Un doble propósito
Porque os he dado ejemplo,
para que también vosotros hagáis
como yo he hecho con vosotros.
Juan 13:15
Cada alma, como dijo Maharaj Sawan Singh (el Gran Maestro), tiene dos grandes propósitos. El primero es preparar su propio camino, trabajar en su propio desarrollo espiritual, deshacerse de la ilusión de la mente y purificar su alma, con el objetivo de conocernos a nosotros mismos y fundirnos de nuevo en el Señor. Esa es la función de cada alma marcada. Se ha seleccionado a estas almas para tal propósito, a fin de que puedan tener la oportunidad o la facilidad de purificarse, hacerse merecedoras de volver y fundirse con el Señor.
Y así, cuando estamos en el sendero y meditamos, es natural que nuestra influencia haga efecto en los que están a nuestro alrededor, en nuestros parientes y en nuestros amigos. Al ser un ejemplo vivo de buenos satsanguis, naturalmente influimos en nuestro entorno y en las personas con las que nos relacionamos.
Siendo un buen ejemplo, influiremos en ellos mucho más que hablando o explicándoles las enseñanzas. Percibirán ese brillo, notarán esa paz, notarán esa dicha, ese contento en nosotros. Verán a un ser humano totalmente cambiado. Entonces, será normal que estén impacientes por saber lo que nos ha sucedido, qué es lo que ha causado esa maravillosa transformación en nosotros. Y así, una vez que descubren que somos mejores seres humanos, de forma natural se ven influenciados por la manera en que vivimos.
Así pues, una forma mucho mejor y más sutil de que otros vengan al sendero es convertirnos nosotros mismos en un ejemplo de Sant Mat, un ejemplo de un iniciado verdadero.
Cada alma tiene un doble propósito. Primero, ayudarnos a nosotros mismos a conseguir la redención de la mente, conseguir la liberación de la mente, hacernos más puros. Y segundo, ayudar a los demás a venir al sendero.
Naturalmente cuando alguien recibe algo muy valioso siempre está deseoso de compartirlo con aquellas personas a las que ama. Está deseoso de compartir ese tesoro con sus amigos y con las personas que le importan. Todos los satsanguis, y lo sé por experiencia propia, están siempre deseosos de compartir el sendero, esa iluminación, esa sabiduría del sendero con todos sus compañeros, con todos sus amigos.
En este sentido, cada alma tiene un doble propósito: trabajar para sí misma y para los demás siendo un vivo ejemplo, digno de un discípulo de un gran maestro.
M. Charan Singh. Perspectivas espirituales, vol. II