Servir sin ego
Individualmente, somos una gota. Juntos, somos un océano.
Ryunosuke Satoro. Cita en BrainyQuote.com
La enfermedad eterna que se propaga como una epidemia entre los sevadares de todas partes es el egocentrismo. Nos afecta a todos. Estamos obsesionados con los cargos y los puestos, hasta el punto de que algunas personas quieren dejar el seva si no se les da un cargo.
Los cargos se asignan con fines administrativos, no para acrecentar el ego. Un puesto puede implicar cierta autoridad, pero hacer seva por ejercer el poder o dominar a la gente es destructivo. Que una persona tenga un cargo o una responsabilidad no tiene ninguna importancia. Es el equipo el que hace funcionar la organización. Son los sevadares los que en definitiva procuran un buen funcionamiento.
El egocentrismo hace que la esencia del seva desaparezca. Una persona no es más que un diminuto grano de arena en esta enorme organización. Nuestra presencia es intrascendente y no marca ninguna diferencia; no somos importantes, no somos imprescindibles, el seva no se detendrá por nuestra ausencia.
Reflexionemos un poco: nos sentamos en cómodas oficinas con aire acondicionado y calefacción olvidándonos de la difícil situación de quienes trabajan bajo el calor abrasador o el frío intenso, y aun así tenemos el atrevimiento de quejarnos.
Vivimos en casas espaciosas y no pensamos en los que duermen en el duro suelo de los cobertizos, pero aun así nos sentimos insatisfechos. Se nos conceden generosas ayudas, pero siempre queremos más; nuestros deseos son infinitos. Vivimos en un ambiente sin contaminación, una vida que no se puede comparar con ninguna otra del mundo y, sin embargo, no lo valoramos.
Vemos camiones cargados de sevadares que vienen de diferentes lugares; hacen lo que se les pide y se marchan tan silenciosamente como vinieron. Sin ruido ni reconocimiento. Esa es la actitud que debemos tener. Tenemos que ser silenciosos, sevadares discretos.
Deberíamos desprendernos de los rangos, los cargos, la política y las complicaciones cotidianas que atormentan nuestra vida diaria, y servir con humildad. Esta es una situación ideal donde no importan los rangos y los cargos, donde los nombramientos y las posiciones son irrelevantes, donde lo único que importa es nuestra humanidad, devoción y amor, y la obediencia para servir desinteresadamente. ¡Aquí y ahora podemos cambiar dejando de ser egoístas! En última instancia, ¿quiénes somos? Como dice la Biblia: “Polvo eres y en polvo te convertirás”.
Dera es un lugar donde el maestro eliminó de golpe la separación de castas en el langar. Esa es nuestra verdadera herencia; esa es la riqueza de espíritu que tenemos que absorber del maestro.
El maestro nos ha puesto el listón muy alto y ese debe ser nuestro objetivo: ser un buen ser humano, practicar la igualdad entre todos y servir sin expectativas, ego u orgullo.
Conceptos e ilusiones