Ser discípulo
No hay duda de que somos débiles y no
tenemos ni fe ni amor, pero también hay
una esperanza que nos mantiene: que Él se
compadezca de nosotros… Por lo tanto, nos
corresponde a nosotros realizar todos los días
sin falta la practica espiritual.
M. Sawan Singh, Joyas espirituales
Para la mayoría de nosotros aprender a ser un verdadero discípulo es un proceso lento, largo y gradual, y generalmente no percibimos nuestra transformación. Se dice que este camino es más largo que duro, sin embargo ‘sin prisa pero sin pausa se gana la carrera’, como dice el dicho. Maharaj Charan Singh solía decir que este es el camino más simple, pero es difícil de seguir.
Para mantenernos en el sendero tras largos años de práctica, necesitamos ayuda. El apoyo y la protección del refugio del maestro es necesario. El satsang y el seva nos ofrecen un lugar donde la atmósfera de la presencia del maestro eleva nuestro espíritu y refuerza nuestra determinación de ser firmes en el camino. El refugio del maestro nos mantiene a salvo de los asaltos de la rebelde mente; nos atrae una y otra vez de nuevo al foco. Si estamos confundidos, reaviva la claridad. Constantemente, el refugio del maestro nos conciencia de la sencillez del camino espiritual, nos recuerda el verdadero propósito de nuestra vida y reafirma nuestro compromiso con él. El refugio del maestro no es una estructura construida con ladrillos y mortero, ni con madera, yeso o acero. Solo hay un material utilizado en su construcción y es el amor. Y solo hay dos personas en el refugio: el discípulo y el maestro. Y su amor lo abarca todo.
Se dice que cuando las abejas quedan atrapadas en una tormenta, se aferran a pequeñas piedras para mantener su equilibrio y evitar que se las lleve el viento. Como las abejas, podemos aferrarnos a nuestro amor al maestro y mantener nuestro equilibrio en las tormentas de la vida. Y si nuestro amor por el maestro nos parece débil o inexistente, su amor por nosotros nos mantendrá; pues a medida que avanzamos en este camino, nos damos cuenta de que su amor es tan amplio como el mundo entero. Su amor por nosotros es amor al Señor, al Todo, al Uno. Su amor está en todo, y a sus ojos cada uno de nosotros también somos parte de ese Uno.
… Nuestra capacidad de amar es limitada. El amor hacia el que el maestro nos conduce no tiene que ver con emociones fluctuantes. El afecto y la gratitud pueden ser solo un tenue reflejo del amor verdadero, el amor que acaba con todas las separaciones y conduce a la unión. ¿Cómo crecemos en este amor? El maestro ha dado una respuesta sencilla. Él dice: El amor significa dar, dar y dar. ¡Dar total y completamente! Sin barreras. Debemos dar sinceramente; dar hasta el punto en que el ego quede eliminado. Sin expectativas, solo dar. Eso es ser discípulo.
Así que comenzamos por dar el único regalo que tenemos: nuestro tiempo y atención; dos horas y media de nuestro tiempo, acompañadas de cualquier cantidad de nuestra atención que podamos interiorizar y dar. Puede parecer un regalo insignificante si consideramos lo dispersa que está nuestra atención en la práctica de la meditación, pero, sin embargo, es un regalo de amor.
El amor significa dar, dar y dar…
A Wake Up Call: Beyond Concepts & Ilusions