El laboratorio espiritual
Aquel a quien has intentado encontrar
en todos los rincones del mundo,
está dentro; no puedes verlo
porque vive tras el velo de la ilusión.
Kabir Sahib. Citado en el libro: El sendero
Para iniciar el experimento de unir el alma con Dios, debemos adentrarnos en el laboratorio del cuerpo, al igual que un estudiante entra en un laboratorio para llevar a cabo un experimento científico. Cerramos las puertas y ventanas para evitar que el ruido de la calle interfiera en nuestra concentración. Colocamos los utensilios en la mesa y comenzamos el experimento siguiendo las instrucciones del profesor. Con esfuerzo lo lograremos, ya sea en el primer intento o en los siguientes.
Del mismo modo, un estudiante de la ciencia espiritual debe adentrarse en el laboratorio del cuerpo con una resolución similar, dejando de lado todas las distracciones y abriendo la puerta que conduce al interior. En otras palabras, el experimento consiste en concentrar la consciencia del alma –que da vida a cada célula del cuerpo–, en su centro principal que es el centro del ojo, hasta que la conciencia del cuerpo desaparezca por completo. Permitamos que nuestro maestro esté siempre a nuestro lado a través de la contemplación de su forma, de modo que nuestra mente encuentre un punto de apoyo en el cual centrar la atención.
Una vez logrado esto, dejamos de ser solo el cuerpo: nos convertimos en espíritu, al igual que nuestro maestro. Siguiendo sus instrucciones, podemos llevar a cabo el experimento de unir nuestra alma con el Señor que está presente en todo, que habita en el templo del cuerpo en la forma del Nombre, Shabad, la voz oculta o la música interior. Sin duda, esto es posible cuando la mente es pura. (…) Gurú Nanak dice que si el cuerpo se ensucia se puede lavar con agua, pero la suciedad de la mente solo puede limpiarse con el Nombre de Dios.
La pregunta que surge de manera natural es cómo podemos aferrarnos al Nombre. Solo se puede lograr concentrando y dirigiendo la corriente de atención hacia el Nombre. Por lo tanto, es responsabilidad del discípulo permanecer por encima de los sentidos concentrando su atención en el centro del ojo y estableciendo contacto con la luz interior. Esta experiencia práctica de unir el alma con Dios es la religión ideal para todos. En muchas escrituras se menciona que solo podemos experimentar a Dios en nuestro interior. Necesitamos un maestro verdadero que haya dominado este camino mediante la aplicación práctica de esta “religión” en su propia vida, ya que solo con su ayuda podemos tener éxito en unir nuestra alma con Dios.
Hasta que nuestra alma no haya tenido esta experiencia única de dicha en su interior, no podemos decir que realmente creemos en la existencia de Dios. Por lo tanto, debemos seguir el consejo de los santos, ya que ellos han alcanzado a Dios en su interior y nos explican lo que han experimentado personalmente. Lo que distingue las enseñanzas de los santos de todas las demás es que nos animan a experimentar la Verdad por nosotros mismos, en lugar de solo confiar en el testimonio de otra persona. Soami Ji dice:
Conócete a ti mismo mediante tu propia experiencia;
no confíes simplemente en las palabras de otra persona.
Extractos del libro: Philosophy of the Masters, vol. IV