La máxima visión
El amor no es una virtud. El amor es una necesidad;
es más necesario que el pan y el agua;
más que la luz y el aire…Debes respirar en el amor, tan natural y libremente
como inspiras y expiras el aire de tus pulmones.
El amor no necesita que nadie lo exalte.
El amor exaltará al corazón que considere digno de él.
No esperes recompensa del amor.
El amor es, en sí mismo,
recompensa suficiente para el amor…Así como un caudaloso río que se vacía en el mar,
es abastecido de nuevo por el mar, así debes vaciarte tú
en el amor, para que estés siempre henchido de amor…
No existe ahora ni después, ni aquí ni allá en el amor.
Todo tiempo es tiempo de amor.
Todo lugar es una morada propicia para el amor.
El amor no conoce fronteras ni obstáculos…Siempre te oigo decir que el amor es ciego,
en el sentido de que no ve defectos en lo amado.
Esa ceguera es la máxima visión.
¡Podrías ser siempre tan ciego
que no encontraras faltas en ninguna cosa!
No obstante, clara y penetrante es la mirada del amor.
Por eso no ve las faltas.
Cuando el amor haya purificado tu visión, no verás
absolutamente nada que no sea digno de tu amor.
Mikhail Naimy. Extractos del Libro de Mirdad, capítulo XI