Vernos a nosotros mismos
Pensemos frecuentemente
que nuestro único trabajo
en esta vida es agradar a Dios,
y quizás todo lo demás
no sea otra cosa que locura y vanidad.
Hermano Lorenzo. La práctica de la presencia de Dios
Esencialmente, antes de recibir la iniciación y practicar la meditación así como seguir el modo de vida de las enseñanzas de Sant Mat, nuestra manera de pensar y actuar está dirigida por la mente. No es que después de la iniciación esta dirección cambie, sin embargo se produce un cambio importantísimo sobre el que a continuación reflexionaremos:
El primer día en que practicamos la meditación, somos capaces de observar cómo nuestro intento por poner en práctica la repetición de los cinco nombres mentalmente, se ve truncado por la habitual actividad de la mente. Una incesante actividad en la que un pensamiento sigue a otro de forma ininterrumpida, sin que haya espacio posible para que entren en nuestra mente los cinco nombres.
La iniciación significa que la lucha por el control de la mente ha comenzado. Ese primer día, gracias a la nueva luz del maestro que nos llega con la iniciación, somos conscientes de que no somos dueños de la mente. La sustitución de los pensamientos mundanos por los cinco nombres se convierte en un ideal, pues es imposible cambiar ipso facto. De ahí que interiorizarnos se convierta en una tarea dificilísima, pues la mente corre hacia lo material de la forma en la que lo ha estado haciendo siempre, una forma que ha perpetuado durante quien sabe cuánto tiempo.
Hazur Maharaj Ji explica en Luz sobre Sant Mat:
Se trata de impedir que la mente vaya al exterior corriendo tras los placeres. Hay que retirarla gradualmente y mantenerla estable en su centro (conocido por tisra til, o tercer ojo), a fin de que pueda sintonizar el Shabad, la corriente audible de la vida, y así elevarse por encima del mundo de los fenómenos.
La mente se ha estado nutriendo de todo lo relacionado con el mundo, y todos los pensamientos e ideas que albergamos producen el efecto de moldear nuestro ser mental de acuerdo con ellos. De ahí la importancia de la repetición de los cinco nombres o simran, que como dice Hazur Maharaj Ji en Luz sobre Sant Mat:
Infunde en la mente una orientación espiritual y facilita la concentración. (…) Cuando hayamos hecho esto, es decir: retirar nuestra atención consciente desde las nueve puertas hasta el centro de los ojos, contemplaremos la forma del maestro.
(…) Entonces podremos penetrar interiormente y establecer contacto con el Shabad. Ciertamente, es la ayuda del maestro la que nos permite retirar nuestra atención de las cosas del mundo y ponerla en el Nam o Shabad.
A grandes rasgos, las anteriores palabras de Hazur Maharaj Ji explican en qué consiste la práctica de la meditación en Sant Mat. Es una práctica de por vida en la que el discípulo atraviesa etapas de devoción muy cambiantes. Debido generalmente a las olas de karma, la vida de los discípulos se ve afectada y, naturalmente, la dedicación y la inspiración en la meditación también. El proceso está sujeto a vaivenes y, a menudo, los discípulos necesitamos entender este proceso. Nos hacemos preguntas acerca de la evolución de nuestro progreso, porque sentimos que el día a día de la vida nos sume en un proceso de meditación muy irregular que no acabamos de comprender. En un esfuerzo sostenido por mantener el equilibrio, a veces hasta nos surgen dudas sobre si realmente estamos consiguiendo algún avance.
Muy relacionado con la necesidad de entender cómo va nuestro progreso en el camino espiritual, hay una pregunta a Hazur Maharaj Ji –recogida en un CD de preguntas y respuestas de octubre de 1989– en la que se le comenta al maestro que en una escuela el profesor, de vez en cuando, informa al alumno de su avance en el aprendizaje porque eso le proporciona un refuerzo para esforzarse más…, de igual modo, ¿no sería posible que el maestro le diera al discípulo una muestra de los logros que va alcanzando en el camino interior? Literalmente, a ese discípulo el maestro le respondió: ‘Tú te darás cuenta a través de la meditación’.
Esta respuesta nos hace ver que en el camino espiritual las cosas no son tan simples, en el sentido de que alguien nos diga: ‘Has aprendido ’esto’, tu puntuación es ‘X’ y pasas al siguiente nivel’. Lo que quiere decir la respuesta del maestro es que nadie nos dirá lo que hemos conseguido porque nosotros lo sabremos interiormente.
Y si buscamos refuerzos y ánimo, el maestro añade que todos los satsangs y reuniones, el servicio que realizamos, etc., ¿qué son, sino un constante refuerzo donde se nos infunde ánimo para seguir adelante y perseverar en el sendero? Como suele decir Baba Ji, somos ‘un grupo de apoyo’, y en el satsang encontramos esa ayuda mutua para recordar al maestro y las enseñanzas.
