El maestro responde
Si supiésemos amarnos a nosotros mismos, a nuestro prójimo, a nuestro país, a toda la humanidad y al mismo Dios, ya no precisaríamos de leyes mundanas, porque el amor engendra amor.
M. Sawan Singh. Philosophy of the Masters, vol. II
P. ¿Qué tiene que ver el amor al prójimo con el amor a Dios?
R. Como sabemos, Cristo impartió dos mandamientos, el primero es: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Esto significa que debemos estar absolutamente repletos de su amor. Cada partícula de nuestro ser debe estar rebosante de amor por el Señor.
Y el segundo mandamiento es: Amaréis a vuestro prójimo como a vosotros mismos. El segundo mandamiento solo podemos seguirlo si hemos seguido el primero. Si no amamos al Padre, seremos incapaces de amar al prójimo. Amar al prójimo quiere decir amar al Señor que está dentro de cada uno de nosotros. Entonces veremos únicamente al Señor y nada más en este mundo.
Mi ‘prójimo’ no significa solamente el que vive al lado de mi casa. Todo el mundo es mi prójimo. Si estoy viviendo en una casa, la colindante es mi prójimo. Si vivo en una ciudad, la ciudad cercana es mi prójimo. Si estoy viviendo en un país, el país vecino es mi prójimo. Y si estoy residiendo en un continente, los demás continentes son mi prójimo. Todo esto significa que el universo entero es mi prójimo.
Amar al prójimo es percibir al Señor dentro de todos, en todas partes. Y eso se puede conseguir únicamente si hemos cumplido con el primer mandamiento. Cuando vemos al Padre en nuestro interior, allá donde miremos en el mundo, veremos al Padre. Entonces, cuando nos encontremos con las personas, no veremos a las personas sino al Creador que está en ellas. A ese nivel no estamos unidos a una persona en particular, un prójimo en concreto, porque estamos apegados al Uno que es omnipresente y está en todos. Es por eso que los místicos indios nos dicen que este cuerpo es el templo del Dios vivo. Significa que tenemos que ver al Padre dentro de nuestro propio cuerpo, y cuando lo logremos, seremos capaces de ver al Padre en todas partes; allá donde miremos, veremos al Padre.
M. Charan Singh Ji. Perspectivas espirituales, vol. III
P. Maestro, he oído y escuchado muchas veces en las grabaciones acerca de practicar nuestra meditación con amor y devoción, sintiendo ese amor y devoción. Parece que al principio gran parte de ese amor y devoción es emocional y físico. ¿Se convertirá gradualmente en un verdadero sentimiento de amor y devoción? ¿El sentimiento físico y la emoción que tenemos en las etapas iniciales, evolucionarán a un sentimiento más profundo de amor y devoción?
R. Hermana, la meditación crea ese amor. La meditación lo fortalece. La meditación ayuda a que el amor crezca hasta el punto en el que nos convirtamos en uno con el Señor. Todo es meditación. Meditación no es más que amor. ¿Qué es el amor? ¿Cuáles son las características del amor? Unirse a otro ser, convertirse en otro ser, perder la propia identidad. Perder la propia individualidad y convertirse en otro ser es amor. ¿Y cuál es el propósito de la meditación? Unir el alma de nuevo con el Padre, eliminar la inmundicia del alma y hacerla brillar, hacerla una con él. Eso es meditación. Por eso la meditación en sí misma es amor. Por eso decimos que amor es Dios y Dios es amor, porque Dios tiene las características del amor. El amor a Dios es una característica del amor. Nos convertimos en uno con él. Perdemos nuestra identidad.
M. Charan Singh. Perspectivas espirituales, vol. II
P. Si sentimos que hemos desagradado al maestro, ¿hay alguna forma de arreglarlo?
R. Antes que nada, puedo asegurar que nunca le desagradamos. ¿Cómo podríamos desagradarle? Solo podemos desagradar a alguien cuando hacemos algo que no espera. Él sabe lo débiles que somos, que somos víctimas de la mente, que a cada paso estamos llenos de equivocaciones; no hay nada nuevo para él, ya nos conoce. Por eso Cristo dijo: Si no me seguís, si no vivís mis enseñanzas, yo no os condenaré ante el Padre, porque ya estáis condenados. ¿Qué mayor condena podemos tener que estar separados del Padre y ser parte integrante de esta creación? Cristo dice que él no se quejará ante el Padre. Así que la cuestión de desagradar al maestro no surge, pero sin duda podemos complacerle viviendo una vida de acuerdo con Sant Mat, realizando nuestra meditación. Eso sí le complace, pero no hay nada que le desagrade.
M. Charan Singh. Perspectivas espirituales, vol. III