Seva: actitud en la vida
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve.
Lc. 22:27
En el libro La llamada del Gran Maestro se cuenta cómo, el entonces maestro, Maharaj Sawan Singh servía a su sangat. Está escrito:
Él siempre era accesible a todo buscador de la verdad, aun hasta el punto de permitir cualquier intrusión durante sus horas de descanso y sueño, a pesar de las protestas de su secretario y de otras personas.
Solía decir: “Después de todo, este es el mejor uso que puedo hacer de este cuerpo”. Y a veces decía en voz baja: “La falta de descanso es la herencia de los servidores de Dios. Vienen aquí, no para descansar, sino para trabajar para los demás y aun sufrir por ellos”, y así resolvía el asunto.
Personas que conocen la vida de un maestro verdadero, como Daryai Lal Kapur, dan fe de su extrema entrega y servicio. Nos dicen que personalmente los maestros no se atribuyen méritos especiales, sino que se consideran como servidores de su propio maestro, y son felices cumpliendo el mandato designado por él. Y si en algún momento sufren, lo hacen por amor hacia los demás.
Por muchos comentarios de Baba Ji, nos damos cuenta de que él quiere que regresemos a la base de un buen ser humano en todos los aspectos de la vida. Solo después de ser una buena persona accederemos a la divinidad. Por eso, quiere que aprendamos a adaptarnos a todas las circunstancias de la vida y a ser más humildes. En definitiva, él quiere que nos convirtamos en mejores personas, con un mayor entendimiento, con más compasión y con más amor hacia los demás.
La verdadera humildad consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y en obrar de acuerdo con este conocimiento… Es aquí donde vemos que de repente no podemos volvernos humildes, pero si podemos reconocer que hay ambientes y circunstancias que fomentan nuestra humildad.
En Discursos espirituales, vol. II, leemos:
Los santos iniciaron el sistema de servicio (seva) con vistas a enseñar humildad a la mente y para eliminar su egoísmo. Cuando trabajamos juntos, los ricos y los pobres, los poderosos y los desamparados, comenzamos a tomar conciencia de la igualdad de todos los seres humanos.
Sí; con el seva desarrollamos adaptación y tolerancia. Todos estamos aprendiendo y mejorando juntos. En realidad, todas las contradicciones e imperfecciones que tenemos nos ayudan en el proceso de aprender, y al pasar por esas experiencias obtenemos un mayor conocimiento entre unos y otros. Alguien que no pase por el esfuerzo y el sufrimiento no madura, porque hace una lectura muy superficial de las cosas de la vida; un niño no puede comprender, pero logra mayor comprensión al hacerse adulto y pasar por numerosos problemas… El seva nos hace más comprensivos y más abiertos a las necesidades de los demás.
Ahora bien, básicamente el deseo de servir debe surgir de nuestro interior. No es un trabajo forzado ni impuesto, y no debería separarse de ninguna actividad. El maestro nos demuestra que es una actitud en la vida. Por tanto, no deberíamos hacer diferencias entre satsanguis y no satsanguis, entre sangat o fuera del sangat. Debemos hacer seva porque lo necesitamos para ser más felices en la vida. En el libro Cartas espirituales, Baba Jaimal Singh le dice al Gran Maestro:
Considera que cualquier tarea que hagas es de tu maestro, que es un seva para él. Piensa también que ese trabajo tuyo, lo haces por el maestro.
Así también, nosotros deberíamos recordarnos a menudo: ‘Lo hago por amor al maestro, para agradarle, con honestidad y sin esperar resultado alguno’. Si así lo hacemos, veremos que el sangat no es el punto final del seva, sino el comienzo.
El amor es lo que cuenta, por eso sabemos que el verdadero servicio consiste en la realización interior. A todos los iniciados se nos ha dado el privilegio de ir al interior, donde nos espera nuestro amado maestro. Él nos pide constantemente que practiquemos el simran y el bhajan para poder fundirnos en el Shabad y, así, experimentar la inmensa compasión de su misericordia. Debemos hacer el esfuerzo de entrar en su espacio sagrado, con humildad, con esmero, con toda nuestra atención puesta a su servicio. El maestro nos apremia a poner este seva en acción.