Implícita obediencia
El que me ama, mi palabra guardará;
y mi Padre le amará, y vendremos a él,
y haremos morada con él.
Juan 14:23
Los maestros nos enseñan una forma de vivir, una manera de conducir nuestras vidas que puede convertir todo nuestro tiempo y acciones en ‘meditación’. Si cada día practicamos la meditación y luego vivimos de verdad el modo de vida de Sant Mat, entonces vivimos en la atmósfera de meditación todo el tiempo. Como dijo Maharaj Charan Singh:
Si creas una atmósfera de meditación y vives en ella, (…) entonces cada respiración se convierte en meditación.
A Sant Mat se le denomina también ‘escuela de misticismo práctico’. Es práctico porque debe de practicarse; y también porque se relaciona con todos los aspectos de la vida cotidiana. Como dijo Maharaj Charan Singh: “Sant Mat es una actitud mental que hay que desarrollar y un modo de vida que hay que vivir”. En vez de pensar en la Verdad, o discutir y analizar conceptos sobre la Verdad, procuramos vivirla en el aquí y el ahora al desenvolvernos en nuestra vida diaria.
¿Cómo vivir una forma de vida en la que todo se convierta en meditación? La vida de un discípulo comienza simple y llanamente con la obediencia. Sin obediencia a las instrucciones del maestro, tal vez ni siquiera hubiéramos solicitado la iniciación. En las memorables palabras de Soami Ji, la obediencia implícita al maestro de nuestro tiempo es “la clave de la cuestión”.
El primer paso en la obediencia es cumplir con el simple precepto de hacer la meditación todos los días, sin importar si nos apetece o no, si logramos resultados o no, y si surgen o no otras exigencias en nuestro tiempo. Obediencia significa: solo hacerla.
¡Hagamos la meditación! Dediquemos nuestro tiempo diariamente a la práctica de meditación tal como se nos ha pedido que hagamos. El Gran Maestro solía preguntarles a sus discípulos cuando se reunían con él: “¿Has hecho mi trabajo?”.
La obediencia implícita que Soami Ji describe –la obediencia que no deja lugar a que intervenga la astucia o las propias objeciones– es el comienzo de una vida de entrega. Si bien la entrega verdadera es un ideal muy elevado, y podemos pensar que es algo que lograremos en un futuro a largo plazo, el simple acto de cumplir con la meditación diaria es un gran paso en la dirección hacia tan elevado objetivo.
Podemos hacer que esta actitud de implícita obediencia se extienda a todas las actividades de nuestras vidas, lo cual contribuirá a que tengamos una vida relajada, feliz y pacífica. Los maestros nos dan su guía, y debemos hacer que las palabras del maestro sean el criterio de nuestra vida. Sus palabras, su guía, son la base sobre la cual construimos una vida libre de preocupaciones.
El solo acto de seguir implícitamente la guía del maestro sin permitir que nuestro propio razonamiento lo rebata, tiene una trascendencia muy poderosa. Nos lleva a perdonar donde antes preferimos guardar rencor, a ser amables y compasivos donde antes preferimos ser egoístas, a estar contentos donde antes preferimos protestar y quejarnos.
La consecuencia y magnitud de la entrega a un santo puede convertir a un pecador en un santo. Ser obedientes puede convertirnos en discípulos que viven libres de preocupación para siempre.
Pensemos en cómo todos los maestros han sido discípulos a lo largo de sus vidas y cómo cada uno de ellos ha dicho que su maestro está a cargo de todo. ‘Es el maestro quien lo está haciendo todo’. El maestro se ve a sí mismo solo como un sevadar, haciendo la tarea que su maestro le ha pedido que haga.
Se ha dicho que la entrega es lo más difícil en el mundo cuando lo haces; pero es lo más fácil cuando se ha hecho. La entrega es el estado de una mente dócil combinada con implícita confianza. Sin embargo, es importante recordar que un maestro no exige la entrega; la entrega solo puede darse libremente.
A Wake up Call
La entrega es la llave para la realización de Dios.
Da fortaleza al débil,
visión al buscador,
al amante el amado,
al devoto, Dios,
felicidad al que sirve,
santidad al pecador,
libertad al cautivo
e inmortalidad al hombre mortal.
M. Charan Singh, citado en San Paltu, su vida y enseñanzas