Mayor consciencia
En Sant Mat no hay fracasos. Tarde o temprano, el alma que mantiene su contacto con la corriente del sonido alcanzará su morada. Cuando se conoce el camino hacia la morada y nos mantenemos en él, ¿qué duda puede haber de que esta morada no sea alcanzada? M. Sawan Singh. Joyas espirituales
Aquellos que comienzan el camino de la meditación, a menudo sienten que están empeorando como personas, y que no se están volviendo más ‘espirituales’ de la forma en que se lo imaginaron. El maestro explica que esto es el resultado de una mayor conciencia de sí mismos. Antes de comenzar el camino de la meditación, la mayoría de nosotros subestimamos enormemente el control que la mente, cargada de apego, tiene sobre nosotros. Bailamos impotentes al ritmo de nuestras emociones y deseos en constante cambio, mientras nos decimos a nosotros mismos que nuestras elecciones están gobernadas por el ‘libre albedrío’, que somos seres libres a cargo de nuestra propia vida.
En realidad, estamos atados por nuestros apegos y hábitos mentales y emocionales, no somos libres de tomar decisiones sabias u objetivas. A medida que intentamos controlar a la mente a través de la meditación comenzamos a ver el proceso más claramente, y podemos adquirir cierto conocimiento de nosotros mismos.
Maharaj Ji explica en Muere para vivir:
Cuando estás en el sendero y meditas no te haces peor que antes; te haces más consciente de tus debilidades. A menudo doy también un ejemplo: te encuentras en una habitación cerrada y está oscura por completo; a través de la abertura de ventilación llega un rayo de luz y de pronto puedes ver mucho de la habitación. Ves partículas de polvo y muchas cosas que se mueven. Pero antes de que llegara el rayo de luz no eras consciente de todo lo que había en esa habitación. Así, en la meditación, ese rayo de luz entra dentro de nosotros, y esas mismas cosas de las que estábamos orgullosos, que pensábamos ciegamente que eran logros, nos hacen sentirnos avergonzados.
No significa que hayamos caído o que nos hayamos vuelto peores con la meditación. Simplemente nos hemos hecho conscientes de esas debilidades. Y cuando nos hacemos conscientes de ellas, naturalmente, nos avergüenzan, y esto hace que deseemos liberarnos de esas debilidades.
Nuestra propia mente, naturalmente, nos conoce de dentro hacia afuera. Tiene tantos trucos bajo la manga que la parte de nosotros que está tratando de calmar y enfocar a la mente a menudo se desespera y se desanima. Al principio ni siquiera podemos mantener el cuerpo quieto, ¡qué decir de la mente! A veces el camino de la meditación parece una batalla desigual. Tal vez lo sea; después de todo, la meditación es aprender a controlar a la mente, y los místicos dicen que no se puede lograr completamente sin la ayuda de algún poder superior.
Ese poder ‘superior’ es en realidad el poder interior, el Shabad magnético o el amor divino que reside dentro de nosotros, nuestra esencia. Ese amor divino ejerce el mismo ‘impulso desde dentro’ que nos llevó inicialmente hasta el verdadero maestro. Hay más en un verdadero maestro de lo que se ve a simple vista. Un verdadero maestro irradia belleza espiritual, humildad y amor. La forma física y las acciones de un verdadero maestro son, como cualquier palabra, un medio para impartir las enseñanzas al discípulo. El verdadero maestro es una encarnación del amor divino, y ese amor es también el poder interno que nos atrae y arrastra al interior.
Cuando perseveramos en la meditación, durante días, semanas, meses y años, aprendemos gradualmente a calmar y enfocar nuestra atención. No es que cada día sea mejor que el anterior. Nuestras circunstancias y nuestras acciones, nuestros karmas, son como el clima. No todos los días son soleados y cálidos, y pocos días nos traen el tipo de karma que es fácil de tratar y fácil de olvidar durante las horas de meditación. En la medida en que estamos apegados a personas, posesiones y eventos, los altibajos de la vida afectarán nuestra capacidad de concentrarnos en la tarea de la meditación. Pero como dice el maestro a menudo, ¿qué es fácil en la vida? Si nos rendimos ante la primera señal de dificultad en cualquier proyecto, ¿cómo podemos esperar avanzar? El progreso se basa en el fracaso y el esfuerzo repetidos; igual ocurre al observar a un bebé agarrar algún objeto y ver como prueba y falla, lo intenta de nuevo y falla hasta que por fin tiene éxito. A través de las horas diarias de práctica, nuestra negligente mente comienza gradualmente a aceptar que perderá la lucha algún día, porque con el estímulo del maestro nunca nos rendiremos.
Sant Mat esencial