Sentir la humildad
Quien es manso y humilde,
quien medita con amor
y se entrega a los santos,
en él mora el Señor
como en el agua mora el pez.
Kabir, el tejedor del Nombre de Dios
En una visita del maestro, uno de los asistentes le preguntó cómo adquirir y conservar la humildad. Es decir, ¿cómo adquirirla y conservarla ante las vicisitudes y problemas que tiene la vida, y las complejas relaciones que tenemos con los demás y con nuestro entorno? El maestro explicó que, en realidad, no hay que adquirir la humildad sino sentirla: Sentirla en nuestro interior. Esta es la verdadera humildad, la que desde nuestros corazones sentimos, apreciamos y nos esforzamos por conservar.
Maharaj Charan Singh dice en el libro Así habló el maestro:
Solamente puedes adquirir humildad eliminando el ego. El ego procede de la mente, y a menos que el alma deje a la mente no podremos llegar realmente a ser humildes.
Es decir, que debemos eliminar el ego para dar entrada a la humildad. Y si desapareciendo el ego surge la humildad, ¿cómo deshacerse del ‘yo’, del ego? En verdad, siendo humildes florecerá el amor. Y si de verdad tienes amor surgirá la humildad. Esta es la auténtica correlación: amor–, humildad. A mayor amor, mayor humildad. Son dos variables que están unidas de manera directa.
Pero ¿cuál es el auténtico amor que despliega la humildad? En realidad, nuestro amor está muy condicionado y persigue casi siempre un interés. Es un interés egoísta fruto del ego. Sin embargo, el verdadero amor no tiene interés alguno: simplemente es “amar por amor”. Es ese amor que le hace a uno perder su propia identidad. Aquí es donde perdemos nuestro ego, nuestro ‘yo’, porque pensamos no en nosotros mismos sino en los demás, en el ser querido y amado. Nuestro amor al maestro, nuestra devoción, nuestro amor al Señor nos hace automáticamente ser humildes.
Gurú Arjan Dev dice en el Adi Granth:
En la compañía de los santos, el rostro brilla y la imperfección se desvanece. En su compañía, la arrogancia desaparece y la humildad toma su lugar.
Debemos sentir la humildad, como comenta Baba Ji, pero, ¿cómo? La humildad está en nuestro interior, y es ahí donde debemos acudir para encontrarla. Es la meditación del Surat Shabad Yoga, con la constante remembranza del Señor y la experiencia del Nam, lo que nos llevará a tomar verdadera conciencia de que la humildad está en nuestro interior.
Cuando cruzamos la región de mente y maya, solo entonces surge la verdadera humildad en nuestro interior. De hecho ya está en nosotros, tan solo tenemos que despejar los obstáculos. Es una cualidad implícita del alma, mientras que el ‘yo’ es una cualidad de la mente. Por eso, en la meditación debemos tratar de aquietar a la mente y dominarla para liberar al alma. Entonces, automáticamente, brillarán todas sus cualidades; entre ellas, la humildad.
En realidad, para nosotros es muy difícil ser humildes como lo son los maestros y los santos. Tendríamos que ser como ellos para lograr su enorme humildad. Sin embargo, como discípulos sí está en nuestras manos ofrecer el debido esfuerzo para conseguirla.
¿Cómo debemos enfocar nuestros esfuerzos para que nuestra humildad se despierte cada vez más y podamos apreciarla? Como dicen los místicos ‘si sabes callar y sufrir, sin duda verás el favor de Dios’. Así que debemos ‘esforzarnos en nuestro esfuerzo’, porque la gracia le corresponde a Dios. Y ¿cuál es nuestro mayor esfuerzo? La meditación; nuestra suplica al maestro, a Dios, para que se apiade de nosotros y nos ayude a escuchar su Palabra para unirnos con él. Su gracia es lo único que debemos implorarle humildemente. En el libro Así habló el maestro, Maharaj Charan Singh dice:
Cuando somos capaces de purificar nuestra mente y librar al alma, solo entonces, podemos sentir la genuina humildad. Y la humildad tiene la característica propia del amor, ya que por ella volvemos a unirnos al Padre: nos unificamos con el otro ser. Deseamos perder nuestra propia individualidad para transformarnos en el otro ser. Así que si no estamos llenos de humildad, nos será imposible reunirnos con el Padre…
Nuestro esfuerzo debe dirigirse a él, al maestro. Enfocar correctamente el sendero espiritual en nuestras vidas. Él, el más humilde de todos, estando en todo y en todos nosotros pasa desapercibido. Así actúa él, en silencio y ocultando su poder. ¡Qué gran ejemplo de humildad nos da el maestro!
