El maestro responde
Sin verdadero amor no hay paz mental,
sin el dolor de la separación, no hay desapego,
sin el maestro, todas las manchas y heridas
de la mente no se pueden limpiar.
Kabir: The Great Mystic
P. Venimos aquí y nos enamoramos intensamente de la forma física del maestro, y luego tenemos que regresar a nuestros países después de un tiempo. ¿Es ahí donde tenemos el anhelo por la meditación, por el maestro?
R. El objetivo de la forma física del maestro es llenarnos de amor y devoción por el Padre, ponernos en el camino, crear ese profundo anhelo por volvernos uno con el maestro. Naturalmente, cuando el maestro físico está presente, corremos en torno a él y nos sentimos contentos y felices. Pero este es un medio para lograr algo mucho mayor. A veces nos conviene estar lejos del maestro, pues al no poder encontrarlo fuera, no tenemos otra opción que encontrarlo en el interior.
Como Cristo dijo: Conocéis el sendero, conocéis el camino, y de nuevo vendré a vosotros. Después de un tiempo volveré, pero no me estoy yendo realmente a ninguna parte, estoy dentro de vosotros. Buscadme en vuestro interior, y yo vendré a vosotros de nuevo. A veces nos conviene que se nos mantenga lejos, pues el maestro físico ha cumplido su función.
Ahora, el maestro interior también tiene que llevarnos a su propio nivel. La historia nos dice que muchas veces nuestros gurús sijs han mantenido a sus discípulos lejos de ellos durante muchos años. No era culpa de ellos, sino que había un criterio divino interior para llenarlos de más anhelo, más amor, más devoción, a fin de prepararlos para algo mucho mayor. A Bulleh Shah no se le permitió acercarse a su maestro durante no sé cuantos años.
P. Maestro, ¿es el deseo y el anhelo por el maestro lo mismo que el darshan?
R. Sí. Incluso si no se tiene la oportunidad de ver al maestro, pero hay verdadero anhelo y deseo de verlo, se obtiene el mismo efecto. En una carta del Gran Maestro a Baba Jaimal Singh, en Cartas espirituales, Maharaj Ji (Maharaj Sawan Singh) había escrito que estaba deseando ver a Baba Ji (Baba Jaimal Singh). Baba Ji le respondió que si sentía ese deseo y anhelo era como si ya lo hubiera visto.
En definitiva, lo que importa es el amor. Puede que no se tenga ese anhelo ni siquiera en presencia del maestro, y que el darshan se convierta en mecánico, sin sentido. Y se puede tener un anhelo muy profundo y deseo de estar con él, incluso estando a miles de kilómetros de distancia, lo cual puede tener mucho más valor. Así que es el amor lo que cuenta.
La perspectiva occidental de calcularlo todo, estimando las ventajas de todo, no es válida en Sant Mat. El amante nunca calcula el beneficio de su amor. Sabe cómo amar, no se preocupa por nada más, y eso es lo natural.
Por lo tanto, Sant Mat no es más que amor. La meditación crea ese amor; el darshan crea ese amor. Todas estas cosas que crean amor, finalmente nos llevan de regreso al Padre. ¿Y qué es el amor? El amor es perder la propia identidad y fundirse en otro ser, perder la propia individualidad para convertirse en ese otro ser. Uno mismo ya no existe. Solo el amado existe.
Kabir dice en algún lugar, de un modo muy hermoso: Cuando yo existí y tú exististe, nunca te conocí. Ahora solo tú existes y yo ya no existo. Esto es debido a que se pierde la propia identidad. Gurú Nanak ha utilizado las palabras “morir en el Shabad”. Cuando morimos, perdemos nuestra propia identidad, nos fundimos en otro ser y ya no existimos. En todos los aspectos, físicamente y en todos los sentidos, ya no somos más. Eso es la muerte. Así que él dice que cuando morimos en el Shabad, nos hemos fusionado por completo en el Shabad y ya no existimos más. Eso es verdadero amor. Muchos, muchos místicos han utilizado esas mismas palabras.
Esta muerte no es la muerte física. Se trata de la eliminación de nuestro ego, nuestra identidad. Hacemos lo que agrada al amado; nunca hacemos lo que le desagrada. Bailamos al ritmo del amado; dejamos de existir. Y es por eso por lo que decimos que Dios es amor y el amor es Dios. En última instancia, nuestro amor nos ayuda a fundirnos en el Señor y a perder nuestra identidad e individualidad.
M. Charan Singh. Spiritual Perspectives, vol. III