En Luz sobre Sant Mat leemos:
El verdadero satsang conduce a la práctica espiritual, y fomenta la actitud mental que facilita la meditación, es decir el bhajan y el simran. Induce a la introspección, y la exposición de las enseñanzas de Sant Mat nos capacita para examinarnos a nosotros mismos y descubrir nuestras debilidades y corregirlas.
Respecto al refuerzo y la aprobación que buscamos siempre, Baba Ji ha explicado que el maestro sabe cómo se esfuerza cada uno de nosotros, él conoce perfectamente todo lo que hacemos, no lo ignora. A veces nos da una palmadita en la espalda, tal vez porque necesitamos ese refuerzo; en otras ocasiones, puede que el exceso de autoconfianza provoque que él muestre indiferencia; pero no debemos olvidar que el amor del maestro es igual para todos, no es que ame a unos discípulos más que a otros.
Los maestros nos advierten que es mucho más positivo y beneficioso para nosotros enfocar la cuestión de nuestra aplicación y avance en el sendero desde la perspectiva del esfuerzo. Es decir, ¿por qué no procurar que lo que nos importe sea que el maestro esté contento con nuestro esfuerzo, en lugar de buscar siempre que él nos muestre los resultados?
Sin lugar a dudas, si queremos tener una referencia inmediata o un indicador directo de lo que hemos alcanzado en este sendero, los maestros nos dicen que nos preguntemos: ¿Estoy aprendiendo a vivir con contento en la voluntad del Señor?
Hazur Maharaj Ji apunta en la cita anterior que el satsang nos capacita para examinarnos a nosotros mismos, descubrir nuestras debilidades y corregirlas… Y en efecto, el satsang es como un espejo donde podemos mirarnos –con regularidad– y ver dónde estamos y cómo vamos evolucionando. Los místicos nos animan a que nos hagamos las preguntas que de verdad son importantes y tienen que ver con el avance espiritual. Deberíamos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Ha disminuido mi amor al mundo y por lo contrario ha aumentado el amor al maestro? Y en esa medida, observar y constatar si con el paso del tiempo deseamos dedicar cada vez más tiempo e intensidad a la meditación, y como consecuencia experimentamos más paz, más bienestar interior, más dicha… ¿Estamos logrando una concentración mejor?, ¿la corriente del sonido nos acompaña donde quiera que estemos, proporcionándonos alegría interior y desafectación por los problemas y dificultades de la vida?
Nuevamente, nadie tiene que mostrarnos o decirnos nada sobre nuestro progreso, porque es absolutamente necesario e imprescindible vernos a nosotros mismos en ese espejo de la verdad, ejemplaridad, sabiduría y pureza del mensaje del maestro. El Gran Maestro dice en Joyas espirituales:
Cuando tu amor por el poder interior sobrepase a tu amor por ti mismo y el ‘yo’ haya sido sustituido por el ‘tú’, el maestro interior, la forma del gurú, será visible en tu interior.
¡Qué espejo más nítido es este en el que al mirarnos sin necesidad de que nos digan nada, reconocemos y vemos –aunque nos pese– con un simple vistazo todavía ese amor al ‘yo’! Eso refleja el espejo, una muestra de dónde estamos y de cuánta falta nos hace profundizar en la meditación para desalojar ese ‘yo’ de la imagen y ver reflejado el ‘tú’, fruto del amor al maestro.
En el libro Meditación viva leemos:
Debemos seguir practicando nuestro bhajan hasta que seamos capaces de escuchar el sonido interior. Una vez que lo conseguimos, somos atraídos por el magnetismo del sonido. A medida que se amplía nuestra conciencia del Shabad, el ego ocupa el lugar que le corresponde y el alma toma el control. A medida que el alma gana más control, aquietar la mente se convierte en una posibilidad real. La meditación es el medio de aquietar nuestra mente, para que se absorba en la música celestial y se bañe en la luz del Shabad.
¿Qué es esta personalidad, este ‘yo’ o ego al que tanto nos aferramos, al que le dedicamos todas nuestras respiraciones y que tenemos tanto miedo a perder? ¿Qué sentido tiene el que permanezcamos satisfechos en este mundo sombrío, separados de nuestra verdadera esencia, cuando nuestras posibilidades son infinitas? ¿Qué hay de la aflicción del alma aprisionada en este cuerpo y mente, mientras suspira por su Creador? ¡Esforcémonos por unirnos a él!
Como se ha indicado al principio, la mente se va moldeando con los pensamientos y anhelos que cultiva. Entonces, nos preocupamos de amoldar nuestra mente a la espiritualidad. ¿Qué hay de los cinco nombres que evocan a nuestro maestro? ¡Queremos progreso y avance! ¿Dónde está la atención a lo largo del día? ¿Estamos motivados a hacer el esfuerzo por practicar la repetición, o ni siquiera nos pasa por la cabeza ese recuerdo? ¡Ahí podemos ver dónde estamos y cuál es nuestro progreso! Porque aquello en lo que pensamos, muestra dónde estamos y lo que queremos en la vida.