Él lo sacrifica todo por nosotros. Podría estar unido al Padre, sin necesidad de estar aquí con nosotros, sin embargo nos ayuda en todo momento y jamás abandona su gran seva: conducirnos interiormente hasta el Padre a través del Shabad. Esto no es sino humildad. A cambio no nos pide nada, solo nos aconseja que practiquemos la meditación.
En el poema ‘La humildad’, del libro Kabir, el tejedor del Nombre de Dios, leemos:
Kabir, conviértete en guijarro del camino,
arroja todo orgullo de tu corazón:
quien de este modo se convierte en esclavo,
encuentra al Señor.
(…) el esclavo del Señor
mejor debiera ser como polvo sobre la tierra.
(…) el devoto mejor debiera ser como el agua
que toma la forma del jarro que la contiene.
(…) el amante del Señor
mejor debiera ser como el mismo Señor.
Aquí Kabir nos aconseja que procuremos no molestar, no dañar ni ofender a nadie. Ni en palabras, pensamientos ni acciones. El devoto que busque en su interior la humildad, debería sentirse tan insignificante como un guijarro. Es más, un guijarro del camino incluso puede ser dañino, así que procuremos ser como el polvo del camino… Pero hasta esto puede dañar… Por tanto, amoldémonos a las circunstancias, como el agua. El agua pierde su identidad, su forma, porque se adapta a las circunstancias.
Kabir nos exhorta a que estando en este mundo y tratando con los demás, pensemos en Dios y adquiramos sus cualidades: “El amante del Señor mejor debiera ser como el mismo Señor”.
Así de fácil y complicado es. Fácil porque el mayor trabajo no es nuestro sino de él; su gracia. Tan solo se nos pide nuestro esfuerzo. Y esto debiera ser fácil, pero se hace complicado porque todavía no lo entendemos. No comprendemos que sin el maestro poco podemos hacer. Sin él no podemos avanzar en el sendero.
Pero él ya nos dio su promesa. Él no nos pide resultados, tan solo nos pide nuestro esfuerzo. ¿Qué más queremos? Más fácil, como dice el maestro, no puede ser: Meditemos, meditemos… ¡Así de fácil! Algún día con toda seguridad llegaremos interiormente a unirnos con él.
La humildad ya está en nuestros corazones, porque es la cualidad del alma. Tan solo debemos despejarla para que sea luz propia y podamos apreciarla, sentirla en nuestro interior. Todo lo demás es vana ilusión y engaño de nuestra mente.
Conocido es que cuando una rama está cargada de frutos, se inclina hacia el suelo. Sin embargo, cuando está verde, permanece erguida porque no tiene nada que ofrecer. Esto nos invita a meditar sobre lo que es la humildad en relación con el conocimiento. Igualmente, los maestros verdaderos en su gran humildad y por tener perfecta sabiduría y conocimiento, nos muestran sus enseñanzas sin pedir nada a cambio.
El hombre sabio siempre tiene algo que ofrecer en su humildad. El que no es humilde y pretende enseñar no puede dar sino orgullo y vanidad. Es lógico, porque siempre se da lo que se tiene, ¡nada más!
La humildad es fundamental en nuestro proceso de progreso interior, sin ella no podremos avanzar lo más mínimo en la espiritualidad, estaremos dando vueltas y vueltas, sin avanzar. La humildad es nuestra verdadera capacidad de amar. Se encuentra en nuestro interior, donde debemos buscarla doblegando al ego mediante nuestra meditación y devoción al maestro.
Tu deber es penetrar y llamar a la puerta, y la puerta se abrirá. El poder interior no se equivoca. Te abrirá la puerta cuando vea que ha llegado la hora. Aumenta tu amor y tu devoción, y entrégate completamente a su cuidado.
M. Sawan Singh, Joyas espirituales
Ayudar a alguien en época de dificultad es una
buena causa, un trato del que tú te beneficiarás
aún más. No dejes escapar esta atípica perla de
la oportunidad en el tempestuoso océano de
esta vida pasajera.
Sarmad, Martyr to Love Divine
La puerta de la salvación es sumamente
estrecha; solo si te vuelves muy pequeño
puedes entrar. El ego de la mente es grueso;
¿cómo la podría atravesar?
Gurú Nanak, sus enseñanzas místicas
Simplemente cambia tu modo de vida de
acuerdo con las enseñanzas y atiende a la
meditación. Eso es todo lo que se precisa. De
la meditación vendrá el amor, la sumisión y la
humildad. Todo vendrá.
M. Charan Singh, Muere para vivir