Entregárselo todo al Señor
Cualquier cosa que hagas, que comas,
que des, que adores,
cualquier penitencia que realices,
¡oh Arjun!, somételas todas a mí,
porque al hacerlo estarás libre
de las consecuencias de las acciones
y, atravesando el sendero de la renunciación,
obtendrás la liberación y te fundirás en mí.
El Bhagavad Gita. Citado en Philosophy of the Masters, vol. I
El primer paso hacia el sendero de la devoción es entregárselo todo al Señor, si se lo entregamos con humildad nos liberamos de la carga de karmas y nos hacemos dignos de realizarle interiormente. Pero en tanto no se elimine internamente el registro de karmas destruyendo así nuestro ego, no podremos ir más allá de las tres gunas, y consecuentemente no podremos dejar de hacer acciones sin sufrir sus consecuencias. Las acciones son puras solo si se realizan sin ningún deseo de recompensa. Y aquel que ejecuta sus acciones de esta forma no crea karmas, incluso mientras está actuando. Tal persona alcanza la realización de Dios.
¿Cómo podemos alcanzar este estado de ausencia de reacciones? ¿Cómo puede liberarse una persona del cautiverio de los apegos? ¿Cómo puede detenerse el ciclo de nacimientos y muertes, que es la consecuencia ineludible de nuestras acciones? Y ¿quién puede comprender el enigma de la ‘acción sin reacción’ incluso mientras se actúa? Todas estas preguntas tienen una sencilla respuesta en las escrituras, donde se nos indica que estas cosas solo pueden comprenderse si nos convertimos en devotos del Señor o gurmukhs. ¿Quién es un gurmukh? Aquel que se entrega a un maestro espiritual. Es decir, aquel que amorosa e implícitamente sigue las instrucciones de un maestro espiritual. El maestro otorga el regalo de la iniciación del Shabad por cuya práctica se trasciende el alcance de los tres gunas, se elimina el ego y se obtiene el estado verdadero de actuar sin crear consecuencias. De este modo y por la gracia del maestro, se aligera la carga de karmas.
El karma o acción es de tres clases: sinchit, pralabdh y kriyaman (…) Los karmas almacenados, o de reserva (sinchit), son el resultado de acciones en vidas anteriores que aún no han sido pagadas ni asignadas. Los karmas del destino (pralabdh) constituyen la parte de los resultados de las acciones de las vidas anteriores que se han asignado a la vida presente, a causa de los cuales se nos ha proporcionado este cuerpo con el fin de experimentar los resultados de los buenos y malos karmas de acuerdo a nuestro destino. El kriyaman está constituido por los karmas recientes, consecuencia de acciones que se han llevado a cabo en esta vida. En otras palabras, al mismo tiempo que pasamos por nuestro destino (karmas de destino) también contraemos nuevos karmas diariamente, cuyas consecuencias las padeceremos como destino en la próxima vida o como parte del destino en alguna vida futura.
Nuestras propias acciones son las responsables de lo bueno y de lo malo, del placer y del dolor que padecemos aquí, así como del nacimiento en este mundo en una especie superior o inferior. “Lo que sembremos, eso es lo que cosecharemos” (Gálatas 6:7). Somos felices como consecuencia de las buenas acciones y desgraciados a causa de malas acciones, debido a que debemos vivir el resultado de nuestras acciones en pensamiento, palabra y obra. No podemos escapar del efecto de nuestras acciones por realizarlas en secreto. Tarde o temprano, las consecuencias de tales acciones deben sufrirse. Por lo tanto, está claro que cualquier bienestar o aflicción, felicidad o desgracia que experimentamos, se debe todo a nuestras propias acciones y no podemos culpar a nadie más por ello. ¿Cómo podría una persona obtener buenos resultados de sus malas acciones? Quienquiera que tenga esa idea está más que equivocado. (…) Y ¿qué podemos hacer con respecto a la acumulación de karmas que están esperando germinar a través de cientos de vidas anteriores? El ciclo de karmas está constantemente en movimiento y los resultados de nuestras acciones se manifiestan, teniendo estas que pagarse aún después de cientos de vidas.
El océano de los karmas es muy profundo, insondable. Es casi imposible borrar todos los karmas de reserva. Pero cuando encontremos a un maestro verdadero, él se encargará de las cuentas de todos nuestros karmas, inculcando en nosotros el espíritu de realizar acciones sin ningún deseo de recompensa. Cuando hagamos nuestra práctica espiritual según las instrucciones del maestro y nos sometamos completamente a él, pasaremos con alegría por nuestros karmas de destino y no crearemos nuevos karmas que nos hagan sufrir en una vida futura. Los karmas almacenados de vidas anteriores se destruyen gradualmente mediante la práctica de la audición del Shabad o Nam.
Algunas veces el maestro nos ayuda a soportar la carga de nuestros karmas de destino, con el fin de que lo que pudiera haber sido una herida mortal se convierta en el pinchazo de una aguja, con el efecto de que padecemos nuestros karmas sin demasiado sufrimiento o angustia mental. De esta forma, todos nuestros karmas se pagan mediante la gracia del maestro. Al final se nos libera de la carga de nuestros karmas y alcanzamos la salvación, cruzando el océano de la vida.
M. Sawan Singh, Philosophy of the Masters, vol. I
¿Por qué estás marchito,
oh loto, por qué triste,
cuando el lago de frescas aguas,
la fuente de tu vida,
está siempre contigo?Nacido en el agua,
en el agua floreciste,
y el agua es tu hogar.
¿Por qué, oh loto, estás triste?
No hay fuego en tu raíz,
ni llamas en tu cabeza;
¿dime a quién, oh loto,
has entregado tu corazón
para así arder en agonía?Aquellos que, como el agua,
se vuelven serenos y tranquilos,
aquellos que en el agua se funden,
ellos, oh Kabir, ni se marchitan ni mueren.
Kabir, el tejedor del Nombre de Dios