Las grandes preguntas
Dios es la verdad. Y quien busca la verdad, busca a Dios, sea de ello consciente o no.
Edith Stein. Autorretrato epistolar: cartas 1916-1941
Uno de los mayores enigmas a descifrar es cómo puede ser que alguien como Dios, de quien se dice que es todo amor, paz y benevolencia, haya creado un lugar donde hay tanto odio, discordia y sufrimiento. ¡Este mundo es un auténtico valle de lágrimas!, solo hay que ver las noticias o mirar a nuestro alrededor. Hay un llanto profundo escondido detrás de las sonrisas. Si miramos bien, veremos que hay una densa capa de lamento que recubre las alegrías pasajeras de la vida.
La pregunta está en el aire: ¿por qué ha creado Dios esta vorágine de mundo donde ya no la miseria y las penas, no, donde ni siquiera la supuesta felicidad que aquí se experimenta tiene relación con el amor pleno y la dicha que se supone que es propia del Creador? ¿Por qué?, ¿será que no ha sabido compartir sus mejores cualidades con las almas que habitan este mundo?
Si Dios es el Señor supremo se supone que es el último responsable de todo lo que pasa en su creación. Si está en todo, si es el hacedor de todo, entonces, también es el responsable de lo que está pasando aquí. Si no lo fuera significaría que no es supremo. Si todo es su voluntad y el libre albedrío es prácticamente inexistente, ¿qué podemos hacer nosotros? ¿Nos preguntó antes de enviarnos a este plano? ¿No podía haber inventado otro juego menos desagradable para distraerse? ¡Podría haber puesto una mente más fácil de controlar, por ejemplo! ¿Qué ha pasado? ¿Qué está pasando? Muchas preguntas y ninguna respuesta.
Si esto fuera un cuestionario habría que marcar la casilla de NS/NC (no sabe, no contesta). Nosotros, por lo menos, no lo sabemos. Podríamos adornarlo de muchas maneras, intuir, especular, formular hipótesis…, pero no hay una respuesta satisfactoria a nivel intelectual. ¡No la hay! Estamos en un lío. No sabemos muy bien cómo ni porqué, pero estamos en un lío bien gordo.
En el libro La liberación del alma se explica que, en una ocasión, le preguntaron a Buda acerca de la naturaleza de la creación. Él evitó hablar del tema, dijo que este tipo de preguntas tiene que ver con la situación de alguien a quien han herido con una flecha envenenada y se dedica a preguntarle al doctor detalles sobre la flecha: el tipo de pluma con la que está hecha, el material del arco y cosas por el estilo. Y añadió que en esta situación lo más práctico es ocuparse de salvar su vida.
Después Buda dijo: “He hablado del dolor y su causa, de la manera de apartar al propio ser del sufrimiento y angustia, y he hecho una descripción del sendero que apartará a los discípulos de las espinas del mundo”. Y acabó: “Considera como explicado lo que he explicado y como no explicado lo que no he explicado”.
Con esa respuesta, estaba diciendo que lo importante era lo que había dicho y que el resto no era necesario. Lo que Buda explicó y, por lo tanto, lo realmente importante es:
- La causa del dolor.
- La manera de apartarse del sufrimiento.
- Los pasos detallados a seguir para conseguirlo.
¡Eso es lo que importa! Le importaba a Buda y nos importa a todos. Lo práctico es buscarle un remedio a nuestra situación, independientemente de si es comprensible para nosotros o no. Porque al fin y al cabo, nuestra realidad inmediata es que sigue habiendo nacimiento, muerte y sufrimiento. El engranaje kármico sigue su curso, y para salir de él hay que hacer mucho más que preguntar…
Hazur Maharaj Ji en el libro Spiritual Perspectives, vol. I, dice:
No hay respuesta para las preguntas verdaderas. Estas preguntas desaparecerán al alcanzar cierto nivel interior. Entonces estas cuestiones dejan de inquietarnos, ya no existen. No es que queden respondidas, es que dejan de existir.
Así que la verdadera pregunta que deberíamos hacernos, es si preferimos ocuparnos en buscar respuestas o en llegar a ese nivel donde no hay nada que cuestionar.
El misterio de la creación y otros misterios espirituales, no pueden comprenderse únicamente con discusiones y la lectura de libros. Solo mediante la práctica real y viajando por el sendero, podemos comprender la esencia de las cosas y percibir la realidad. No obstante, se requiere cierta actitud mental. Sobre todo debemos tener fe en el sendero que deseamos seguir, y entregarnos decididamente a él.
Cuando estés convencido de que deseas recorrer este sendero, puedes solicitar la iniciación a través del representante. Asegurarte antes de que lo que realmente deseas es la realización de Dios y de que estás dispuesto a hacer todos los esfuerzos necesarios, te capacitará para viajar por el sendero sin dudas ni vacilaciones después de recibir la iniciación.
M. Charan Singh. Luz sobre Sant Mat