Iniciación; más que una técnica
En verdad, en verdad te digo,
que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios.
Juan 3:3
… El maestro me llevó a su sala de visitas, se sentó en la forma india en la alfombra y me hizo sentarme de la misma manera en el suelo frente a él. Me senté frente al maestro, una hora entera, con mi mirada fija en él mientras explicaba el método de la iniciación, me dio las palabras para la meditación y me las hizo repetir hasta que las supe de memoria. Estas son palabras del sánscrito, cinco nombres de Dios, que el discípulo debe repetir en el interior durante la meditación con la máxima concentración y sin interrupción, hasta que llegue a tal concentración que su consciencia se interiorice y eleve a un plano superior.
Después, el maestro me explicó el camino del alma en su ascenso a través de los diversos reinos espirituales, describió diferentes tipos de luz y sonido que el discípulo experimentará durante el regreso a su morada eterna. Estas manifestaciones de la corriente del sonido, la música celestial, se ven y oyen durante la meditación en la medida en que el alma asciende a niveles superiores de concentración. Después de explicar todo esto, el maestro me enseñó cómo escuchar el Shabad. Intenté memorizar todas las palabras del maestro y abrir mi corazón a la gracia de la iniciación. Al final de la iniciación, sus últimas palabras fueron:
Este es un sendero de amor y solo de amor.
La iniciación en el Surat Shabad Yoga no es una ceremonia, sino un proceso de instrucción; puede ser dirigido por cualquier persona autorizada por el maestro. Es, sin embargo, mucho más que impartir la técnica de la meditación y una descripción de las luces y los sonidos de los reinos interiores.
El significado fundamental de la iniciación es que el maestro reconecta el alma de su discípulo con la Palabra, el Espíritu Santo, y la despierta a una vida nueva. Según las enseñanzas de Sant Mat, únicamente un verdadero maestro vivo puede hacer esto. Cuando inicia a un discípulo, el maestro asume la responsabilidad del alma de su discípulo y toma a su cargo el ‘libro de su vida’, en el que están grabados las recompensas y castigos de sus acciones.
El método de la iniciación puede cambiar a través de los siglos, y un verdadero maestro es libre de elegir el método mediante el cuál la consciencia de su discípulo debe volverse hacia el interior. Si así lo quisiera, el maestro podría hacerlo con solo una mirada de gracia. De la misma manera, el maestro no está obligado a dar unas palabras definidas para la repetición o mantra, él puede darle al discípulo cualquier palabra que elija para la meditación. Lo que importa no son las palabras en sí, sino el poder que el maestro pone en ellas. Este poder se revela cuando la consciencia del practicante se ha fortalecido hasta el punto en que las palabras se repiten automáticamente también fuera de la meditación.
Lo que ocurre dentro del discípulo durante la iniciación está oculto para la mayoría de las personas hasta el momento en que son capaces de elevar su consciencia durante la meditación a un nivel superior, donde se encuentran con el maestro en su forma astral, su forma sutil o radiante. Solo entonces comprenden lo que el maestro hace por ellos y aún sigue haciendo. Sin duda alguna esta es una experiencia maravillosa para el discípulo. Hay discípulos que ascienden a este nivel de concentración inmediatamente a la hora de la iniciación, pero la mayoría debe trabajar duro para alcanzar este nivel. Tanto si el discípulo tiene o no experiencias interiores a la hora de la iniciación, así como la rapidez con la que progresa en el sendero dependen de su propio estado interior.
Para la mayoría de los discípulos es un viaje largo y arduo, como los maestros siempre remarcan. Pero nadie debe perder el ánimo cuando el progreso es lento, porque el sendero interior se remonta hasta el largo descenso del alma desde su morada original, que tuvo lugar hace un inimaginable lapso de tiempo. Cuando sus discípulos se desaniman, los maestros les consuelan señalando que el ascenso por medio de Surat Shabad Yoga es comparativamente corto.
Durante los satsangs de la tarde, a menudo le preguntaban al maestro qué le pasa a un discípulo que no tiene éxito en cubrir toda la distancia en esta misma vida. La respuesta del maestro era, invariablemente, que el discípulo debe volver al mundo únicamente si aún tiene fuertes apegos a las personas y los objetos del mundo, o si todavía tiene que recibir recompensas o castigos por sus acciones, que requieran vivir en la tierra. Si no es así, podrá continuar su camino hacia la liberación en un nivel superior.
… El discípulo iniciado por un verdadero maestro vivo encontrará la forma radiante de su maestro en el umbral de la región astral, y bajo su dirección será capaz de continuar su camino. Por encima de todo, podrá escuchar la Palabra, el sonido de la corriente, que irresistiblemente atraerá a su alma hacia arriba a los mundos espirituales.
Adventure of Faith
A alguien que se había jubilado hacía poco tiempo, el maestro le dijo: “Debes considerar este día como el más feliz de tu vida. Has interpretado bien tu papel. Todas tus obligaciones con el mundo han concluido. Ahora tienes que hacer algo para ti mismo. Hasta hoy has estado realizando el trabajo de otros. Ahora haz el tuyo. Tienes que alejar de tu mente todos los apetitos y deseos mundanos. Dile a tu mente que has terminado tu juego en el mundo, y que ahora le toca el turno a Dios. Saca a tu mente de la familia, hijos, casas, propiedades, riqueza, honor, país y todas las demás conexiones con el mundo. Lleva tu mente a tal estado, que la existencia o no existencia de esas cosas no tengan ninguna influencia sobre ti. Dedícale ahora a Dios –y solo a Dios– todo tu pensamiento, tu tiempo y tu atención. Hazte suyo ahora.
Purifica tu mente y todo lo demás. Piensa día y noche en el bhajan y en nada más. Trabaja diligentemente. Combate a la mente con valentía. El gurú está contigo. Sométela con su ayuda”.
Sardar Bahadur, La ciencia del alma
El cuerpo humano tiene una vida corta. No merece la pena sentirse orgulloso de su juventud y belleza. Lo mismo que los árboles pierden sus hojas en otoño, la juventud y la belleza se desvanecerán en unos días. Consiguientemente, no debemos desperdiciar este cuerpo, sino que tenemos que encontrar a un maestro bienamado y dedicar nuestro tiempo a servirle y atenderle.
Soami Ji, Sar Bachan prosa