoraremos la gracia que el maestro nos da, permitiéndonos servir a su sangat.