Como ha explicado el maestro, en ocasiones, lloramos porque un familiar cercano se ausenta por tan solo unos días.., y por el familiar excepcional y más querido, de quien llevamos eones separados, ni siquiera vertimos una lágrima… ¡Ese es nuestro amor! ¿Queremos palabras, queremos que el maestro nos diga dónde estamos y cuál es nuestro progreso? Acaso ¿no lo vemos? ¿No nos damos cuenta de que es imprescindible el esfuerzo, y el pedirle al maestro que nos ayude a estar con él? La mente ya nos ha arrastrado mucho tiempo a su terreno, ahora estamos cansados, por eso anhelamos y necesitamos el amor y la fuerza del maestro para seguir existiendo.
No nos equivoquemos, el alma es verdad; somos pura conciencia, alegría perfecta y amor ilimitado. Hagamos el esfuerzo para evitar apartarnos del maestro, para no ser enviados nuevamente a la creación. Esforcémonos por fundirnos con el Shabad. ¡Eso es lo que en verdad somos! Podemos conseguir esta experiencia; nos aguarda a todos. No debemos seguir contentándonos solo con conceptos, ya que en la espiritualidad son insuficientes. Los maestros nos dan un ejemplo evidente cuando nos dicen que si una persona no ha visto jamás el fuego puede que tenga una noción de él por haber leído o porque le hayan contado cómo es el fuego. Sin embargo, esa persona no sabe ni comprende realmente lo que es el fuego. Ahora bien, si puede llegar a encenderlo y sentarse junto a él, distinguirá claramente sus cualidades; sentirá cómo calienta y aleja el frío. Tendrá experiencia y sabrá sus cualidades. La experiencia es muy diferente a leer, oír o hablar sobre algo: es saber realmente.
Igualmente en la espiritualidad, cuando por medio de la retirada de la atención vayamos estableciéndonos controladamente en el punto entre las dos cejas y nos interioricemos, la percepción y la experiencia serán una realidad y nadie tendrá que decirnos nada. ¡Sabremos!
En el libro Meditación viva, leemos:
Lo que necesitamos es la experiencia. Menos información y más transformación. Para lograr esa transformación vital, de lo único que debemos ocuparnos es de nuestra medicina: hacer nuestro simran lo más que podamos y sentarnos todos los días en meditación. Si verdadera y sinceramente practicamos el método de los maestros Shabad, nos convertiremos en mejores seres humanos, obtendremos la experiencia directa de nuestro ser inmortal y realizaremos lo divino.
El principal propósito de cada satsang, de cada libro de Sant Mat y del maestro trabajando tan duramente por nosotros día y noche es darnos un simple mensaje: tú puedes hacer tu meditación.
El maestro nos está diciendo: ‘Tú puedes concentrarte mejor en la meditación. Tienes la fuerza para hacerlo. Solo hazlo. Siéntate para la acción y despierta el Shabad en ti’. Todo es automático y natural. Llegados a este punto, el Shabad a través del sonido se hace tan irresistible que sobran las palabras; como en la mayoría de fenómenos naturales, cuando llega el momento en que se producen simplemente ocurren. La espiritualidad no es una excepción.
La pureza de la concentración se refleja en nuestro estado mental y nuestro comportamiento se abre a las cualidades positivas, al amor, la tolerancia, la fraternidad, al alejamiento de todo lo egocéntrico…, y surge el agradecimiento y el amor a nuestro guía en el sendero de la unión con Dios. Es entonces cuando, como dice Hazur Maharaj Ji en Muere para vivir:
Nuestra vida diaria entera reflejará la medida del amor que verdaderamente sentimos por el maestro.
No hace falta que nadie nos diga nada. La vida es una escuela y las lecciones son constantes, solo tenemos que vernos y querer mirarnos a la luz del maestro, de su pureza, y así sacar fuerzas para encomendarnos a la tarea de la meditación que un día nos dejará inmaculados.
Urgencia significa que tenemos que atender a la meditación. Paciencia significa que debemos esperar los resultados con paciencia.
M. Charan Singh. Muere para vivir
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha
es la puerta, y espacioso el camino que lleva
a la perdición, y muchos son los que entran
por ella; porque estrecha es la puerta y angosto
el camino que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan.
Mateo 7:13-14
El sendero de los maestros es largo y se tarda
tiempo en controlar a la mente. Retirar la
atención dispersa hasta el centro del ojo,
requiere paciencia, perseverancia y fe.
Los eruditos se impacientan cuando se dan
cuenta de que no pueden controlar a su mente.
Empiezan a dudar de la eficacia del método
que se les ha enseñado. Quieren resultados
rápidos, ignorando que la mente es un poder
que mueve el mundo (...) Intentar concentrar la
mente en el centro del ojo es luchar con ella,
y esta es una lucha que dura toda la vida. Si se
tiene éxito en esta lucha, la recompensa es la
felicidad eterna.
M. Sawan Singh. Joyas espirituales (fragm. carta 13)
El retiro alivia al corazón; es el tesoro oculto
enterrado en esta vida. Encontrarás esta extraña
perla de gran valor en la profundidad
del tumultuoso océano del mundo.
Sarmad: Martyr to Love Divine