Su voluntad o nada
No es difícil conseguir fama mundana, riqueza, reino y poderes milagrosos, pero sí es difícil apartar nuestra atención de ellos y entrar interiormente para captar la corriente del sonido. El amor, la fe y la perseverancia, hacen que el sendero sea fácil, y posible lograr lo inalcanzable.
M. Sawan Singh. Joyas espirituales
‘Su voluntad o nada’, estas cuatro simples palabras tienen un significado que va más allá de nuestra comprensión. No se trata de un tópico. Tenemos que comprender que estas palabras forman la base de las enseñanzas espirituales. La comprensión y la práctica de vivir en su voluntad es la base del discipulado. El discipulado es disciplina, la disciplina obediencia, la obediencia entrega, y la entrega vivir en su voluntad. La importancia y la magnitud de la entrega pueden convertir a un pecador en santo, porque entregarse o vivir en su voluntad es la iluminación.
Se dice que ‘la entrega es la cosa más difícil del mundo cuando se está haciendo; y la más fácil cuando ya se ha hecho’. La entrega es el estado de una mente incondicional que tiene una fe absoluta. La entrega no es algo que pide el maestro, sino una consecuencia natural de la devoción del discípulo.
El obstáculo en el camino de la entrega proviene de nuestro llamado conocimiento e inteligencia, que consiste en teorías, palabras, creencias y dogmas. Podemos recopilar fragmentos de conocimiento aquí y allí, y convertirnos en enciclopedias, pero para aquellos que buscan la verdad el conocimiento es un gran obstáculo.
Cuando nos desprendemos del conocimiento externo y la erudición, y vaciamos la mente, podemos experimentar el verdadero conocimiento. Este es el fruto de la experiencia interior. Solo en ese nivel podemos afirmar que sabemos.
He aquí una bella historia sobre la forma de enseñar del Buda:
El Buda le pidió a Ananda que le trajese agua del arroyo. El agua del arroyo estaba turbia, y Ananda pensó que no era bueno que el maestro la bebiera, así que regresó sin agua. El Buda lo envió de nuevo.
Ananda pensó, ¿por qué el maestro me envía otra vez cuando le he dicho que el agua está turbia? Así que volvió de nuevo sin el agua.
El Buda lo envió por tercera vez. Esta vez Ananda pensó que esperaría hasta que el agua se calmara. Estuvo unas horas en el arroyo esperando a que la suciedad se sedimentara, para que el agua se aclarara y el maestro pudiera bebérsela.
Sentado en silencio, entendió el mensaje del maestro. Comprendió que su maestro le estaba enseñando que la corriente es como nuestra mente: necesitamos esperar pacientemente, observarla cuidadosamente, esperar a que se calme, y las cosas se aclararán poco a poco. Cuando la mente se calma, entra en un espacio de paz, en un estado de conciencia y después se entrega.
Conceptos e ilusiones