La meditación; un estilo de vida
La meditación es un estilo de vida. No se trata
de que te encierres en una habitación durante
dos horas y media y luego te olvides de ella
durante el resto del día. La meditación debe
adoptar una forma práctica, reflejándose en
cada acción que hagas y en toda tu rutina
diaria. Eso en sí mismo es un efecto de la
meditación. Vivir en las enseñanzas, vivir en
ese ambiente, es en sí meditación.
Con tu meditación diaria creas esa atmósfera
a cada momento. Todo lo que hagas debe
prepararte conscientemente para tu siguiente
meditación. A medida que vivimos en la
atmósfera creada por la meditación, esta se
convierte en un estilo de vida.
M. Charan Singh. Muere para vivir
Si en todo lo que hacemos, vivimos conscientemente en la atmósfera creada por la meditación, entonces, la meditación se convierte en nuestra forma de vida.
Al principio nuestra meditación puede parecer separada de nuestra vida diaria. Es como si se tratara de dos personas que viven en una misma casa y no se hablan entre sí. Con el tiempo, la vida diaria y la meditación se integran y apoyan la una a la otra. De la meditación podemos aprender a estar más presentes, más concentrados y a ser más generosos en todo lo que hacemos durante el día. Las actitudes de entrega, paciencia, contento y conciencia que se fortalecen durante el proceso de meditación se aplican de forma natural en cada aspecto de nuestra vida diaria. Entonces nuestras vidas reflejan la paz, la alegría y la tranquilidad que se desarrollan con la práctica de la meditación.
La meditación nos ayuda a ver la unidad que existe en todo y entre todos en la creación, al mostrarnos que externa e internamente todo es Shabad. Vemos como todo está interconectado.
Cuando aplicamos esto a todos los aspectos de nuestra vida, demolemos las paredes que hemos construido y que separan nuestra vida espiritual del resto de nuestra vida diaria. De esta manera, la fractura que experimentan tantas personas en la integridad de su ser, se restablece gradualmente.
Si analizamos nuestra tendencia a ver la meditación como separada de nuestra vida diaria, comprenderemos que es tan solo un síntoma de esta fractura que experimentamos típicamente en muchos aspectos de nuestras vidas. Lo que decimos es diferente de lo que hacemos. Nuestros deseos espirituales no se reflejan en nuestras acciones. Estamos en un lugar, deseando estar en otro. Estamos haciendo una cosa, pero pensando en hacer otra. Puesto que nunca estamos en el presente ni tampoco donde estamos, no es de extrañar que la meditación nos parezca tan aburrida: ¡nunca estamos ahí! Y sin embargo, la meditación es el único remedio eficaz para esta fragmentación, para esta fractura cósmica que no solo nos ha separado de Dios y del maestro, sino que también nos ha desligado de nuestro ser interior.
Meditación viva